Valentina Valli es psicóloga clínica y se especializa en psicoterapia feminista. Después de haber vivido distintas experiencias en su adolescencia que la marcaron, se dio cuenta de lo importante que es generar espacios terapéuticos dedicados especialmente a mujeres.
Uno de los temas en los que ha enfocado su práctica —y por el cual recibe más consultas— es el aborto y los efectos psicológicos asociados a él. “Un aborto es un suceso que en la mayoría de los casos tiene secuelas psicológicas de algún tipo y que varían en intensidad y forma en cada mujer”.
¿Ha aumentado la cantidad de mujeres que buscan ayuda psicológica después de un aborto?
No creo que haya aumentado la cantidad mujeres que abortan en clandestinidad, pero sí las que se atreven a pedir ayuda. Sobre todo en los espacios que saben que se enmarcan en el contexto de la psicoterapia feminista. Yo también he sido más visible con el tema del aborto y más verbal en redes sociales, entonces en mi caso particular sí ha habido un aumento en la cantidad mujeres que buscan atención psicológica después de un aborto. Además, porque ha habido una toma de conciencia importante respecto a las secuelas psicológicas que tiene sufrir o sobrevivir a un aborto en la clandestinidad. Cada vez hay menos normalización de esas escuelas porque se ha generado una conciencia de que debiese ser un proceso seguro, legal y que debería estar garantizado.
¿Cuál es la principal motivo específico por el que llegan las mujeres que han abortado?
La principal consulta o un motivo específico por el que llegan las mujeres es por el miedo que aparece antes de la ejecución de un aborto, y la ansiedad y la angustia que surge posterior a la ejecución. Es un proceso que genera mucha desorganización emocional y psicológica. El cuerpo también queda muy alterado hormonalmente y son todas cosas que afectan el estado de salud mental.
¿Cuáles son las principales secuelas psicológicas de un aborto?
Las principales secuelas psicológicas de un aborto tienen que ver, en su mayoría, con el hecho de hacerlo en clandestinidad. El tener que vivirlo como una experiencia prohibida. Y no solo prohibida, sino también castigada, lo que finalmente genera una soledad asociada al proceso incluso cuando hay redes de apoyo.
Todavía el aborto se enmarca en el contexto de un tabú, entonces hay mucho miedo también asociado a eso, al que se sepa. Es un proceso que se lleva en privado y afecta la salud mental porque es como cargar una gran mochila pesada al pensar que ‘algo que hice’. Generalmente también viene acompañado de culpa, porque sigue existiendo en Chile una influencia de la religión respecto a lo que significa abortar.
También hay secuelas vinculadas a la capacidad de volver a relacionarte sexo afectivamente con hombres, eso también se ve harto. Es una esfera que también se ve afectada por esta experiencia que es muy traumática para el cuerpo.
¿Cómo influye el hecho de que sea clandestino o legal?
El hecho de que sea clandestino o legal influye justamente en la manera en la que se vive emocionalmente y psicológicamente. El que sea ilegal, y que por eso se haga en clandestinidad, provoca un montón de vulneración en el proceso y vulnerabilidad de las mujeres. Partiendo por el hecho base de que las mujeres que abortan saben que están expuestas al riesgo de muerte. Ese es un riesgo que es latente desde que la mujer decide abortar hasta que ejecuta el aborto y después. Porque hay secuelas físicas que pueden presentarse de forma posterior.
Atravesar por una experiencia tan traumática como es abortar, pero además en la clandestinidad, intensifica esas sensaciones y emociones. En un contexto legal las mujeres podrían acceder a atención médica, atención psicológica, podrían hacerlo libres de castigo y con la confianza de que va a ser un proceso seguro y que va a haber un respaldo en todas las esferas que se ven afectadas.
¿Un aborto siempre produce secuelas psicológicas?
En mi experiencia un aborto siempre produce secuelas psicológicas. A veces pueden presentarse justo posterior al suceso, un poco después o ya mucho más a largo plazo. Eso varía en cada mujer. También varía la intensidad y la forma en que aparecen esta secuelas. Pueden manifestarse de múltiples maneras, entonces hay que tener súper claro que lo ideal es comenzar un proceso terapéutico o recibir acompañamiento, justamente para identificar cuáles son las propias secuelas o consecuencias en ti, en tu cuerpo y en tu salud mental.
¿Se logra recuperar con una terapia psicológica?
Sí, se logra recuperar con terapia. Sin embargo, no funciona de la misma forma todas las veces justamente por esta diferencia que mencionaba anteriormente. Cada mujer es distinta y cada mujer necesita algo distinto. Por lo tanto, no para todas el espacio terapéutico va a hacer el espacio para trabajar y cerrar un proceso tan traumático como es un aborto. A algunas mujeres la terapia sí les funciona bien, es efectivo. Pero requiere disciplina, constancia, tiempo y energía. Por lo tanto, tampoco es un proceso que pueda garantizar que va a dar resultados porque depende mucho de la mujer como paciente. De todas maneras puede ser un un espacio súper nutritivo para aproximarse al menos a un trabajo más profundo y a un cierre de la experiencia.
¿Hay circunstancias que hacen más difícil el aborto desde el punto de vista de salud mental?
La falta de redes de apoyo, la falta de acceso a información. En general, todos los mitos que hay respecto al aborto. Existe un montón de material e información en la narrativa respecto del aborto que genera un estrés agregado al hecho en sí mismo. Tiene que ver con la desinformación, con ignorancia y el miedo al castigo. Yo diría que la principal circunstancia que lo hace más difícil es hacerlo en clandestinidad. Sentir que se está haciendo algo prohibido y castigado.