Cuando tenía 60 años, la pediatra Paula Daza se transformó en la voz del segundo gobierno de Sebastián Piñera en todo lo relacionado con el Covid-19. Salía todos los días en televisión y era la encargada de explicar con peras y manzanas cuáles eran los pasos a seguir en la lucha contra el coronavirus cuando todo era incertidumbre. Recuerda con humor cómo el ex ministro de Salud, Emilio Santelices, la llamó para ofrecerle el cargo. Ella le dijo que no le gustaba la exposición pública y él le garantizó que la subsecretaría era un trabajo más tranquilo. Dos años después comenzó la pandemia.

Hace unos días fue la encargada de abrir el segundo Woman Power, encuentro organizado por Fundación Mujeres por un lazo, y que busca crear conciencia sobre la importancia de la prevención y detección temprana del cáncer. Un tema sobre el que ha trabajado bastante en el último tiempo. Meses que han estado movidos, pero no tanto como aquellos pandémicos. Hace poco fue elegida como una de las 100 Mujeres Líderes de El Mercurio y ha participado de congresos, comités técnicos en el Senado y en la confección del Programa de auto toma vaginal en domicilio para la detección precoz del Cáncer Cervicouterino en la comuna de María Pinto. Todo esto como Directora Ejecutiva de CIPS-UDD. Y aunque pareciera que su agenda no tuviera espacio, ella pega un suspiro y lo compara con su vida hace un par de años: “Estoy más tranquila”, y se ríe, “estoy feliz acá”.

“En Chile tenemos una gran deuda con las jóvenes. No más allá del 50% de las mujeres entre los 25 a 60 años se han hecho una Prueba de Papanicolaou (PAP). Según la última encuesta CASEN, las razones por las que no acuden a un centro médico son porque no creen que lo necesiten, se les olvida, no tienen tiempo o hay un desconocimiento al respecto. Se posponen. Y esta postergación ocurre en todos los aspectos de sus vidas. No estamos tomando como prioridad el autocuidado y la prevención, y las cifras son alarmantes: todos los días mueren dos mujeres de cáncer cervicouterino, algo que es totalmente prevenible y curable”.

Trabajando en la universidad, me imagino que tienes contacto con mujeres de las nuevas generaciones, ¿qué está fallando en la entrega de este mensaje?

“Hay una serie de factores. La educación sanitaria debería partir en los colegios, porque es importante desde el punto de vista del desarrollo integral. Hoy hay una Ley que dice que los niños deben tener educación sexual desde quinto básico y claro que hay que incorporar el conocimiento de que existen enfermedades de transmisión sexual que tienen este impacto. La prevención es importante, el uso de preservativos, pero tenemos que educar y ahí hasta los medios de comunicación tienen un rol. Por otro lado, el Ministerio de Salud es el gran rector desde donde bajan las políticas en este ámbito a todos los sectores y que traspasen a todos los actores que tienen un rol relevante en esta tarea. Por ejemplo, el cáncer de mama ha tenido bastante visibilidad, incluso tiene un plan donde la mamografía es gratuita y las mujeres tienen por derecho medio día al año para hacerse este examen. Aún así, las respuestas son las mismas: ‘no me corresponde’, ‘no creo que lo necesite’, ‘se me olvidó’, entonces hay algo que tiene que ver con educar sobre la importancia de la prevención y el cuidado”.

Tuviste un rol importante en un proceso profundamente politizado que fue la pandemia, pero lograste cierto consenso. ¿Cuál es tu evaluación sobre la forma en la que se hace política hoy?

“Efectivamente cuando uno mira los medios de comunicación y las redes sociales, hay mucha agresividad verbal, cada uno trata de exponer su verdad y posicionarse sobre un tema que le pertenece, excluyendo a otros. La esencia de eso es porque no nos hemos sentado a reflexionar sobre lo diverso que es nuestro país: es complejo, hay culturas distintas, pensamientos que se contraponen, pero eso no es algo malo, por el contrario. En esa diversidad es donde se enriquecen las sociedades. Este ambiente que se genera en redes sociales, donde las personas pueden ocultarse bajo el anonimato, hace que pierdan responsabilidad de sus palabras.

A mí me tocó recibir mucha agresividad en la pandemia, pero sí creo que hoy hay espacios para el consenso. Hace poco me tocó trabajar en un comité de expertos en la Comisión de Salud del Senado. Éramos muy diferentes, unos creían que el Estado debía hacerse cargo de todo y otros, que la complementariedad público-privada tenía un rol importante, sin embargo, pudimos llegar a 65 propuestas de reformas de salud que nos interesaban a todos. Hay que avanzar en espacios de cooperación y diálogo. Tenemos que buscar esos lugares para compartir con personas distintas, que piensen distinto. Quizás para mí es más fácil porque siempre fui una outsider, viví mi infancia lejos del país, nunca pertenecí al lugar en el que estaba. Mi papá era tolerante, abierto, tremendamente respetuoso con la diferencia. En mi casa hay agnósticos, ateos y católicos, pero con respeto y argumentos todos nos comunicamos. Depende de nosotros. Hay que tomarse todos los procesos con responsabilidad. Debemos poder volver a tomar un rumbo en el que salgamos de la descalificación, que es lo que ensucia o enturbia cualquier diálogo”.

