La artista escénica y directora de Podium Podcast Trinidad Piriz es la mujer detrás de ¿Quién mató a Anna Cook? la serie de True Crime número uno en Spotify en Chile. Tras cinco años de investigación y más de 400 páginas de archivos judiciales, el documental sonoro de once capítulos escrito por Rodrigo Fluxá aborda la muerte de la Dj chilena Anna Cook, una joven que en 2017, según el Servicio Médico Legal, murió por abuso de sustancias, pero cuya madre y cercanos insisten en que fue asesinada.
Algunas irregularidades en el caso y la sospecha sobre dos hombres que estuvieron con Anna esa noche, llevó a un grupo de activistas feministas en 2018 a catalogar su muerte como un crimen de lesboodio y a funar a los presuntos sospechosos y al sistema judicial. Las redes sociales y las calles de Santiago se llenaron con la pregunta ¿Quién mató a Anna Cook?, buscando justicia. Cinco años después, el podcast que llevaba esa misma pregunta de lucha feminista, se desliga totalmente de la teoría del lesboodio para proponer que la justicia sí tuvo la razón.
Aquí, la directora del podcast Trinidad Piriz relata un recorrido que a su juicio desafía los límites entre verdad y justicia.
¿Cómo llegaste al caso de Anna Cook y por qué te atrajo esa historia para llevarla a un podcast?
Como directora de Podium me interesaba crear una parrilla que tuviera dentro de sus ejes el documental sonoro y me pareció que trabajar con Rodrigo Fluxá era de lleno irme a la segura con una investigación que iba a ser rigurosa, profesional y bien hecha. Estuvimos un tiempo pimponeando casos y finalmente nos pareció que éste, que ya venía con una investigación realizada por Valentina Millán y él, era sin duda el caso más interesante. La historia de Ana como artista y siendo DJ era ideal para el formato y podía dialogar con el medio, que es algo que a mí me importa. ¿Quién mató a Anna Cook? es, además, una pregunta que muchas personas vimos en las calles y de la que nadie se estaba haciendo cargo. Era una causa que yo llevaba siguiendo también, no como directora de Pódium, sino como mujer.
¿Qué fue lo más difícil de haber trabajado en este caso?
Ha sido un ejercicio súper difícil por una serie de razones. Primero porque ha sido largo, ha sido triste y ha sido doloroso. Estamos tocando un tema que es delicado, estamos hablando de una persona, de un ser humano. También ha sido difícil dentro del ámbito profesional; producir los capítulos, que el diseño sonoro hable realmente de Anna y de quién era, poder lograr fusionar la música de ella y los relatos que se dicen de ella. Porque no solamente es la investigación lo que nos importa, nos importa también el medio, y me importa que la audiencia entienda la dimensión de un ser humano no solamente a través de los guiones, sino del sonido.
¿Por qué crees que el podcast y la investigación han generado tanta incomodidad y debate?
El problema es que la gente quiere la verdad en la medida en que se ajuste a lo que quiere creer, y eso es súper peligroso. Este era un caso que necesitaba visibilización, nosotros lo visibilizamos, pero no de la forma en que se ajustaba a la causa. Piensa que es un caso que todos conocimos un año después de que ocurriera, a través de las redes sociales, por la mamá de Anna y por la colectiva de Anna Cook. Personalmente yo, cuando lo vi en redes, lo consumí sin ninguna duda, creí todo lo que se me dijo por redes sociales de manera ciega, sin ningún ejercicio de entender qué dice la justicia, que es lo mínimo para poder creer algo o entender algo. Podría haber sido verdad o no, ese no es el problema: el problema es cuando decido creer arbitrariamente y con poca información en algo, porque empezamos a crear en conjunto un relato que se empieza a robustecer. Con el caso de Anna empezó a crecer un juicio público muy bien armado, tomado también por la causa lesbo-feminista, y todos empezamos a culpar a personas que estaban en esa casa en ese día y a ponerlo en todas partes sin un debido proceso judicial. En ningún punto quiero irme en contra de la causa, no tengo ni un juicio contra el movimiento. Yo soy mujer, yo soy feminista y entiendo que los movimientos ayudan a visibilizar cosas que la justicia muchas veces no toma. Pero este caso lo toma el movimiento con falta de pruebas, lamentablemente. En el podcast están cada uno de los temas profundamente bien tratados con mucho más de una fuente de distintas disciplinas para probarlo.
