El explosivo aumento de las vasectomías: ¿Avanza junto con la igualdad de género?
En junio de 2022, y luego de 50 años, la Corte Suprema de Estados Unidos terminaba con el derecho constitucional al aborto mediante la anulación del caso Roe contra Wade, como se conoce. Lo anterior, tendría como resultado la prohibición total de este procedimiento en alrededor de la mitad de los estados de ese país. Generó polémica.
Tres meses después de esa decisión, las vasectomías se dispararon con un aumento del 29% entre julio y septiembre. Según un artículo publicado en mayo de este año por The Economist, los pacientes basaban su decisión en tres razones, principalmente. En primer lugar, estaban los que consideraban que con el fin del aborto, habían perdido su único respaldo en caso de que los métodos anticonceptivos tradicionales fallaran. En segundo lugar estaban aquellos que ya habían considerado anteriormente realizarse una vasectomía, y este fallo aceleró su decisión. Y por último -y lo menos frecuente-, se encontraban aquellos hombres que consideraban la cirugía como un acto de solidaridad con las mujeres.
Sea este aumento puntual una coincidencia o una consecuencia, la realidad es que, en el mundo, así como también en Chile, los hombres que se someten a vasectomías han crecido de forma explosiva, sobre todo en la última década y mayormente en el sector privado de salud. Según cifras publicadas el año pasado por el Departamento de Estadísticas e Información en Salud (DEIS), en los últimos diez años el alza fue de 500%. Ahora bien, ¿cuáles son las razones detrás de este fenómeno? Son múltiples, coinciden todos, pero una que podría ser relevante para algunos, pero no determinante para otros, son los avances en igualdad de género.
Un panorama variopinto
Entre quienes optan por la vasectomía, habría tres grupos bastante definidos: el de los hombres que decidieron realizarse el procedimiento como decisión de pareja y para liberar a la mujer del uso de métodos anticonceptivos tradicionales; el de aquellos que están separados y que no quieren tener hijos con otra pareja; y el de los jóvenes que no tienen hijos y no quieren hijos biológicos en el futuro. Este último, aunque todavía menor, estaría tomando cada vez más fuerza, lo que podría ser un reflejo de una mayor voz entre los hombres en torno a la planificación familiar.
El doctor Óscar Schatloff, quien ha realizado más de mil vasectomías en su Clínica Urbamed -donde se realiza el procedimiento con anestesia local y en 10 minutos-, cuenta como anécdota que, antes, las conversaciones entre los hombres se daban respecto de cuántos hijos querían tener, no de si querían o no tener hijos. Eso ya cambió, y los números al alza de vasectomías en personas jóvenes hablan por sí solos.
Para el doctor, el aumento generalizado de las vasectomías “de todas maneras” va de la mano con los avances en equidad de género. “Las mujeres con toda razón y sentido están alzando la voz para decir que no quieren los métodos tradicionales como una forma de anticoncepción en el largo plazo, por todos los efectos adversos que pueden generar”, dice, y agrega que ve cada vez más mujeres piden información y luego impulsan a sus maridos a asistir a la consulta con sus maridos para que se operen.
Lo mismo sugiere el urólogo y andrólogo de la Clínica Alemana de Santiago, Francisco Osorio, quien dice que “la equidad de género es clave en este aumento de las vasectomías”. Para él, si bien las mujeres están más empoderadas, también los hombres están más conscientes de que tienen que participar igual que sus parejas en la anticoncepción familiar. “Muchas veces por iniciativa propia están más conscientes de este asunto, o bien por solicitud de las parejas”.
Pero no solo eso es lo que explicaría el aumento explosivo. Un factor que parece también muy relevante es que hoy existe mucha más disponibilidad de información respecto del procedimiento, y como ha ido en aumento, el boca a boca ha ido rompiendo una serie de mitos que existían en torno a esto, principalmente aquellos que lo relacionaban con una disminución del deseo sexual, o con alteraciones en la erección, todos mitos que se han ido terminando, dice el doctor Osorio. Señala también que, en el caso de la Clínica Alemana, en los últimos 10 o 15 años se ha llegado a multiplicar por diez la cifra de vasectomías, y solo en 2021 y 2022 se hicieron más de mil cirugías por año.
Si se compara la vasectomía al método de esterilización femenina, esta segunda opción tiene muchas más complicaciones y riesgos que el primero. La primera, explica el doctor Schatloff, es una cirugía que se hace por laparoscopía, requiere anestesia general, y existe manipulación de los órganos del abdomen. Esto último hace que el riesgo de lesión de ciertos órganos sea mayor. Osorio explica que en el caso de las vasectomías, menos del 2% de los pacientes presentan complicaciones, y aquellos que las tienen, no son de carácter grave y se resuelven con antiinflamatorios, reposo o antibióticos. Asimismo, la tasa de efectividad es del 99%, lo que quiere decir que solo 1 entre 2 mil pacientes que se han realizado una vasectomía, podría producir un embarazo.
