“El aprendizaje no se detiene nunca”, Paz Errázuriz
Trabajar sobre el otro es trabajar sobre una misma, por eso siento que al apoderarme de esa imagen, que me es como un espejo, voy construyendo mi autorretrato”, ha dicho esta premiada fotógrafa chilena.
Dice que se acercó de adulta a la fotografía y que la primera foto que la marcó fue una que le tomó su papá para su Primera Comunión, en que ella aparecía solo de cuerpo y le quedaba cortada la cabeza. Es autodidacta y cuenta que aprendió a revelar con amigos, con libros y, sobre todo, mirando libros sobre fotógrafos que la atraían. “Pero el aprendizaje no se detiene. Siempre he sentido que me falta mucho por aprender y sigo aprendiendo tanto de los jóvenes como de los consagrados”.
Lo suyo es el retrato humano de la marginalidad, y para explorarlo esta fotógrafa ha elegido lugares como el extremo sur, los prostíbulos y los hospitales psiquiátricos. “Trabajar sobre el otro es trabajar sobre una misma, por eso siento que al apoderarme de esa imagen, que me es como un espejo, voy construyendo mi autorretrato”, ha dicho. Autora de una obra desgarradora y hermosa, Paz ha sido capaz de retratar la identidad chilena desde los márgenes, haciendo siempre énfasis en que la suya es la producción de una mujer.
“Como mujer estoy subordinada a un espacio determinado que me resulta natural explorar; lo marginal. Y con mis fotografías construyo también mi propia historia”, dice. El suyo es un ojo afinadísimo y brutal que es capaz de ver belleza donde otros ven rechazo. Y es que sus fotos tienen un marcado sello político donde no solo aparece un retrato social, sino que el profundo compromiso humanitario de su autora.
- 1987 fue el año en que obtuvo la beca Guggenheim; fue la primera vez que dieron esta beca a un fotógrafo en Chile.
- Dice que “lo chileno” tiene que ver con el desgarro y la precariedad.
- 76 años tiene esta fotógrafa y profesora.
- Recibió el Premio Nacional de Artes el año 2017.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.