Su nombre no resuena como el de Karl Lagerfeld o Giorgio Armani. Sin embargo, Edouard Vermeulen trabaja en la moda desde hace casi 35 años y es uno de los más importantes representantes del diseño belga a escala internacional. Conocido por sus creaciones para la casa real de su país y otras casas reales europeas, se lo reconoce por su estilo refinado, sus materias lujosas y sus paletas monocromáticas.

La mayoría de los creadores afirman haber estado atraídos por la moda desde pequeños. No es su caso. ¿Cuando empezó realmente a interesarle? Cuando yo era niño, a menudo iba con mi madre, mi abuela y mis primos de compras a Lille, en Francia, porque hace cincuenta años allí había tiendas de prêt-à-porter y en Bruselas aún no. Ese fue mi primer contacto con la moda. Pasaron los años y no pensé más en eso. Cuando tuve que decidir qué estudiar, como no era muy buen alumno y me gustaba la decoración, opté por arquitectura de interior. Al terminar los estudios comencé a buscar un espacio comercial. Sabía que quería instalarme en Bruselas y particularmente en la avenida Louise, la más chic de la ciudad, y fue así que llegué al edificio que ocupo desde entonces. Aquí en la planta baja había una casa de moda, Natan. Cuando pregunté si había algo para alquilar me dijeron que todo estaba ocupado, salvo el hall, y me dije ¿por qué no?, y me armé un rinconcito donde presentaba mis muebles y objetos. Cuando la casa de costura se vio obligada a cerrar, alquilé el lugar que ocupaba. Y resultó que las pocas clientas que aún quedaban pasaban por aquí y me decían "que lástima que no está más la maison de couture".

¿Y fue así que cambió de rumbo?

Esos comentarios despertaron en mí la idea de hacer una pequeña colección, que expuse entre mis muebles y objetos y que fue muy bien recibida. Más adelante, en 1984, cuando una organización de beneficencia solicitó mi ayuda para recaudar fondos, se me ocurrió organizar un desfile al que asistió la entonces princesa Paola, que luego sería nuestra Reina.

Ese fue su primer contacto con la casa real belga de la que es proveedor oficial.

Exacto. Entonces yo contaba solamente con una costurera y otra a medio tiempo. Coincidentemente fue la boda de mi hermano, un gran evento de cuatrocientas personas, y yo diseñé el vestido de mi madre y el de la novia. Mis modelos tuvieron mucho éxito y después muchas de las invitadas me vinieron a ver. Y fue así que empezó todo. Soy enteramente autodidacta, fue la irresponsabilidad de la juventud que me permitió lanzarme en la moda.

¿Cómo se cimentó su relación con las casas reales?

Con la de Suecia ocurrió que la reina Silvia viajaba a Bruselas a visitar a su hermano y nos avisaron desde Estocolmo que la Reina y la princesa Victoria querían encontrarme. En cuanto a Luxemburgo, fue en 1993, en ocasión del entierro del rey Balduino, que vino a vernos la Gran Duquesa pues necesitaba un vestido negro. A la Reina de Holanda en realidad ya la conocía cuando ella vivía en Bruselas y era aún Máxima Zorreguieta. A la reina Matilde la conocí cuando el palacio solicitó propuestas a diferentes modistos para su vestido de boda y tuve la suerte de que eligieran la mía.

Ese vestido lo hizo conocido internacionalmente…

Por cierto es el vestido del que estoy más orgulloso porque fui consciente desde el principio que entraría en la historia. El día de la boda fue sin duda el más importante de mi carrera. Todavía lo recuerdo con emoción.

Leí que hoy en día se le reprocha a la Reina que usa demasiados modelos de Natan y pocos de otros creadores belgas. (Sonrisa) ¿Qué puedo decir? Nunca quise ser exclusivo. Pienso sinceramente que una reina debe usar ropa de todas las casas de su país. Cuando ella me pide que la ayude a elegir su vestuario para un viaje comienzo siempre por la ropa de otras casas antes que la mía. Después de treinta y cinco años de carrera, de veinte con la familia real, pienso que son mis consejos y mi profesionalismo que hacen que la Reina y las princesas me sean fieles.

¿Cuáles son las limitaciones cuando se trata de vestir a una reina?

Para nosotros no muchas, porque en general la ropa que hacemos es para circunstancias bastante oficiales, o sea el tipo de ropa que ella necesita. Pero en cambio tenemos la responsabilidad de que cuando está representando a nuestro país luzca deslumbrante cada día.

¿Tiene el programa por adelantado de los eventos en los que la Reina van a participar?

Sí. Hacemos una reunión cada seis meses y seguimos una agenda. Para esta temporada, por ejemplo, hay dos visitas de Estado, un viaje a Nueva York, la fiesta nacional, entre otras. Le presentamos bocetos, pero ella también mira la colección. Ella es consciente de que debe estar muy bien vestida siempre.

Máxima también es fan de Natan.

La reina Máxima viene a Bruselas dos veces al año para elegir modelos para ocasiones especiales, fiestas y visitas de Estado. La recibo aquí, en la avenida Louise, donde tenemos todas las instalaciones, los probadores, las costureras, diferentes modelos y accesorios…

¿No corre peligro de que Máxima y Matilde elijan lo mismo?

Ambas tienen estilos totalmente diferentes, que se reflejan en el carácter y el color. Por sus orígenes latinoamericanos la reina Máxima tiene tendencia a usar mucho más color que la reina Matilde, que es más conservadora.

EL JOGGING, 'EL FIN DE LA CIVILIZACIÓN'

¿Cuál es el estilo de Natan?

Yo diría que es un estilo contemporáneo, femenino y minimalista. Las telas que usamos son muy bellas, los colores francos y los volúmenes puros y sobrios, sin por ello privarnos de cierta fantasía. Nuestra filosofía es el dinamismo en la sobriedad.

