Aunque la moda del aceite de coco no es nueva –anteriormente hablamos sobre los mitos que existen en relación a su uso en la cosmética: es comedogénico por lo que se recomienda no usar en el rostro, aunque sí podría funcionar para darle un aspecto más saludable al cabello– en esta oportunidad queremos ir a los orígenes, preguntándonos ¿es mejor cocinar con aceite de coco? ¿Es acaso más saludable? El debate no es menor y es también bastante encendido. De hecho, en 2018 la profesora de Harvard, Karen Michels, fue citada por varios medios de comunicación tras asegurar que el aceite de coco es “veneno puro”. “Es uno de los peores alimentos que podrías consumir”, aseguró en esa ocasión, para la sorpresa y el espanto de muchos. Incluso un año antes de estas declaraciones, la Asociación Americana del Corazón había advertido que el aceite de coco contiene los mismos niveles de grasa saturada que la grasa que chorrea de la carne asada.
Como suele pasar, los beneficios del aceite de coco han sido exagerados por medios, blogs y cuentas de redes sociales enfocadas en el bienestar. Hay quienes incluso lo asocian a beneficios para la salud mental, lo usan contra los piojos, quemaduras y como tratamiento para el acné (que ya explicamos que no era el caso). Pero así como no es un producto tan maravilloso y milagroso como lo dicen algunos, tampoco es tan peligroso ni dañino como han postulado otros. Como todo en la vida, existen matices. Y aunque en la última década se puso de moda, tampoco es algo tan nuevo. Sin ir más lejos, era utilizado con normalidad en la creación de la comida procesada estadounidense durante la primera mitad del siglo XX, hasta que fue reemplazado por los aceites vegetales.
Tal como explican desde la Asociación de Dietistas de Australia, las grasas saturadas son aquellas menos saludables, que están asociadas a los altos niveles de colesterol. El aceite de coco está compuesto en un 92% por grasas saturadas, lo que implica un índice incluso mayor que el que está presente en la mantequilla tradicional. Pero esto no debería asustarnos. El aceite de coco es alto en un tipo de ácido graso saturado llamado ácido láurico, el cual tiende a imitar grasas saludables no saturadas, por lo que podría ser menos preocupante que el consumo de otras grasas saturadas. Pero aún en este caso, seguiría siendo más saludable el consumo de aceite de oliva, el cual tiene grasas buenas que no solo hacen menos daño, sino que además aportan beneficios.
Teniendo todo esto en consideración ¿por qué el aceite de coco es tan popular en el mundo del wellness? La doctora de Harvard, Vasanti Malik, explica que se debe a una confusión. “Muchos de los claims a favor del aceite de coco están basados en estudios en los que se usó una formulación especial del aceite de coco, hecho a partir de triglicéridos de cadena media (MCT). Este no es el aceite de coco disponible en los estantes del supermercado. Los MCT tienen una estructura química más corta que otras grasas y se absorben y metabolizan más rápidamente por el cuerpo, lo que se cree que promueve una sensación de saciedad y evitaría la acumulación de grasa”.
Dicho esto, Malik asegura que el aceite de coco no es ni veneno ni un súperalimento milagroso, y recomienda por sobre todo, consumir en cantidades pequeñas para aprovechar su sabor único sin correr riesgos. Asimismo, explica que lo mejor es ir alternando su uso con otros aceites ricos en grasas no saturadas, como el caso del aceite de oliva o de canola.