"Me encanta saber cómo viven y qué hacen los demás. Cuando buscaba casa en Providencia disfrutaba husmeando en las piezas y livings de los moradores. O en la playa, si es de noche y hay una casa con luces prendidas, soy de las que me acerco para ver qué sucede dentro". Monserrat Alvarez (42) tiene alma de voyerista.
Fija esta cita en un café cercano a la Plaza Las Lilas, barrio en el que vive y, rompiendo la regla de que el entrevistador es quien pregunta, lanza un interrogatorio del cual es imposible escapar. Y lo hace con maestría, añadiendo comentarios jocosos. "Trato de no reírme tanto, porque me encuentro media zonza", dice paradójica. Porque durante las casi dos horas de entrevista emitió al menos veinte carcajadas y contagió hasta sacar lágrimas, a pesar de estar saliendo de un cuadro viral que le provocó fiebre y vértigo.
Cuando chica te operaron de los ojos, con uno de tus embarazos pasaste meses en cama y ahora estás enferma.
Soy lo más sicosomática que hay. Un amigo dice que Freud haría una cazuela conmigo. Salgo de vacaciones y me enfermo. O estoy por irme a un viaje increíble y me enfermo. También algo me pasa con los principios y finales de año. Y me odio un poco, porque me carga la gente que se enferma. Según mi marido, nunca me enfermo de cosas normales. Y tiene razón: si me viene una gripe, es la más rara de todas. Me dio salmonela y estuve como doce días en la clínica. Soy bien exagerada.
Casada con el director de gráfica de Chilevisión, juntos tienen tres hijos, de 20, 11 y 8 años. "Ellos son los más felices con mi determinación de irme a Canal 13. Por fin voy a tener fines de semana", explica. En diciembre Monserrat dejó TVN tras una década de carrera allí y cinco años al mando de Estado Nacional, el programa político del domingo en la mañana que la tuvo trabajando los fines de semana y, como Cenicienta, carreteando hasta máximo la medianoche del sábado. Ahora, –de lunes a viernes– conduce Teletrece AM, responsabilidad que asume con tal intensidad que durante sus vacaciones en Zapallar tuvo pesadillas. "Soñé que llegaba a leer las noticias y no había telepronter", cuenta.
Además, cada cierto tiempo tiene insomnio. "Ya en el colegio y en la universidad no dormía antes de las pruebas. Una vez que me cambié de pega estaba tan nerviosa que mi mamá me dio unas pastillas para dormir que tenía en el velador. Las saqué, pero no dormí nada. Eran las pastillas para la menopausia".
La jaula de oro
Te mueves en distintos géneros: La Cultura Entretenida, el programa político, la entrevista relajada de La Poca Vergüenza de radio Paula. ¿Obedece a tu curiosidad o a factores circunstanciales?
Tiene que ver con mi génesis en el periodismo. Nunca pensé que haría prensa, pero después de estar en programas humanos y talk shows entendí que era cada vez más difícil hacer contenidos y que estos se restringían a prensa. La forma en que he hecho mi carrera tiene una cualidad y un problema: no soy "la" que sirvo para una cosa; no soy "la" lectora de noticias; no soy "la" entrevistadora política. Pero creo que todo lo he hecho bien.
En Estado Nacional lograste hacer un programa que tenía tu sello.
Era casi de autor, como lo que hacías en Rock & Pop. Logré tener un nicho donde podía ser yo y hacer una mezcla de análisis en profundidad, con entrevista y cierto espacio para reírse un poco. Pero no sé si para la gente habré sido "la" entrevistadora política de TVN.
¿El canal no te apoyó a nivel de marketing o te dio pudor venderte más?
Las dos cosas. Yo no trabajo para crearme un perfil. Hago la pega que hay que hacer y soy súper metida en los programas. He aprendido un poco a pelearla y decir "ya po, pónganme en la foto", pero un montón de veces no me pusieron en la foto.
¿Y qué sentías frente a eso?
Al principio me daba lo mismo. Después me importó, porque unas amigas me aleonaban. Pero en la tele eso te va a pasar siempre y decidí no amargarme. Fui feliz en TVN donde tuve una oportunidad crucial para mi carrera.
Pero tienes harta personalidad. Imagino que esa actitud tiene que ver con la educación que recibiste.
Sí. Tengo absolutamente metido eso de que si uno destaca es por el trabajo. Durante un montón de tiempo me generaba culpa ser conductora y entrevistadora. Un día me di cuenta de que mi talento es hablar, preguntar y conversar, y que eso es un trabajo.
Acordemos que ser culposa en la tele es un pésimo negocio.
Creerse la raja es peor. La tele está llena de personas que se consideran increíbles y que piensan que no los tratan como se merecen. Yo prefiero trabajar.
Volviendo a Estado Nacional, tu competencia en contenidos era Tolerancia Cero, el club de Tobi.
