La Dra. Katherine Maloney es patóloga forense y jefe adjunto de la Oficina del Medical Examiner del condado de Erie en Buffalo, Nueva York. También es investigadora de homicidios infantiles, muertes súbitas e inesperadas en la infancia, y muertes por asfixia y lesiones cerebrales traumáticas. Su especialidad, la de medicina forense pediátrica, no existe en Chile y esa es la razón por la que esta semana fue invitada por la Fundación Amparo y Justicia a exponer en el seminario Desafíos en la investigación de homicidios de niños, niñas y adolescentes, que se realizó en el Centro de Extensión UC.

En el público se encontraban carabineros, miembros de la PDI, poder judicial, entre otros actores que están implicados en la investigación criminal de homicidios en niños, niñas y adolescentes (NNA) en nuestro país, y la Dra. Maloney les habló, específicamente, sobre buenas prácticas en la realización de autopsias en casos de muertes violentas. Eso es importante no solo cuando el homicidio resulta evidente, sino que con mayor fuerza, cuando existe la posibilidad o sospecha de que la muerte de un NNA pudiera deberse a la participación de terceros.

Y es que, esto último no siempre es obvio. La doctora en su presentación cuenta el caso de un niño que llegó a su consulta con un disparo. “Para mí era evidente que una bala había rozado su brazo, sin embargo, su familia declaró que el niño se había caído”. Por ejemplos como ese, dice, es que el rol de la pediatría forense es tan relevante. “Los niños son la víctima perfecta porque no pueden defenderse ni hablar, sobre todo cuando en la casa no hay otra persona que no sea el victimario y el niño”, dice.

Existen seis patrones de abuso infantil que son los más recurrentes: abuso físico, privación nutricional, abuso sexual, drogar intencionalmente y envenenamiento, negligencia en atención médica o seguridad, y abuso emocional. Muchas de estas son las principales causas de muerte infantil en el mundo, y Chile no es la excepción. Según datos recopilados en el documento Diagnóstico de la Investigación de Homicidios de NNA en Chile, este delito ha aumentado en un 78% en los últimos 5 años, solo en 2023, la tasa de este delito incrementó en un 23%.

Y aunque la mayor proporción de víctimas son adolescentes entre 14 y 17 años (68%) –lo que podría encontrar su justificación en la participación de este grupo en delitos violentos–, la variación más significa del fenómeno se observa en los homicidios en contexto de violencia intrafamiliar, con un aumento del 600% en el último año, de hecho, en 2023, 1 de cada 5 homicidios de NNA fue cometido en estas circunstancias (21%). De ellos, el 23% de las víctimas tenía menos de 1 año y el 49% tenía menos de 5 años. El mecanismo para cometer el homicidio en dicho contexto fue la fuerza corporal y objeto punzante.

Desafíos en la investigación

Cuesta creer que existan tales niveles de violencia contra la infancia, pero, lamentablemente, esto es algo que la Dra. Maloney ve a diario. “En general cuando es violencia intrafamiliar suelen ser lesiones de hemorragias o de otras lesiones con las manos o con objetos, dependiendo de la edad del niño o niña. Es difícil tener la cifra exacta de cuántas de estas son maltrato, porque los casos de maltrato son difíciles de probar. Obviamente los cuidadores siempre van a decir que las lesiones son producto de un accidente”.

La evidencia internacional muestra que, detectar e investigar los homicidios de niños y niñas es más complejo que en el caso de los adultos. En Chile, entre los años 2018 y 2022, hubo 1.235 muertes por causas externas de NNA y, en 343 de ellas no fue posible determinar la causa de muerte. Durante el mismo periodo, el 51% de los casos formalizados por homicidio de un NNA obtuvo una sentencia condenatoria, mientras otro 25% sigue vigente. La duración de estos procesos es extensa, tardando entre 2 a 4 años y medio en cerrarse.

– ¿Qué factores comunes suelen estar presentes en este tipo de homicidios?