¿Solidaridad con las mujeres? No sería preponderante
Para la sexóloga Eleonora Delgado, las razones por las que los hombres pueden decidir someterse a una vasectomía varían según su situación individual y las motivaciones personales. Sin embargo, existirían algunos factores comunes. Entre ellos estaría la confiabilidad anticonceptiva que ofrece este procedimiento, la posibilidad de evitar “sorpresas”, o una forma de compartir la responsabilidad de la anticoncepción y la planificación familiar con la pareja. También podría existir, en algunos casos, un sentimiento del hombre de que puede mantener a voluntad su fertilidad y la capacidad de tomar decisiones sobre su vida reproductiva, sin delegárselo a nadie más, y en otros, la vasectomía incluso podría significar “casi un pase para la promiscuidad”, indica la profesional. Lo anterior, explica, se debe a que en la sociedad hay una muy baja conciencia sobre las enfermedades de transmisión sexual, y la mayor preocupación siempre es el embarazo.
Con todo, Delgado es enfática y cree que si bien podría ser que la solidaridad con las mujeres y los derechos reproductivos puedan ser un factor motivador para algunos, duda de que esta sea la razón preponderante detrás del aumento de las tasas de vasectomía. En este sentido, pone en duda de que la prohibición del aborto -como es el caso de Estados Unidos-, haya sido una causal en el aumento del número de vasectomías. “No creo que los hombres estén pensando en el aborto como una posible implicación de la cuales ellos podrían contribuir a evitar, y por esto, tomar la decisión de una vasectomía”, sostiene.
Delgado explica que algunos estudios han sugerido que, a medida que las sociedades se vuelven más igualitarias en temas de género, podría haber un aumento en la aceptación y adopción de métodos anticonceptivos masculinos como la vasectomía. Esto puede verse como un reflejo de cambios en las actitudes hacia los roles de género y el reconocimiento de la importancia de la responsabilidad compartida en la planificación familiar. Sin embargo, “es importante tener en cuenta que la relación entre las tasas de vasectomía y la igualdad de género no es necesariamente causal directa”, explica. Agrega que otros factores, como el acceso a la atención médica, la educación, la estabilidad económica, las normas culturales y las preferencias individuales, también influyen en las tasas de vasectomía. “Por tanto, el aumento de las tasas de vasectomía puede verse influenciado por el movimiento hacia la igualdad de género, pero esto es solo un aspecto de un contexto bio-psico-social mucho más amplio”, explica Delgado.
La especialista remarca que el alza en las tasas de este procedimiento puede relacionarse con varios factores, incluido el cambio o distribución de los roles de género, lo que considera es un avance importante en la igualdad de género, pero no determinante. Delgado dice que la igualdad de género se refiere a la igualdad de derechos, oportunidades y trato de las personas, y como la decisión de someterse a una vasectomía es personal, se podría pensar que ese alguien lo hace por el deseo de asumir una responsabilidad compartida en anticoncepción, por el deseo de apoyar las decisiones reproductivas de la pareja, por el deseo de cambiar los patrones tradicionales de masculinidad que colocan la carga de la anticoncepción únicamente en las mujeres, y finalmente por entender que el procedimiento es algo que ayuda a la pareja desde la salud, el relacionamiento y las oportunidades de desarrollo individuales. “Entonces sí podríamos decir que es un avance, pero desde lo específico, y no necesariamente desde lo colectivo”, sostiene.
Considerar la vasectomía como definitiva
El aumento de las vasectomías podría ser una demostración de que las generaciones más jóvenes de hombres están rompiendo con el mito de que su masculinidad se mide por su capacidad sexual, y lo que frenaría en muchos casos someterse al procedimiento tendría que ver más con temas sociales o culturales, dado que el riesgo es muy bajo.
La vasectomía es un procedimiento simple y ambulatorio, donde se cortan los conductos deferentes, que son los encargados de transportar los espermatozoides desde los testículos hacia el exterior. Por lo general se dice que es también reversible. Sin embargo, los doctores son enfáticos al decir que no es tan así.
El doctor Francisco Osorio señala que, al momento de someterse a este procedimiento, la decisión se toma mirándolo como un método definitivo de anticoncepción. “Es para hombres o parejas que tienen claro que no quieren tener más hijos”, indica, y agrega que no es transitorio y no se recomienda usarlo como tal. Explica que si luego los hombres se arrepienten existirían dos posibilidades: hacer una extracción de espermatozoides en un procedimiento que es en pabellón con anestesia, para luego usarlos en una fertilización in vitro, o bien hacer una reversión de la vasectomía.
El doctor Óscar Schatloff dice que es cierto que la vasectomía puede revertirse técnicamente reuniendo los dos extremos del conducto deferente, pero la capacidad del embarazo va a depender de la cantidad y vitalidad de los espermios móviles que el paciente puede producir. “Esta capacidad va progresivamente disminuyendo en los pacientes post-vasectomía ya que la acumulación de espermios en el testículo hace que el cuerpo vaya graduando, y la producción de nuevos espermios baja”, indica.
Osorio agrega que para obtener un mayor éxito en una reversión, se debe hacer dentro de los primeros 10 años. “Allí el porcentaje de éxito va entre 85% y 90%, lo que significa que en ese porcentaje vuelven a aparecer espermatozoides en el semen. Sin embargo, entre ese porcentaje, la tasa de hombres que efectivamente logran un embarazo va entre 50% y 60%”.
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