Paula 1156. Sábado 13 de septiembre de 2014.
En 90 imperdibles minutos el documental Vidal Sassoon, disponible en Netflix, relata cómo un niño, que creció en un orfanato y jamás tuvo estudios formales, se transformó en el artífice de la peluquería moderna, con sus cortes de líneas geométricas que liberaron a la mujer de la ida diaria a los salones de belleza, junto con darle un look dinámico acorde a lo que ocurría en el Londres de los años 60.
"Vidal Sassoon fue más que un peluquero, fue una estrella de rock, un artista, un artesano que cambió el mundo con un par de tijeras". Con esas palabras parte el documental Vidal Sassoon (2010), dirigido por Craig Teper, que narra los hitos que marcaron la carrera del peluquero británico que durante la década de los 60 marcó un antes y un después en la historia de la peluquería, al crear un estilismo que dejaba atrás las estructuras de estética conservadora con referentes en la monarquía británica y que obligaba a las mujeres a visitar regularmente los salones de belleza. Sasson, en cambio, propuso cortes de apariencia sencilla, precisos en su geometría, de espíritu joven, inspirados en la arquitectura Bauhaus. Un estilo que dialogaba con la comodidad de la minifalda creada en esa misma época por su amiga y cómplice creativa Mary Quant, elegido por Roman Polanski para el personaje de Mia Farrow en El Bebé de Rosemary (1968), y la modelo del momento, Grace Coddington.
Pero este documental –estrenado dos años antes de la muerte de Sassoon y disponible en Netflix– va más allá de la moda instaurada por el peluquero y el imperio que construyó con su nombre a ambos lados del Atlántico. En 90 minutos este filme recoge los relatos del protagonista y su círculo más cercano, y llevan al espectador a comprender, incluso emocionarse, con la vida, carrera y visión de este hombre que, como niño judío nacido en los años 20 en Londres, durante la guerra vivió en un orfanato porque su madre no podía mantenerlo y su padre siempre estuvo ausente, y muy precozmente comenzó a trabajar, para luego convertirse en aprendiz de peluquero. Fue mirando que aprendió a usar las tijeras, conoció el funcionamiento de una peluquería y sin estudios formales, pero con una ávida pasión por la arquitectura y reconstrucción de Londres, se obsesionó con las líneas rectas, llegando finalmente a crear el famoso corte de cinco puntas que realizó a Coddington. Un corte que traza puntas desde la frente, pasando por las patillas hasta detrás de la cabeza y que se mantiene siempre en su lugar a pesar del movimiento. Sassoon fue más allá: transformó la peluquería en un espacio cool y performático, elevando al peluquero a la categoría de artista pop.
Vidal Sassoon murió en 2012 en Los Ángeles, California, ciudad a la que se había trasladado en la cúspide de su fama, cuando junto con instalar sus salones y estrenar sus líneas de productos para el pelo (que luego vendió a una conocida marca), comenzó a ser figura habitual de la televisión estadounidense e, incluso, junto a su primera mujer, tuvo su propio espacio en la televisión.