Como muchas veces pasa en las redes sociales, en mayo de este año, una simple broma terminó en un fenómeno viral. Olivia Maher, una mujer de Estados Unidos, publicó en Tik Tok su comida de ese día. Se veía una tabla con pan, queso, pepinillos y uvas. “Girl Dinner” tituló su video, y señaló que algo así deben haber comido los campesinos medievales cuando no había nada más que echarse a la boca.

Lo que podría haber quedado ahí, se viralizó, y muchas mujeres, principalmente jóvenes, comenzaron a subir sus propias versiones de sus Girl Dinner. Con videos iban mostrando qué es lo que comen cuando están solas, y las variaciones son enormes: Aceitunas, Doritos con vino, fruta con queso, Coca-Cola con pan, y cerveza con papas fritas, entre otros miles de ejemplos.

Lo anterior era replicado y celebrado por muchas mujeres como una forma de mostrar realmente lo que comen cuando están solas, sin trucar la realidad ni mostrando fotos bonitas, y sin replicar lo que la cultura de la dieta busca imponer en la alimentación del género femenino, donde la comida siempre se asocia a porciones pequeñas, livianas, y fundamentalmente frutas y verduras.

La tendencia eso sí, no ha sido estática. Todo lo contrario, ha ido evolucionando tanto en los tipos de comida que se muestran -llegando incluso a una simple lata de choclo, o a una bebida gaseosa-, como en los comentarios y observaciones que estos suscitan. El mensaje inicial, que estaba más relacionado a la idea de que las mujeres no siempre comen de manera equilibrada, y que la realidad dista de las expectativas existentes en torno a qué deberían comer las mujeres, ha ido derivando en elementos diferentes que hacen de este fenómeno uno que ha dado que hablar. ¿Por qué el Girl Dinner se ha vuelto controversial? Hay muchas razones.

¿Empoderamiento u otra cosa?

El Girl Dinner tomó vuelo, y para muchos, era una forma de mostrar que las mujeres, a diferencia de lo que se suele creer, no siempre comen de manera equilibrada y que la realidad dista de las expectativas que estarían instaladas en torno al género.

Algunos celebraron esta nueva espontaneidad, tan pocas veces vista en las redes sociales, que permitía a las personas mostrar una imagen más real de sí mismas. Las nuevas imágenes mostraban situaciones que ahora estaban lejos de ser perfectas, y quizás era una manera de decir que ellas también se encuentran cansadas y comen lo primero que pillan en el refrigerador cuando están solas, tal como se piensa lo hacen los hombres. Se celebró que lo que hasta ahora estaba reservado para el género masculino, fuese también apropiado -o más bien ahora mostrado- por las mujeres.

Por lo mismo, muchos festejaron esta nueva forma de lo que creyeron, se trataba de empoderamiento. Pamela Campi, nutricionista y especialista en trastornos alimentarios, señala que, de alguna forma, este fenómeno busca romper con el concepto de que las mujeres comen poco, liviano, cargado a las verduras, frutas y algo de proteína, y nada de carbohidratos o comida rápida. Sin embargo, señala, “más que hablar de empoderamiento, creo que esto es más empezar a visibilizar que las mujeres tenemos también el derecho a comer cualquier tipo de alimentos de manera tranquila, sin que se nos juzgue por ello”.

En este sentido, la también nutricionista, y especialista en psiconutrición, Florencia Araya, considera que este fenómeno muestra “totalmente lo contrario a un empoderamiento”. En su opinión, solo el hecho de llamarse Girl Dinner lo hace algo altamente sexista, contribuyendo al estereotipo de que la mujer come en pequeñas cantidades y de manera fraccionada. “En el caso que se muestre una comida sumamente insuficiente también puede reflejar falta de autocuidado y fomento a la “mujer pulpo”, que luego de tanta sobrecarga de responsabilidades, al final del día no tiene energía ni tiempo suficiente para cocinarse una comida de calidad. Si en realidad tuviera que ver con mostrar el derecho de ciertas “indulgencias” como comer cualquier cosa, la tendencia mostraría platos con aún más comida, calorías, grasas, azúcares, etcétera, pero no es el caso”, dice la profesional.