¡Los de Tolerancia Cero son unos machistas! Cuando entrevistan a una mujer, la destruyen o le coquetean. Con la Carolina Schmidt y la Karen Doggenweiler estaban derretidos. Pero, independiente de eso, aún a las mujeres nos falta valentía para ser analistas políticos. En Estado Nacional nos costaba mucho encontrar mujeres que fuesen arrojadas en sus opiniones. En genaral somos tan mateas que necesitamos leer ochocientas veces a Marx para hablar de Marx. Los hombres son más atrevidos, se pueden equivocar y les da lo mismo.
En menos de 24 horas Monserrat Álvarez definió su destino laboral. El 29 de diciembre recibió la oferta de Canal 13 y el 31, justo el día en que vencía su contrato, tomó la decisión y renunció. "Influyó el hecho de que gran parte del equipo con que trabajaba en TVN ahora está en el 13. Con ellos hice Estado Nacional y Esto no Tiene Nombre. Pero además me entusiasma el proyecto en el que estoy y el cambio que se ha producido en el 13. Hay más independencia y pluralismo. El 13 se está despegando de la marca de ser de la Iglesia".
¿En TVN no te pidieron que te quedaras?
Ellos jamás imaginaron que me iría y mi intención no era negociar. Lo que me impresionó, y que puede interpretarse como se quiera, es que me dijeron "Monse, jamás pensamos en que tú te irías de TVN".
¿Cuáles son los desafíos de Teletrece AM frente a los otros noticieros?
El objetivo es que la noticia sea noticia. Por eso es tan difícil lo que vamos a hacer. Tendremos el contacto ciudadano, como en todo matinal, pero no podemos claudicar en que somos un noticiero. No queremos que la nota uno sea sobre el último tratamiento para la celulitis. Hay una responsabilidad social importante y en ese sentido debo decir que Chile me tiene media deprimida.
A ver…
En las vacaciones fui al sur y vi cómo la gente botaba basura en la carretera, al lado de los bosques. Todo el mundo habla con garabatos… Hay una ilusión de que Chile progresa, pero se limita a lo económico. Culturalmente este país es un desastre y de alguna manera quiero intentar no ser parte de eso.
Hace un tiempo se puso de moda que los lectores de noticias fueran opinantes. ¿Qué te parece ese estilo de conducción?
Uno puede hacer ciertos comentarios, pero no me parece que haya que opinar. Sí creo que hoy la mayoría de los conductores se ha formado en terreno, haciendo notas y entrevistas. El puesto en las noticias te lo tienes que ganar con trayectoria.
¿No se produce un achanchamiento en la dinámica de sentarse y leer noticias?
Los noticieros centrales son una jaula de oro. Estás en el lugar en el que todos quieren estar –no en mi caso– pero con un trabajo que a veces es súper rutinario, donde tienes sólo ciertos episodios al año que te permiten salir a terreno. Pero no estás ni entrevistando ni haciendo periodismo del día a día.
¿No es tu meta conducir el noticiero central?
No. El noticiero que másmeinteresa es el matinal, por su dinamismo, porque puedes hacer entrevistas, porque no sabes lo que va a suceder durante la mañana. El matinal es perfecto para mí.
Ser rostro
Hablemos del rostrismo.
Jamás escucharás de mi boca decir que soy un rostro.
A ver, ¿tenías estacionamiento propio en TVN? Ése es el barómetro del rostrismo.
Nunca me dieron estacionamiento. Todos los "rostros" tenían estacionamiento asignado, menos yo. Finalmente me dieron una tarjeta preferencial que en vez de obligarme a estacionar en el menos cuatro me permitía hacerlo en el menos tres. Eso es todo lo que conseguí. Tenía un Renault Clio bien chocado, entonces mis compañeros me decían el "anti-rostro".
Igual ser rostro tiene sus cosas: andas siempre peinadita, bien vestida… No está mal.
La única cosa de rostro a la que me acostumbré es que me gusta que me peinen. Pero fuera de la tele la gente no me reconoce en la calle. Soy un esperpento. Trato de andar arreglada, pero no me resulta. No sé peinarme ni maquillarme.
He leído que tienes el rollo del peso.
Sí, siempre sufro y admiro a todas las conductoras que son flacas. Pero mi personalidad no va con eso. Me gusta demasiado la cerveza.
¿Te imaginas envejeciendo en pantalla?
Mi sicóloga me dijo: "Creo que debieses comenzar a prepararte para cuando la televisión te deje". Y yo le contesté: "¿Crees que estoy a punto de que la televisión me deje?". "Falta poco", me respondió. El asunto de los años en las mujeres es súper terrible e injusto. En la televisión inglesa, por ejemplo, ves a mujeres bien mayores, operadas tal vez, pero trabajando. Pero también me pasa que fantaseo con hacer otras cosas. Estoy aprovechando mi pega en la tele, la disfruto y saber que no va a durar para siempre más que estresarme me tranquiliza.
¿Sigues fantaseando con ser alcaldesa?
Siempre.
¿Una alcaldesa tipo Virginia Reginato?
¡No! Lo peor quemepodría pasar es hacer el Festival de Viña. Me carga. Una vez fui y me quedé encerrada en la pieza, porque si bajaba a la pisicina estaba Marlen Olivari y con ella no me iba a bañar. Me daba plancha. Me interesa mucho el servicio público, pero también poner una pyme como la panadería de barrio que soñamos con mi marido.