Usted suele decir que no hace alta costura sino Costura con C mayúscula. ¿Cuál es la diferencia?

El savoir faire es casi idéntico, pero la alta costura tiene un grado de terminación más sofisticado. La alta costura es muy mediática, pero inasequible, nuestra Costura es asequible.

¿Qué opina de la tendencia a vestirse de sport incluso en el lugar de trabajo?

Me parece una lástima. Recientemente me enteré de que 40% de las mujeres en el mundo usan calzado deportivo. Yo comprendo que se pueda desear ropa más casual, pero cuando la circunstancia es casual. Si no lo es me parece una falta de respeto. Me aterra pensar que dentro de diez años podemos terminar todos en jogging. Ese será el uniforme del fin del mundo, de la civilización (risas).

Las mujeres tienen miedo de estar 'demasiado' vestidas…

Sobre todo pienso que tienen miedo de estar pasadas de moda, de parecer más viejas o demasiado clásicas. Clásica es una palabra prohibida en la moda. Los creadores, para hacerse remarcar, proponen cosas que no se sabe si hay que ponérselas al derecho o al revés, que hacen hablar a los medios y que salen en producciones en las revistas, pero la mujer no se identifica con esa prenda.

Un vestido intemporal se lo puede usar durante años. Pero ahora con todas las cadenas y las compras en línea la gente consume más, quiere tener más de todo, cambiar.

Exacto. No solo provoca un mayor consumo sino un gasto de energía no renovable y otras consecuencias. Por ejemplo, ese fenómeno de comprar tres pares de zapatos por internet y luego devolver dos o todos sin considerar que detrás de ese gesto hay gente que se ocupa de recibir el pedido, el transporte, la expedición. Me da pena pensar que la gente no se toma el tiempo de mirar, de admirar las cosas bellas. Yo les digo a mis clientas que la fiesta comienza aquí, en nuestra casa, porque el momento de elegir debe ser un momento de alegría, de felicidad…

Los miembros de su equipo son jóvenes. ¿Cuáles son las reglas que un joven estilista debe seguir en Natan?

Un estilista de mi equipo debe pensar que una prenda debe ser elegante y femenina, y que debe rejuvenecer y estilizar. Si se siguen esos cuatro factores, vendes tu vestido. Si un modelo solo funciona en 38, olvídalo; si es uno que sirve para una sola circunstancia, olvídalo.

¿Cuáles son sus creadores preferidos?

Del pasado, Balenciaga, el gran maestro. Del presente admiro el trabajo de Gianbattista Valli, próximo al nuestro, su alta costura es magnífica. También me gusta mucho Valentino. Elie Saab me gustaba más antes por la sobriedad de sus vestidos, pero ahora encuentro que su prêt-à-porter es demasiado sofisticado, que se ha alejado de su ADN. Me divierte la fantasía italiana de Versace y de Dolce & Gabbana, y siento una gran admiración por ellos, pero me atrae más una costura más refinada, más sutil…

MONÁRQUICO CONVENCIDO

¿Cómo explica el fenómeno de la moda belga?

Un fenómeno increíble. Bélgica entró en el mapa de la moda gracias a la efervescencia que produjo cuando en 1988 los Seis de Amberes (ndlr: Walter van Beirendonck, Ann Demeulemeester, Dries van Noten, Dirk van Saene, Dirk Bikkembergs y Marina Yee) desfilaron en Londres. Estos creadores de vanguardia provocaron el entusiasmo de los periodistas especializados y de golpe se crearon un movimiento y una reputación, y gracias a ellos muchos artistas y diseñadores pudieron hacerse ver.

¿Cuál es el aspecto de su trabajo que le da más satisfacción?

Cuando estoy en el taller soy modisto, en mi despacho soy el patrón de una empresa y con las clientas, un vendedor. Todo me satisface. El aspecto creativo toma el 30% de mi tiempo, pero la gestión también exige dedicación. Un creativo es raramente un financista, pero yo tuve que aprender, por respeto a mi empresa y a mis colaboradores.

En julio del año pasado, el rey Felipe I le otorgó el titulo de barón. ¿Cambió algo en su vida desde entonces?

Me honró muchísimo. El día que me enteré de mi nombramiento vi a la Reina y le agradecí, y me dijo era el deseo del Rey y de ella misma recompensar mi contribución a la imagen de Bélgica y de la realeza. Para mí, monárquico convencido, es el más bello de los reconocimientos. Pero no, no cambió nada.

¿Piensa en retirarse?

No todavía. De las cuatro estaciones de la vida estoy en la tercera, espero poder hacer la cuarta. Si tuviera que firmar un contrato con el Señor me contentaría con unos diez años más. Además una vidente me dijo que trabajaría hasta los 80 años, así que aún me falta un poco (risas). En todo caso, mi profesión me sigue apasionando y los domingos por la noche mi adrenalina sube sabiendo que al día siguiente es lunes y voy a trabajar.

BIO EXPRESS

Edouard Vermeulen nació en Ypres (Flandres, Bélgica) en 1957 y estudió diseño de interiores en la escuela de arte Sint-Lukas, en Bruselas. En 1983 él asumió el control la casa de moda fundada por Paul Natan en 1930 y presentó su primera colección en 1984. Gracias a su éxito abrió tiendas en varias ciudades de Bélgica y Holanda. Diseñó los vestidos de novia de la reina Matilde y de la princesa Claire de Bélgica, y de la princesa Laurentien de Holanda. Hombre de gran discreción, se dice "soltero desde hace mucho tiempo". En marzo de 2003 recibió la Orden de Leopoldo II y en el 2017 el Rey le otorgó el título de barón.