El artista autónomo
Tras desarrollar su carrera en España y Holanda, Nicolas Franco volvió al país hace dos años para instalar una obra y una actitud poco frecuentes en Chile.
Participante en la muestra El terremoto de Chile, una de las principales exposiciones de la Trienal de Artes Visuales, Nicolás Franco (35) emerge como una figura singular: tras desarrollar su carrera en España y Holanda, volvió al país hace dos años para instalar una obra y una actitud poco frecuentes en nuestro circuito del arte.
Vivió 12 años fuera de Chile, obtuvo un premio de la fundación holandesa Stroom Then Hag, la beca De Ateliers del Ministerio de Cultura y Ciencia de los Países Bajos y la Pollock-Krasner Foundation Grant, de Nueva York; expuso con el fallecido y connotado artista alemán Martin Kippenberger y fue alumno de Georg Herold. Sin embargo, todos estos méritos no le hicieron más fácil su adaptación al medio del arte chileno. "Como en todos lados hay códigos y tendencias, y toma tiempo familiarizarse con ellos",confiesa. "Eso, de algún modo, me obliga a consolidar la independencia de mi obra y a manejarme como un outsider". Precisamente, dicha autonomía distingue su trabajo. Interesado en las estéticas oscuras del expresionismo alemán, el cine de suspenso y la sobriedad del minimalismo, insiste en una obra que escenifica lenguajes visuales que transmiten violencia e inducen el miedo, y que ha logrado el reconocimiento del crítico Justo Pastor Mellado y el curador español de la muestra El terremoto de Chile, Fernando Castro Flórez. En ella, el artista levanta una especie de escenario de 8 metros de alto, en cuyo interior el espectador se somete a estímulos audiovisuales asociados a estéticas del terror, como voces anónimas e imágenes descolocantes en blanco y negro. "Franco es uno de los artistas más intensos de su generación. Me interesa lo radical de su planteamiento y la lucidez formal con que resuelve las incertidumbres y obsesiones de su imaginario", señala Castro Flórez.
Más allá de la singular sicosis productiva de su obra, Franco ejemplifica una actitud diferencial: toca temas conflictivos, pero se guarda las sesudas explicaciones típicas del arte crítico chileno para que la obra hable por sí misma. "No me interesa que el espectador se esfuerce en descifrar un discurso, que obviamente existe. Lo que busco es lograr una puesta en escena que transmita estéticas y temas que me obsesionan. Me siento cómodo trabajando con la superficie de las cosas: los materiales son medios de comunicación efectivos por sí mismos", señala.
Patio del museo MAC Quinta Normal, Matucana 464, Metro Quinta Normal. Hasta el 5 de diciembre.
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