El podcast lo narran dos actrices que encarnan las distintas posturas frente al caso, ¿fue por lo polémico del caso esa decisión?
El ejercicio de tener a dos narradoras es un ejercicio que fue pensado, no es arbitrario. Es un caso que estaba muy polarizado, que tiene antagonistas muy claros. Dentro del mismo equipo de investigación de hecho se produjo un quiebre por lo mismo y luego cuando llega a Pódium y tenemos que editar los guiones en la sala de edición, todos fuimos un poco la periodista y la editora… Nos pareció que esta manera de poner a estas narradoras o esta idea de ficcionar a estos dos roles, encarnaba la crisis que enfrentamos con respecto a esta causa o con respecto a la idea de verdad y la idea de justicia. Son dos roles que encarnan generaciones, conceptos, temáticas, creencias. A través de estas dos personas, podemos hacer un viaje, que es un viaje social.
¿Cuáles han sido las críticas sobre el podcast que más te han molestado?
Sobre todo que gente con poco material, con poca información pueda llegar y decir conclusiones que van en contra de todo lo que dice un grupo enorme de gente y de expertos. El Instituto de Salud Pública, la PDI, la Policía, el Servicio Médico Legal… Que postulen que hay casi un complot entre la justicia y el sistema de salud y las policías en contra de este caso en particular. Eso es realmente poner el mal afuera, como que hay algo en todo este mundo que es perverso y malo y me quiere atacar.
Una de las críticas que ha tenido el podcast es que la investigación no cuenta con la aprobación de la madre de Anna ¿Hubo un acercamiento hacia la familia y cercanos para llevar a acabo esta investigación?
Sí, todo el tiempo. La primera investigación fue tratar de rearmar el mundo de Anna a través de sus cercanos; por supuesto que la mamá y un alto porcentaje de las personas cercanas a Anna fueron parte de la investigación. Tenemos de hecho una relación respetuosa, cordial y honesta con la madre de Anna, de quien tenemos 12 horas de grabación en entrevistas. Ha sido un proceso regular y ético. Sé que eso ha sido criticado desde algunas esferas pequeñas, pero esta investigación la hicimos desde una plataforma, desde un medio de comunicación, hay abogados que han asesorado, hay cartas firmadas, todo se hizo de manera legal.
¿Cuál ha sido la mayor sorpresa que se han llevado tras la emisión del podcast?
Creo que darnos cuenta del rol del periodismo. Eso me ha parecido muy interesante. Todas las personas que oyen el podcast de Anna Cook lo pelean, lo discuten. Es una audiencia activa, que piensa, que reflexiona, que lo mastica, que saca sus propias opiniones. Me doy cuenta que este caso nos hace dialogar o nos hace tener que escuchar al otro e ir variando de posición. Tener que ir y leer y darse vuelta y pensar y volver a conversar, porque es un caso que habla de temáticas que nos antagonizan o nos hacen reflexionar y cambiar de opinión.
Cómo crees que influirá su investigación en la justicia… ¿Crees que movilice algo?
A las abogadas las tratamos de contactar muchas veces y no quisieron ser partícipes, nos dijeron literalmente que la investigación que estabamos llevando no iba con su tesis…. Yo creo que eso habla por sí solo. El compromiso que tiene nuestra investigación periodística es esclarecer la verdad. La justicia ya tiene los datos y hasta ahí llegamos nosotros, no podemos hacer más. El podcast está ahí, tómenlo o déjenlo.