Lógica altamente sexista

Al poco tiempo de aparecer el Girl Dinner, fueron apareciendo otras versiones: el Boy Dinner, el Husband Dinner, el Mom Dinner. El primero, se trata de comidas más cargadas a las proteínas, mientras el segundo muestra comidas balanceadas hechas por una mujer, probablemente, dueña de casa. El tercero, traducido como “comida de madre”, muestra la comida de estas mujeres como una que considera las sobras dejadas por los hijos. Mientras para muchos estos nuevos videos era un motivo de risa, para otros dejaba de manifiesto algo evidente: el Girl Dinner se trataba de un fenómeno altamente sexista.

Carolina López, psicóloga y especialista en trastornos de la conducta alimentaria principalmente en adolescentes, señala que este fenómeno viral en las redes sociales sugiere una lógica evidentemente sexista. Pese a que se plantea como un modo liberador de comer, se muestran porciones pequeñas, lo que se espera que sea propio de una mujer.

Lo mismo piensa Pamela Campi. “No existe comida para hombres y para mujeres. Estos son mandatos sociales derivados de la cultura de dieta, donde te dicen que la mujer tiene que comer menos, que la mujer no puede comer carbohidratos en la noche, donde se deben evitar ciertos alimentos para mantenernos delgadas (…) Hombres, mujeres, niños y adolescentes, necesitamos alimentarnos de manera variada, equilibrada y suficiente -en términos tanto de calorías como nutricional-, y también de manera flexible, donde a veces quiero comerme una ensalada y a veces una hamburguesa. Por esto, el concepto de comida de hombre y de mujer hay que empezar a erradicarlo de esta cultura”.

Desórdenes alimenticios

Quizás uno de los mayores riesgos de las redes sociales es el hecho de que las personas puedan seleccionar lo que comparten con sus seguidores, porque, al hacerlo, se pierde la noción de la realidad.

Florencia Araya señala que en estos tipos de tendencias, los mayores riesgos constan de incentivar a que otras personas hagan lo mismo, o esconder o minimizar lo que se come en realidad para caer dentro de una norma, o también llegar a extremos y fomentar, por ejemplo, comer solo una lata de choclo, como se ve en algunos videos de Girl Dinner. “Siempre tenemos que recordar que cuando estamos detrás de un dispositivo, no sabemos quiénes más están detrás de él. No sabemos quién es la audiencia que nos está viendo, si son niños/niñas, adolescentes, adultos/adultas, personas que presentan enfermedades o factores de riesgo, o directamente personas que estén cursando un trastorno de conducta alimentaria”, señala.

Asimismo, Carolina López, dice que si bien esta tendencia ha permitido mostrar una imagen liberada de la expectativa de la alimentación de la mujer en la vida cotidiana, también tiene ciertos riesgos dependiendo de quién sea el receptor del mensaje. “Puede activar preocupaciones, comparaciones, inseguridades y una visión errada sobre lo que es una alimentación sana en personas que estén vulnerables a desarrollar desórdenes en su conducta alimentaria o tengan ya una relación difícil con la comida”, enfatiza.

Como mujeres, no siempre tenemos el plato perfecto y en algunas ocasiones podemos salirnos de la rigidez.

Lo que ha pasado también en este fenómeno viral, es que lo que partió mostrando imágenes simples de picoteo, fue derivando en muchas otras cosas. De broma o no, hay quienes han subido videos bajo el rótulo de Girl Dinner que muestran platos vacíos, platos de hielo, u otros con cantidades mínimas de comida. Para Pamela Campi este es el riesgo de esta tendencia.

La profesional indica que las redes sociales como Tik Tok tienen un impacto negativo en los jóvenes en cuanto a su imagen personal, autoestima y alteraciones de sus conductas alimenticias. “Si sigo a una persona que me está diciendo que su cena puede ser muy restrictiva, o me insinúa que prácticamente no hay que comer, o no hay que comer carbohidratos, etcétera, por supuesto puede ser un gatillante de conductas alimentarias alteradas o de desarrollo de trastornos alimentarios”, dice. Agrega: “Es ahí lo complicado de que esto se haya hecho viral”.

Por último, Isidora Truffello y Ariane Dekock, académicas de la Escuela de Enfermería de la Universidad de los Andes, sugieren desconectarse de las redes sociales. Debemos enfocarnos en educar a nuestra población en tomar buenas decisiones, en este caso en escoger alimentos saludables”, sugieren. Las profesionales consideran que lo que ha pasado con este fenómeno es que se desvirtuó el mensaje inicial de que, como mujeres, no siempre tenemos el plato perfecto y en algunas ocasiones podemos salirnos de la rigidez.