Eso es desde los ciudadanos, pero basta con poner un matinal para ver a un alcalde descalificando a otro, algo de todos los días. ¿Cómo se puede hacer cargo la clase política de este comportamiento?

“Finalmente la ciudadanía va a evaluar a aquellos que adopten una postura de diálogo y colaboración. Es responsabilidad nuestra respaldar a aquellos líderes que buscan soluciones a los problemas de la gente y que están comprometidos con aportar al bienestar común. Durante mi participación en el gobierno anterior, mi enfoque era principalmente técnico, lo que quizás facilitaba las cosas al tener claro que mi objetivo era trabajar para el progreso de la población. Sin embargo, el desafío actual radica en generar confianza y actuar con transparencia. El liderazgo efectivo se fundamenta en la autenticidad. Aunque existen diferentes estilos de liderazgo, desde los más enérgicos hasta los más reservados o incluso divertidos, al final del día, la ciudadanía va a reconocer y premiar a aquellos líderes que genuinamente buscan el beneficio de las personas y el bienestar de su país”.

¿Desde dónde se instala la derecha en términos de feminismo?

“¿Cuál es el sentido del feminismo? ¿Qué buscamos las mujeres para las mujeres? Yo creo que primero que todo en promover la igualdad de oportunidades, permitiéndoles tomar decisiones autónomas en todos los aspectos de sus vidas, ya sea en el ámbito laboral, educativo o familiar. A lo largo de la historia, las mujeres han enfrentado desigualdades y restricciones que limitaban sus oportunidades en comparación con los hombres. Aunque en nuestro país hemos logrado avances significativos, aún queda trabajo por hacer. Durante el gobierno de Sebastián Piñera se impulsaron algunas leyes destinadas a brindar más oportunidades y libertades a las mujeres. Sin embargo, lamentablemente, aún queda pendiente la aprobación de la ley de sala cuna universal, la cual sería un paso importante para permitir que aquellas con menos apoyo, puedan ingresar al mercado laboral con mayor autonomía. Es crucial avanzar en aspectos como la paridad de género y la presencia de mujeres en cargos de liderazgo, por ejemplo. Creo firmemente que invertir en la educación y proporcionar herramientas a las mujeres no solo las beneficia a ellas, sino que también contribuye al progreso y desarrollo de la sociedad en su conjunto al permitirles tomar decisiones informadas y participar activamente en todos los ámbitos de la vida”.

En Argentina, Javier Milei anunció que prohibirá el lenguaje inclusivo y “todo lo referente a la perspectiva de género”, ¿es posible que algo como eso ocurriera en Chile en el futuro?

“Sería bastante difícil. En Chile existe un amplio consenso político sobre la importancia de los ministerios, como el de la Mujer, y de diversos actores de la sociedad civil en términos de género e igualdad, no solo para el beneficio de las mujeres, sino para el bienestar de toda la sociedad. Reconocemos que el empoderamiento y la educación de las mujeres, así como su participación activa en la política, aportan perspectivas valiosas y enriquecedoras. Existe un consenso de que un Ministerio de la Mujer dedicado a apoyar las necesidades y vulnerabilidades específicas de las mujeres es esencial. Y más todavía cuando siguen habiendo brechas significativas. Yo lo veo en términos de salud cuando visito a mujeres rurales y veo que no hay conocimiento sobre el cáncer cervicouterino o el virus del papiloma humano.  Es evidente que necesitamos implementar programas educativos exhaustivos en todas las regiones y sectores del país para que las mujeres puedan tomar conciencia de su salud y bienestar. Quedan muchas tareas por cumplir”.

Se acaban de cumplir dos años de la administración del presidente Boric, ¿cuál sería su evaluación de este gobierno?

“Puedo hacer una evaluación desde el ámbito de la salud, que es el lugar desde el que yo trabajo. El gobierno ha tenido aciertos, conozco a la ministra de salud y le ha tocado un papel muy difícil que es hacerse cargo de un tema complejo: el de las isapres. Y en ese aspecto, creo que han tenido una actitud, a veces un poco lenta, pero sí cuidadosa entendiendo que su caída tendría un impacto en todo el sistema de salud. Y ellos, a través de una ley corta y propuestas, han podido avanzar, sabiendo que incluso es algo a lo que se oponían y que estaba en su plan de gobierno.

El otro aspecto positivo es la incorporación de un cuerpo monoclonal para prevención de virus respiratorio sincicial. Donde se sigue al debe es con el cáncer. No podemos tener más de 70 mil pacientes con GES atrasados. En el tema de listas de espera falta mucho y hay una deficiencia en la fuerza para hacerse cargo de un problema grave, particularmente con las personas vulnerables, quienes si no tienen acceso a un tratamiento oportuno, sabemos que eso se traduce en muerte”.