Si bien el tabú en torno al sexo ha disminuido en los últimos años, aún existe un halo de secretismo en torno al tema que es difícil de eliminar. La proliferación de terapeutas sexuales en redes sociales que intentan normalizarlo y ponerlo sobre la mesa, muestra cómo se ha avanzado en torno a la educación sexual, pero aún así las mismas redes sociales muchas veces censuran sus contenidos por decir palabras que son consideradas inapropiadas, como pene.
Aunque pueden ser múltiples las razones que expliquen este fenómeno, el hecho es que incluso muchos adultos que llevan años en pareja sienten dificultad para hablar del tema incluso con las mismas personas con quienes lo practican. Este fenómeno en torno al sexo genera que exista poca información disponible a simple vista en torno a la sexualidad y al deseo propiamente tal, lo que lo convierte en tierra fértil para la creación de mitos.
Lo normal, lo que debería ser, lo que debería ocurrir. El sexo está lleno de exigencias y expectativas sobre cómo vivirlo, pero la realidad dista mucho de ellas. Aquí compilamos los diez mitos más frecuentes que hay que dejar ir para vivir una sexualidad más informada y sobre todo más libre, según cada individualidad.
Mito 1: El hombre siempre tiene ganas y las mujeres son menos “calientes”
Los hombres, así también como las mujeres, no siempre tienen ganas de tener sexo, y esto es normal. El estrés, el cansancio, el consumo de fármacos que inhiben el deseo, la crianza de hijos pequeños, o simplemente el desgano, son factores que influyen en el deseo sexual y afecta por igual a hombres y mujeres. Así también, en ambos géneros hay personas más y menos conectadas con sus emociones, por lo que les cuesta más conectarse con su propio cuerpo y el del otro. “Culturalmente se acepta que la mujer no tenga ganas, pero si el hombre pierde el deseo sexual se pone en cuestionamiento su masculinidad”, dice Gianella Poulsen, jefa de Unidad de Terapia de Pareja y Sexualidad de la Red de Salud UC Christus.
Mito 2: El sexo es por penetración
Si no hay penetración no hay sexo, es otro de los mitos extendidos en la sociedad. Josefina Lazcano, psicóloga especialista en terapia sexual (www.josefinalazcano.com), enfatiza que la relación sexual puede ser igual o incluso mejor cuando el fin no es penetrativo. “Las parejas que practican este método, a veces con el fin de llegar a conectar con el adolescente que llevan dentro, logran una mayor conexión con el otro”, señala. Explica que un repertorio más variado y amplio atrae la curiosidad, el humor, el autoconocimiento y el del otro, asimismo permite conectarse con el cuerpo más que con la meta, e incentiva el juego, el disfrute, y lo lúdico. “Viva tocarse sin penetración”, exclama la profesional.
Mito 3: Todos tienen más sexo que yo
Pareciera que desde la adolescencia hasta la adultez hay muchas veces una sensación de que el pasto de al lado siempre es más verde, pero las terapeutas coinciden en que esto es un mito. Las personas suelen aumentan o disminuir la frecuencia de su actividad sexual dependiendo de lo que les convenga, por lo que no hay que confiar. Por lo demás, ¿qué es lo “normal” en una pareja? ¿Cómo se define? Porque en torno a la frecuencia, duración o intensidad del sexo, hay un mundo entre las personas. Cada pareja es única y por ende, lo que puede ser bueno o malo para unos, no necesariamente lo es para otros. Gianella Poulsen recomienda hacerse preguntas para reconocer lo que está bien para ti: ¿qué relación hay entre la frecuencia del sexo y las veces que pienso en sexo? ¿Te gustaría cambiar algo? Si el sexo fuese mejor, ¿quisieras tener más? Con las respuestas, las personas podrán saber si según su propia individualidad sus necesidades están cubiertas.
Mito 4: Si se llega juntos al orgasmo, hay buen sexo
Hollywood y el porno le metieron en la cabeza a las personas que llegar juntos al orgasmo es un momento crucial para un recuerdo memorable, dice Lazcano, pero enfatiza que lograrlo no es una tarea fácil, y quizás, tampoco fundamental. Para lograrlo, se requiere de mucho conocimiento de la pareja y sus ritmos, gustos, gestos, sonidos, y también de interés de ambas partes por lograrlo, lo que no siempre se da. “No siempre es esencial, no todos lo necesitan ni buscan, y la verdad es que el proceso es mucho más importante que la meta. Esta idea de tener que llegar al mismo tiempo al orgasmo para tener una sexualidad satisfactoria es poco real. Efectivamente hay parejas que lo logran de inmediato, pero son las menos. Es bueno que les resulte, pero no es importante para todos que así lo sea”, señala.