Los políticos
Hernán Somerville dice que Chile ya no se divide en la izquierda y la derecha, sino que en conservadores y liberales. ¿Qué te parece esa afirmación?
Hay bien pocos conservadores. Es un grupo chiquitito con harto poder. Este gobierno es muy poco conservador y muy distinto a lo que sería un gobierno de Lavín. Hoy la izquierda y la centro izquierda están hechas añicos. Piñera y la coalición han hecho suyos muchos temas de la agenda liberal y de la Concertación, incluso usan el mismo lenguaje. Me dan pena los líderes más jóvenes de la Concertación, a quienes les va a tomar mucho tiempo formar un movimiento con energía nueva. Esa generación Tohá, Orrego… se va a perder.
¿Qué políticos te han sorprendido positivamente?
Los que rechazan las invitaciones a los programas, pero cuando van dicen algo. Pablo Longueira es así y siempre es un buen entrevistado. Lo mismo José Miguel Insulza y Osvaldo Andrade.
Es peculiar Longueira. Antes daba miedo y ahora es hasta divertido.
Hace tiempo que Longueira es sorpresa. Uno pensaba que era una persona súper conservadora e intransigente. Era uno de los políticos que generaba mayor rechazo. Ahora es un excelente conversador, bueno para la talla, simpático. Evelyn Matthei también es atractiva. Se corta el micrófono y te mueres lo simpática y lo relajada. Te hace sentir en confianza.
¿Qué te parece que Matthei y Allamand estén de ministros?
Como chilena quiero protestar ante los gobiernos de la Concertación y de la Alianza por este sistemita de andar sacando gente del Congreso. ¡Cómo es posible que la soberanía popular les importe nada! Matthei, Allamand y Tohá estaban en el Congreso porque los eligió la gente.
Fuiste una suerte de entrenadora de Ena von Baer. De panelista de Estado Nacional pasó a ser ministra, vocera de la Presidencia.
Ena se hizo conocida en EstadoNacional. El mismo Juan Antonio Coloma me dijo una vez que se le ocurrió que podía ser candidata a senadora cuando la vio en el programa.
Antes se veía como una pecosita tierna y tímida.
En el programa se fue empoderando, pero creo que debiese rescatar un poco ese rasgo de pecosa tierna. Ella es muy amorosa y dialogante. Debiese tener un rol más expansivo con la prensa, más de conversar y contar que de hacer esas declaraciones tan duras.
Suena su celular y es su marido a quien le pide que saque a los niños a hacer algo de deporte para que no vean tanta tele. Llama a la mesera una, dos y tres veces, pero no la pescan. Al cuarto intento pide una "coca light con gas" y tras percatarse de lo absurda de su petición se ríe a carcajadas y en algo recuerda a Annie Hall, el entrañable personaje de Woody Allen.
¿Qué te quita la sonrisa de un tirón?
Equivocarme. Por ejemplo, una vez, al aire, le dije a Lavin "pero usted se ha ponido". Pensé que me iban a echar. Fue humillante y quería morirme. Apareció el fantasma de que descubrieran que soy tonta e inculta. Además, en mi familia son terribles. Mi mamá y mis hermanos se ríen mucho de mí.
Cuestionario de La Poca Vergüenza
Todos los días, en radio Paula, Monserrat Álvarez cierra las entrevistas que le realiza a diversos personajes nacionales con un cuestionario. Obligada a tomar de su propia medicina, éstas son sus respuestas:
¿Cuántas veces en tu vida has necesitado ir al sicólogo o al siquiatra para lograr mayor equilibrio espiritual?
Desde los 8 años hasta la actualidad. Cuando chica fui porque lloraba mucho y me sentía la más tonta y fea de mi casa. De grandecita, cada cierto tiempo voy a unas revisiones técnicas.
¿Cuál es el defecto que más deploras en ti misma?
Soy ansiosa, un poco intensa y susceptible. Necesito que me reafirmen y mi marido se agota. Y no tengo fuerza de voluntad para hacer dieta.
Para calmar el nervio, qué privilegias: ¿sexo, pisco sour, shopping o deporte?
Pisco sour y sexo. El shopping me causa culpa.
¿Deporte o no?
Me gusta, pero no hago suficiente. Con mi marido subimos el San Cristobal en bicicleta.
En cuanto a tu desempeño como pareja: ¿te gustaría pololear contigo?
Sí, porque he logrado cierta independencia. Antes era más insegura y demandante. Además, tengo harta energía. Soy entretenida.
¿Qué cosa o circunstancia logra anularte la libido por completo?
Acostarme con la guata llena. En la noche hay que comer poco y sentirse flaca.
¿Qué es lo que te mata la pasión, especialmente de las actitudes masculinas?
La seda dental en la cama es terrible.
¿Eres de las que piensa que no es bueno morir sin antes haberse fumado un buen pito de marihuana?
De todas maneras. De grande no me gustan mucho. Me encanta, eso sí, la sensación que me genera un poco de alcohol. Pero me da susto curarme.