Varios, pero podría decir que el consumo de alcohol es uno. Este está implicado en el 54% de todos los casos de maltrato infantil denunciados y de estos, el 57% están asociados a ataques sexuales. La impulsividad es otro. Las muertes de niños no suelen implicar el clásico ‘síndrome del bebé maltratado’, sino que es más probable que sean homicidios “impulsivos” o “causados por la ira”.

– ¿En pocos casos se trata de “accidentes”, como dicen los padres?

También pueden haber accidentes: niños o niñas que se caen a la piscina y mueren por asfixia, por ejemplo. O casos de niños que se han quedado encerrados un rato en un auto y mueren deshidratados. Cada niño que llega es un caso distinto y para nosotros es una tarea definir cuánta culpa es razonable asignar. ¿Por qué ese niño quedó en el auto, fue una negligencia, un olvido o fue una decisión? Este tipo de preguntas surgen cuando un NNA ha estado en un ambiente descuidado u hostil y fallecen debido a ese ambiente. Y es que, se supone, que un cuidador medianamente razonable debería saber que eso es un peligro.

– Otra cosa es la violencia directamente ejercida.

Claro, pero en esos casos lo que sí ocurre es que son difíciles de probar. Por eso es fundamental hacer una investigación médica detallada, conocer la historia de ese NNA y también de los cuidadores. Yo en estos casos no descarto ningún tipo de examen, todo es importante y puede dar luces de las causas de muerte: saber si el niño ha estado enfermo, cómo ha sido tratado, si hay otro tipo de lesiones… todo esto entra en juego para entender qué es lo que pasó. Para mí no importa cuál sea el tipo de lesión, yo quiero que todos los registros médicos sean revisados.

– ¿Por qué es importante que quienes revisen estas lesiones sean expertos en pediatría?

Porque un niño es distinto de un adulto. El cuerpo de un niño es más susceptible a ciertos tipos de lesiones, por ejemplo, el cerebro es mucho más suave, o su piel. Pero principalmente tiene que ver con que no pueden defenderse y por lo tanto las lesiones son distintas que en el caso de alguien que sí se defiende de un ataque. Hay que conocer esas lesiones. Yo mostré en la presentación el ejemplo de una quemadura accidental versus una provocada, se ven distintas por la reacción del niño. El hecho de tener la experiencia ayuda al patólogo a tener el respeto que se requiere y se merece.

– Entre las actividades que tuviste estos días, hiciste un taller a los médicos tanatólogos del Servicio Médico Legal. ¿Con qué impresión te quedaste de la realidad chilena?

Fue bien iluminador para entender los desafíos que están enfrentando, por ejemplo, para entender por qué demoran tanto las investigaciones, y es que acá los resultados de los exámenes son muy lentos. Creo que tienen buenas personas, que trabajan arduamente, pero con muy pocos recursos. Así que diría que ese es el desafío, conseguir mayor apoyo. Creo que falta mucho por avanzar en eso. Es necesario mejorar la prevención, detección e investigación de este tipo de casos.

– Respecto de la prevención, ¿cómo tu trabajo puede aportar?

Hacer un buen trabajo para evaluar el estado físico de un NNA, puede terminar por salvar su vida. Si se identifica una lesión debido a un abuso se pueden activar medidas de protección y quitarle ese niño o niña a sus padres o cuidadores, alejarlo de esa situación de maltrato y también verificar a los hermanos. Nuestro trabajo salva vidas, por eso amo lo que hago.

– ¿Cómo las personas del entorno podemos ayudar a un NNA que está sufriendo abuso?

Hay que asegurarse que ese niño o niña tenga los recursos necesarios, que tenga la oportunidad de ayudar en el proceso. Alguien dijo hoy en el seminario ‘si ves algo, haz algo’. Y yo creo que esa es la clave, estar alerta. Reconocer cuando un niño está mal alimentado o tiene lesiones o anda sucio. Y tratar de ver si es que hay un punto de intervención para asesorar. Eso también nos ayuda en el momento de la investigación. Yo puedo ser experta en analizar e identificar lesiones, pero si eso se acompaña de una historia, de un relato de quienes conocen a ese niño o niña, el resultado será mucho mejor.