De acuerdo a Mari Luz Peinado, periodista del diario El País de España, el tabú respecto a la menstruación “parece ser el mayor complot mundial jamás orquestado”, porque a pesar de que la mitad del mundo la tiene por aproximadamente 40 años, nadie habla de ella. Otra española, Erika Irusta autora del libro Yo menstrúo, un manifiesto, dice que “a la fase menstrual la hemos acabado llamando síndrome como si fuera una enfermedad, cuando solo es una etapa”. Y es que a pesar de que se trata de un ciclo natural de la mujer, la menstruación lleva un estigma, como si se tratara de algo que debemos esconder. De hecho, basta con pensar en la cantidad de eufemismos que usamos para no nombrarla: ‘estar enferma’, ‘estar en nuestros días’, ‘andar con la regla’, ‘ser visitada por Andrés’, son algunos.
Y no se trata solo del lenguaje. Sobre todo en la etapa escolar, las niñas y adolescentes suelen avergonzarse al menstruar y esconden sus toallas higiénicas o tampones para que nadie se entere que los usan. Así como también intentan esconder los síntomas asociados a la menstruación, que en algunos casos no son menores. Según el Doctor Enrique Oyarzún del Hospital Clínico de la Universidad Católica, los dolores menstruales se dan casi en la mitad de las personas que menstrúan; mientras que entre un 10 y un 15% presenta dificultades para realizar sus rutinas diarias, otro 10% sufre de dismenorrea, un dolor menstrual intenso que se traduce en cólicos uterinos y que en ocasiones va acompañado de molestia lumbar, dolor irradiado en las piernas y en caso extremos, incluso en alucinaciones.
El dolor menstrual es una problemática recurrente para las mujeres que deben lidiar con estos síntomas y seguir con su vida como si no existieran. “He visto mujeres dobladas por el dolor premenstrual en el trabajo que no pueden irse a sus casas porque no existen permisos por este tema en particular, lo que me parece un poco injusto”, relató Lena Dunham, creadora de la exitosa serie de HBO, Girls, en su ensayo The Sickest Girl sobre sus dificultades de vivir y trabajar con endometriosis, otra enfermedad asociada a la menstruación que de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU. puede causar dolor, sangrado abundante, sangrado entre periodos, e incluso problemas para quedar embarazada. Según ella, la menstruación produce ausentismo laboral, y por consiguiente es algo de lo que tanto empresas como gobiernos, deben hacerse cargo.
¿Es justo que las mujeres por un par de días al mes trabajen a la par que los hombres aunque biológicamente su cuerpo no las acompañe? ¿Deberían haber permisos especiales para que las mujeres se ausenten de su trabajo u otras responsabilidades durante su periodo menstrual? Existen países que cuentan con legislación al respecto: Japón por ejemplo, fue pionero y desde 1947 las mujeres cuentan con un día de descanso al mes para cubrir la problemática. Sin embargo, “la presión social afecta al momento de pedir los días” y “algunas no exigen su derecho porque es visto como una señal de debilidad”, según cuenta una empleada japonesa a The Guardian. Dice que usar ese beneficio las estigmatiza, e incluso puede llegar a empeorar su posición en la empresa.
Indonesia es otro país que siguió los pasos de Japón y desde 1948 le entrega a las mujeres dos días libres al mes por este concepto, extensible hasta 30 días al año de licencia pagada, siempre y cuando se presente un examen médico que acredite los dolores menstruales. Corea del Sur es otro ejemplo; lo hizo ley en 2001, otorgando entre uno y dos días de descanso tanto para universitarias como para trabajadoras, pero otra vez, según un artículo publicado en Korea Times, son pocas las empleadas que, en lugares de trabajo dominados por hombres, están dispuestas a ejercer su derecho. Además según su relato muchas empresas no contemplan reemplazantes en sus equipos para cubrir este tipo de licencias, por lo que muchas mujeres prefieren no pedir los días para no sobrecargar a sus compañeros de trabajo.
En occidente es poco habitual encontrar este tipo de normativas. Mientras solamente Italia ha puesto sobre la mesa la conversación en su parlamento, en otros lugares las medidas asociadas a la menstruación apuntan a los productos de higiene menstrual, como en Canarias (España), donde se les eliminó el IVA, al igual que Canadá, Australia y algunos Estados de EE.UU que han decidido también eliminarlo o disminuirlo. O en Escocia, donde se ha decidido ofrecer de forma gratuita este tipo de productos y desde el próximo año será el primer país en haber erradicado la “pobreza del período” a través de la obligación legal de garantizar artículos como tampones y toallas sanitarias gratuitos y disponibles para cualquier persona que lo necesite en edificios públicos.
¿Cómo andamos por casa?
Cuper Higueras es sales manager en la empresa chilena de productos saludables y sustentables Uma Roots. Cuenta que desde hace un tiempo en su trabajo implementaron el ‘Día de la menstruación’. “Se trata de un día pensado en las personas menstruantes de la empresa, un día que necesitamos para recuperarnos y descansar. La idea es poder tomarnos el peor día de nuestra menstruación sin tener que buscar excusas para no asistir al trabajo, sin tanta burocracia y con la flexibilidad que se necesita en estos casos. Es un día que busca hacer más equitativo el ámbito laboral sin sentir que nos juzgan durante un proceso totalmente natural” dice.
Reconoce que la iniciativa le parece excelente porque de cierta manera le hace justicia a las mujeres. “Cuando menstruamos muchas veces nos sentimos mal y hacer como que nada pasa, medicarnos e intentar esconder estos síntomas es no respetar un ciclo totalmente natural. No se trata de discriminación como algunos piensan, es todo lo contrario, tiene que ver con visibilizar y naturalizar un proceso que todas vivimos durante gran parte de nuestras vidas”, dice. Porque hasta ahora lo que ocurría era que si una mujer llegaba a trabajar con síntomas menstruales, debía hacerlo a la par que un hombre y, según Higueras, eso sí que no es justo. En ese acto sí hay discriminación.
Pero esta es una iniciativa puntual, de un privado. Chile sigue estando muy por detrás de todas las legislaciones sobre este tema respecto a otros países. Recién en 2017 la candidata a diputada Valezka Naranjo presentó un proyecto para implementar una ‘Ley Menstrual’, la que contemplaba la ausencia laboral por dolores menstruales invalidantes sin la existencia de algún descuento salarial. Pero no salió electa y el proyecto nunca llegó al Congreso. Hasta ahora los mayores avances respecto de este tema han sido a comienzos de este año, cuando la Comisión de Mujeres despachó a la Sala de la Cámara un proyecto de ley que busca realizar un reconocimiento expreso a los derechos menstruales y al deber del Estado de “promover, resguardar y facilitar su ejercicio”.
“Sé que mi experiencia es un caso particular y un total privilegio dentro de lo laboral, por eso es que suelo contarla. Para mí ha sido muy beneficioso tener esta posibilidad porque de verdad hay veces en las que las mujeres nos sentimos muy mal mientras menstruamos, a mí me pasaba y ahora no tengo la obligación de pararme a hablar en una reunión mientras me muero de dolor por dentro. Pero el beneficio no es solo personal. Creo que medidas como ésta sirven para que avancemos en terminar con los estigmas en torno a la menstruación. Hablar de ella y permitirnos vivir ese ciclo naturalmente también debiera ser parte de nuestros derechos”, concluye Cuper.