Hoy día los niños nacen en un mundo vertiginoso. Todo pasa muy rápido y, en general, se dan por hecho ciertas cosas; se crece en sociedades donde lo material y el tener toman mucha relevancia. Mucho más que el ser. Se vive pensando que se puede obtener todo y es casi obvio que deba ser así. La globalización y la era digital nos permite conocer lugares que antes eran imposibles de imaginar si no se iba físicamente, el materialismo invade en la construcción de identidad. Hoy está casi todo a un click. Todo esto tiene un lado positivo y fascinante, pero por otro también puede generar una actitud más displicente, de baja capacidad de asombro y donde la perseverancia por alcanzar las metas decae si no son fáciles de lograr.
El estar acostumbrados a tener sin mayor esfuerzo puede causar una sensación de insatisfacción constante ya que no hay novedad frente lo que se les presenta ante los ojos; no hay motivación por alcanzar metas porque existe la falsa idea de haberlas logrado y se debilita el desarrollo de herramientas para sobrellevar momentos de fracaso. Y es que no se está acostumbrado a vivir en la falta, algo que va más allá del tener material, es más bien la idea de que el mundo ya se tiene conquistado, una actitud que aparece en la adolescencia y que pareciera que en estas generaciones más jóvenes perdura por más tiempo.
Se observa cierta dificultad para vivir el aquí y ahora, centrarse y poner atención en los momentos presentes, estando constantemente pensando en el futuro, en cómo tener aquello que no se tiene, algo que además, se asocia también al creciente aumento de trastornos de ansiedad y angustia, jóvenes que no logran atender al quiénes son porque el malestar emocional se debe a lo que no tienen.
No se trata de culparlos, es el mundo que les tocó vivir, pero sí podemos aportarles la importancia de agradecer, lo que va más allá de simplemente dar las gracias. Mostrarles que es importante reconocer e identificar lo que se tiene a su alrededor, siendo capaces de fijarse en aquellas cosas que no son materiales.
Aprender a ser agradecidos permite ser capaces de apreciar y disfrutar, de mirar con mayor humildad y dejar que la vida sorprenda. Poder atender a los detalles que se presentan da la oportunidad de identificar las emociones sentidas, ya que hay una conexión con la realidad experimentada, conociéndose y conociéndola, pudiendo así valorar las experiencias, relaciones y lo que se tiene. Todo esto entrega la posibilidad de tener una actitud de optimismo profundo donde se pueden enfrentar los diversos desafíos que se presentan, confiando en los aprendizajes. El tener este tipo de conducta no niega ni evita las situaciones difíciles, al contrario, las enfrenta con claridad, confianza y seguridad.
La gratitud permite vivir de una manera más integrada y armoniosa con el mundo, con una sensación de satisfacción, valorando lo que se ha logrado, con motivación y apertura para alcanzar nuevas metas que sorprenden y siempre con la conciencia de que se puede seguir aprendiendo. Tener una disposición positiva ayuda a la creatividad, a generar vínculos sanos y disminuye las sensaciones desagradables como el estrés, la depresión o la ansiedad.
Algunas sugerencias de cómo trabajar el agradecimiento en nuestros hijos e hijas:
1. Cuando estén muy frustrados/as, ayudarlos a buscar otras opciones de cómo enfrentar la problemática, reforzando que son capaces de encontrar mejores alternativas creyendo en ellos/as.
2. Modelar el agradecimiento, en donde nuestros hijos e hijas pueden observar en nosotros una actitud positiva y de gratitud.
3. Trabajar con ellos la capacidad de conectarse con el presente, valorando cada momento y evitando centrarse en lo que no se tiene.
4. Hablar con ellos sobre la capacidad de agradecimiento, enseñándoles que comienza con ellos/as mismos, valorándose en su totalidad.
5.Practicar con nuestros/as hijos/as el dar las gracias por las relaciones, amigos, naturaleza, por aquellas cosas que se dan por obvias pero no lo son.
6. Enseñarles a alegrarse por las cosas buenas que a los demás les suceden, siendo capaces de agradecer no solo por lo que les pasa a ellos/as, sino también a quienes quieren.
7. Fomentar la perseverancia y motivación por conquistar metas que requieren de esfuerzo y creatividad.
Josefina Montiel es psicóloga clínica. Instagram: @ps.josemontiel