Sentado con los ojos cerrados, la espalda recta y las manos cruzadas apoyadas en el pecho, el Príncipe Harry sigue las instrucciones de su psicóloga y se da suaves golpes o tapping de forma alternada en cada hombro con los dedos. Fuera de contexto, esta escena del documental The Me You Can’t See estrenado en 2021 que muestra al hijo menor del Rey Carlos de Inglaterra en una especie de trance mientras sus pensamientos y movimientos son guiados por la voz de una terapeuta via webcam, dejaría a cualquiera perplejo.
Y es que, si bien hoy ver a celebridades gesticulando y repitiendo secuencias de movimientos frente a la cámara es la regla general en el universo de TikTok, lo que muestra el ex príncipe en la serie sobre salud mental producida por Oprah Winfrey está lejos de ser una parodia o la coreografía del último hit de moda. La imagen da cuenta de algo completamente diferente. Se trata de una sesión de EMDR (por sus siglas en inglés Eye Movement Desensitization and Reprocessing Therapy), una terapia que, tal como Harry, miles de personas en el mundo han utilizado para resolver temas de salud mental. Especialmente aquellos que se asocian al trauma.
El EMDR es un sistema de tratamiento que busca reprogramar recuerdos a través de la estimulación bilateral y alternada de los hemisferios del cerebro usando movimientos oculares o tapping. Esta dinámica creada a fines de la década de los 80 por la psicóloga de la Universidad de Nueva York, Francine Shappiro, tuvo como inspiración y principal objetivo el tratamiento efectivo del TEPT o trastorno por estrés post traumático.
Si bien se trata de un formato de terapia psicológica que en relación a otras estrategias y corrientes utilizadas para el tratamiento de la salud mental es relativamente nuevo, ya cuenta con reconocidos seguidores a nivel global. Las actrices Sandra Bullock y Evan Rachel Wood han sido dos de las mujeres que han compartido sus experiencias con el EMDR para superar episodios de trauma a través de los medios y sus redes sociales.
Pero, además de contar con el visto bueno de celebridades y personajes connotados que han experimentado ya sus beneficios, el EMDR también ha sido estudiado y respaldado por la comunidad científica. Según información publicada por la organización PTSD UK en el Reino Unido, un 90% de los pacientes que vivieron un episodio traumático y casi un 80% de quienes han vivido múltiples traumas, dejaron de calificar como personas con trastorno de estrés post traumático después de solo algunas sesiones de EMDR.
Fue precisamente esta rapidez y efectividad en el tratamiento del trauma lo que motivó a la psicóloga clínica Claudia Romero a especializarse en terapia EMDR desde hace ya 15 años. “Es una terapia enfocada a personas que padecen las consecuencias de experiencias traumáticas como accidentes, abuso sexual, maltrato físico, duelo, entre otras”, explica Claudia. La terapeuta comenta que después de un evento traumático el cerebro deja de procesar la información de manera adaptativa y las sensaciones y emociones no pueden integrarse de manera sana con el resto de nuestra experiencia. En este sentido, la especialista explica que, bajo el paradigma del EMDR, el trauma se radica en el sistema nervioso y no es el evento en sí mismo un trauma. Por eso, el EMDR utiliza la neurociencia, específicamente la capacidad plástica del cerebro para desensibilizar y reprocesar esas memorias. “El trauma se fija como información en las redes neuronales y no se puede procesar, provocando diferentes patologías”, agrega.
Si bien el foco del EMDR en sus orígenes estuvo en convertirse en una herramienta para tratar de forma eficaz el PTSD, Claudia Romero aclara que sus aplicaciones son tremendamente amplias. “Ayuda a las personas que han sufrido abuso, violencia física o psicológica, que viven con fobias, adicciones, trastornos de alimentación, etc.”, explica. “La terapia se centra en el recuerdo de esa experiencia traumática que ha experimentado la persona que consulta y es una herramienta completa para abordar el tema”. La propia Francine Shappiro realizó múltiples pruebas clínicas que mostraron que esta estrategia de estimulación cerebral mediante movimientos oculares no solo funciona de forma efectiva y permanente, sino que también rápida. “7 de 10 estudios reportaron que el EMDR es más rápido y/o efectivo que la terapia cognitivo conductual”, comenta en la publicación la precursora de este tratamiento. Agrega que otros estudios comprobaron una disminución rápida de las emociones negativas o los pensamientos o imágenes perturbadoras que a veces colapsan la mente de una víctima de trauma. Tal como da cuenta la serie documental de Apple+ que muestra el testimonio y la experiencia del príncipe Harry, el EMDR es una estrategia aplicable a grandes traumas o dificultades que otras terapias no han logrado sanar. En el caso de Harry, el evento en torno al cual gira su tratamiento es la muerte de su madre, la Princesa Diana, cuando él era niño.
Puede parecer inverosímil que simplemente con movimientos de los ojos o las manos guiados por un terapeuta se logren sanar heridas tan profundas y antiguas como el duelo por la muerte de un padre durante la infancia. Pero Claudia Romero ratifica que la efectividad y rapidez son dos de las principales características del EMDR. “Incluso los propios pacientes se sorprenden de la evolución tan rápida y las notables mejorías”, comenta Claudia.
A pesar de que quizás para algunos escépticos el EMDR pudiese parecer magia, no es una solución milagrosa. Y la propia Claudia Romero lo reafirma porque explica que las sesiones pueden ser intensas y difíciles para la persona. Porque el EMDR no son solo gestos y movimientos. Es una estrategia que pone el foco en aquello que nos marcó en algún momento y que hoy sigue causando daño. La promesa del EMDR no es ser una fórmula mágica, sino más bien una oportunidad para revisar ese trauma y procesarlo nuevamente. De forma más consciente y sana.