Me gusta mucho escuchar podcast, siento que, además de acompañarme, me invitan a reflexionar y activar mi diálogo interior.

Un día, escuchando uno oí que una persona decía de sí misma “Fracasada, fea, gorda, inepta, no vales para nada, no sirves para nada.” Luego se refería a lo importante que es cómo nos hablamos. Y cierra diciendo que tienes que estar muy pendiente de cómo te hablas a ti. Hablarnos como le hablaríamos a la persona que más queremos del mundo.

¿Sabías que la persona con la que más hablas a lo largo de tu vida eres tú mismo? Esa voz, a veces susurrante, a veces gritona, también conocida como diálogo interno, puede convertirse en un gran aliado o en tu mayor crítico.

Sentada frente a mi computador me digo “no voy a alcanzar a escribir esta columna, estoy muy cansada, no aporta en nada. Mejor no la mando” y así, con el cansancio a cuestas y mi cabeza conversando conmigo misma, comparto sobre algo que pocas veces nos detenemos a pensar, sobre el diálogo interno.

El diálogo interno es la conversación constante que tenemos con nosotros mismos en nuestra mente. Es una manera que tenemos para poder procesar pensamientos, interpretar lo que hacemos o las experiencias que vivimos, algo que nos ayuda a regular nuestras emociones. A veces ocurre que nos damos cuenta de ese diálogo y otras no, influido por nuestras creencias, experiencias previas y nuestras emociones. A veces ese diálogo es crítico “Siempre hago todo mal”, perfeccionista. “No puedo enviar esta columna hasta que esté perfecta”, catastrofista. “Si me va mal en esto, todo se va a derrumbar”.

El diálogo interno o “self talk” es la manera en que interpretamos nuestras experiencias, nos motivamos y nos damos retroalimentación (por eso no es un monólogo). Este puede ser positivo o negativo, y tiene un gran impacto en nuestra autoestima y bienestar. Por eso, cambiar la manera en que nos hablamos puede transformar nuestra percepción de nosotros mismos y de nuestras habilidades.

La neurocientífica Nazaret Castellanos dice que los seres humanos tenemos la propiedad de ser amables con uno mismo. Cuando nos criticamos a nosotros mismos, por ejemplo de una forma agresiva, se activan ciertas zonas del cerebro. Sin embargo, si frente a una misma situación aprendemos a aceptar y ser más bondadosos y amables, se activan otras zonas del cerebro. Y lo interesante es que aquellas zonas que se activan cuando somos amables con nosotros se relacionan con la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad de nuestro cerebro para reorganizarse, para cambiar.

El diálogo interno es una herramienta poderosa que está disponible en todo momento. Aunque no podemos controlar completamente los pensamientos que emergen, sí podemos elegir cómo responder a ellos.

Ser amables con nosotros mismos también ha arrojado resultados con una mejoría en nuestra calidad del sueño, con la capacidad de aprendizaje o incluso con ser más resilientes. Dice esta autora que la amabilidad con nosotros mismos no es decirnos que todo está bien, que somos maravillosos, sino otorgar una mirada más tierna. Decirnos una autocrítica pero hacerlo con cariño, tal como plantea Kristin Neff, psicóloga de Stanford. También se plantea, que cuando aprendemos a ser amables con nosotros mismos, se incrementa la capacidad de comunicarnos con los demás y de escuchar al otro, por lo tanto, mejoraría nuestra capacidad de relacionarnos.

Pero, ¿cómo lo hacemos? Cuando no nos observamos, se activa un diálogo interior que no generamos de forma consciente, que es involuntario. Al ser involuntario, puedo detenerme a observar y darme cuenta sobre cómo me hablo a mí mismo. Ese diálogo interior es autorrefente, entonces mediante la observación puedo ver cómo me estoy tratando a mí misma. Al intentar hablarnos desde otro diálogo interior, se correlaciona con la amabilidad hacia nosotros mismos.

El diálogo interno es una herramienta poderosa que está disponible en todo momento. Aunque no podemos controlar completamente los pensamientos que emergen, sí podemos elegir cómo responder a ellos. Practicar un diálogo interno más amable y constructivo puede ayudar a un mayor bienestar y una mejor relación con los demás.

* Dominique es Psicoterapeuta -sistémica, centrada en narrativas- y magíster en ontoepistemología de la praxis clínica. Se desempeña como docente universitaria y supervisora de estudiantes en práctica. Atiende a adultos, parejas y familias. Instagram: @psicologianarrativa.