Mito 5: Poco sexo, mala pareja
Hay parejas que tienen poco o nada de sexo y son tremendamente felices, así como existen otras que su actividad sexual es frecuente y son infelices. “El ser pareja es un conjunto de variables y el sexo es solo una de ellas”, dice Josefina Lazcano. Saber comunicarse, que la relación fluya, divertirse juntos, cuidarse, respetarse y acompañarse, son también factores esenciales en una buena pareja. “El ser una buena o mala pareja dependerá de lo que ellos mismos han definido para sí mismos”, indica.
Mito 6: No se debe tener fantasías con otras personas
Como su nombre lo dice, las fantasías son eso: fantasías. “Por lo tanto, puedo tenerlas dónde, cómo, con quién y en el momento que mi cerebro decida tenerlas” dice Lazcano. Esto no indica necesariamente que las quiero vivir de verdad, solo que permiten sentir cosas distintas en ciertos momentos y eso está bien. “No es necesario contarlas ni llevarlas a la práctica. De hecho, eso las liquida”, dice. Gianella Poulsen indica que las fantasías son importantes para nuestra mente erótica: “permite imaginar nuevas situaciones, reavivar el deseo y darle curso a la creatividad. Fantasear con otras personas no significa que falta amor por la pareja”.
Mito 7: Las vaginas no necesitan extra lubricación
Si el sexo es bueno la vagina debe lubricarse por si sola, dice el mito. Gianella Poulsen indica que la lubricación es clave para iniciar el juego sexual y lograr una mayor excitación. “Un lubricante a base de agua puede aportar en esta etapa a que el contacto piel con piel sea más fluido y placentero”, dice. Además, al ser la vagina muy sensible, su lubricación puede verse afectada por muchas razones como la menopausia, disfunciones sexuales, o falta de conexión con la persona o incluso consigo misma, por lo que es bueno ayudarse de un buen lubricante.
Mito 8: Pocas parejas sexuales, mal amante
La cantidad no hace la calidad, eso es un hecho. Josefina Lazcano explica que el ser un buen amante no lo da la cantidad de parejas, sino la curiosidad de la persona por descubrir el cuerpo y los gustos del otro. “Comenzar con actitud observadora y respetuosa suele ser un buen inicio para convertirse en un buen amante. Puedes haber tenido muchas parejas sexuales y siempre haberte centrado en ti mismo y no ser un buen amante. Serlo tiene mucho más que ver con la búsqueda de empatía, curiosidad y observación del otro”, dice.
Para sostener una vida sexual activa se requiere de reservar espacios de encuentro para que se despliegue la creatividad
Mito 9: Si estas en pareja, no debes masturbarte
La masturbación es esencial en la vida de las personas porque ayuda a conocer los propios cuerpos, sus ritmos, gustos, zonas erógenas y sensibles, y qué nos gusta y qué no, y por tanto, ayuda a reconocer los propios límites, indica Lazcano. Esto es fundamental para una sana sexualidad. La profesional enfatiza que la masturbación no puede perderse nunca, ni en hombres ni en mujeres. “No es reemplazo del otro, es un acompañante. Para estar con el otro tengo que estar conmigo y además soy más interesante si tengo mi propio mundo. Esto tienen que tenerlo claro las dos partes de la pareja”, dice. Poulsen agrega también que la masturbación individual permite regular la discrepancia en el deseo de muchas parejas donde hay un miembro que requiere más frecuencia que el otro.
Mito 10: Hay que tener deseo para iniciar el sexo
A diferencia de lo que se cree, el sexo no tiene que ser espontáneo. Gianella Poulsen explica que el sexo en parejas estables requiere de predisposición, voluntad e intención, y por lo mismo, para sostener una vida sexual activa se requiere de reservar espacios de encuentro para que se despliegue la creatividad. De hecho, muchas parejas que consienten un encuentro sexual, inician su conexión con caricias que permiten ir alcanzando mayores niveles de excitación para llegar al deseo. Lazcano explica también que hay ciertas etapas de las personas que el sexo puede ser espontáneo, pero hay otras que se requiere de una ayuda, y hay que planificarse. “En general el motor de arranque es lo que cuesta, pero después todo fluye. Acordémonos de eso y todo va a estar mejor”, sostiene.