Vivimos en un mundo tan exigente, que existen todo tipo de artefactos y aplicaciones que nos permiten medir lo que hacemos y lo que no hacemos; desde la calidad del sueño, cuántos pasos dimos al día, formas de medir la ingesta de agua, la cantidad de calorías quemadas, la medición del % de grasa, del agua, del músculo etc. Estamos expuestos a infinita información sobre cómo envejecer más lento, qué color de luz necesitamos antes de dormir, qué alimentos nos hacen daño y cuáles nos dan vida, qué alimentos debemos evitar por la cantidad de pesticidas o si tomar agua con limón en ayunas o mejor optar por el vinagre de manzana. Así, de forma paralela se va generando una gran confusión en cuanto a lo que nutrición respecta. Una cantidad de exigencias para “ser mejores”, o para lograr “la perfección” en nuestros cuerpos que nos mantienen con la idea constante de que hay mucho que tenemos que hacer, medir y alcanzar. ¿Cómo no agotarse o, en algunos casos, enfermarse?

Paralelamente nacen nuevas tribus con ideas radicales en cuanto a las pauta de alimentación. Por no mencionar a los que no consumen carbohidratos sin tener celiquia o padecer de epilepsia, posicionándolos como un alimento veneno por sí solo. O la obsesión por comer limpio, orgánico y poco procesado que hacen finalmente que todo alimento tenga algo de tóxico.

Todos bien sabemos que llegar a los extremos nos enferma físico y mentalmente, por no agregar las implicancias en nuestra salud social y cultural.

Tanta rigidez, tan regla y estar tan pendientes de cómo lo que ingerimos nos afecta en el cuerpo físico nos atrapa y secuestra gran parte de nuestra energía, ocupando en algunos casos espacios prioritarios en nuestra mente y muy poco para todo lo demás que también nos nutre.

En un mundo obsesionado con el cuerpo físico y la apariencia, todas las corrientes extremas son el blanco perfecto para que muchos y muchas se dejan llevar por las modas alimentarias. Muchas personas llegan a la consulta con creencias erróneas sobre alimentos, teniendo su lista mental de prohibidos y permitidos, listas que no hacen más que dañar la relación con la comida el cuerpo. Y es que nos hemos olvidado que la comida también tiene que ser fuente de placer y gratificación.

¿Qué significa una alimentación saludable? ¿Saludable para quién? No olvidemos que todo fenómeno humano abarca varios aspectos y que cuando creemos que la alimentación saludable lo es todo y vamos con eso a fondo, a veces se funde y deja de funcionar.

Camila es Nutricionista – Health Coach. Instagram: @camilaquevedot