“El problema son los jóvenes que se juntan y hacen fiestas en medio del toque de queda”, dicen algunas personas, mientras que otras aseguran que “son las personas que se van a meter al mall y que hacen fila para entrar a una tienda de ropa”. “Mira la feria, está llena de gente sin distanciamiento social”, reprochan los conductores de matinales, a la vez que desde sus casas, los televidentes replican: “Deberían ir al parque, está lleno de niños jugando”. Buscar responsables para un problema que nos afecta a todos no es nuevo, solo que en el contexto de la pandemia se ha intensificado, tanto en medios como en redes sociales y en conversaciones privadas. Se trata de un fenómeno que en inglés denominan scapegoating, haciendo referencia al chivo expiatorio. Porque siempre terminamos echándole la culpa a otro que podemos “sacrificar” en pos de nuestra argumentación. Porque nunca es nuestra responsabilidad.

Pese a que llevamos poco más de un año en medio de una pandemia mundial, ya existen investigaciones que se están haciendo cargo de este fenómeno, siendo una de las más completas Psiquiatría para un mundo mejor: Covid-19 y los juegos de culpa que las personas juegan desde una perspectiva de salud mental pública y global, conducida por los psiquiatras croatas Miro Jakovljevic, Ivan Jakovljevic, Sarah Bjedov y Filip Mustac. En él, señalan que “los juegos de culpa tienden a seguir las crisis, ya sean a nivel local, nacional o internacional, relacionadas a la política, finanzas o problemas de salud. La crisis por Covid-19, desde sus inicios, ha sigo seguida por juegos de culpa psicosociales y políticos, divisivos y disruptivos”.

Según explica, culpar, ya sea de forma pasiva o activa, es parte inherente de quienes somos como seres humanos, y lo hacemos para alejar la responsabilidad de nosotros, apuntando hacia otros a quienes señalamos como culpables. “Apuntar con el dedo, los juegos de culpa y la búsqueda de un chivo expiatorio están asociados a la creación de binarios que identifican a algo como bueno, malo, correcto, incorrecto, moral o inmoral”, agregan: “El chivo expiatorio está, tal como era de esperarse, equivocado y es inmoral”. Y aseguran que no es un fenómeno que se de solo desde la población civil, por así decirlo. Es cosa de recordar al ex presidente de Estados Unidos, mientras culpaba a China y a los chinos por la propagación del virus, potenciando así una ola de odio, xenofobia y racismo hacia cualquier persona con rasgos orientales.

Todo esto está fuertemente relacionado con un miedo irracional hacia el forastero, el inmigrante, aquel cuya cultura es distinta a la propia. El profesor de psicología de la Universidad de British Columbia, y coautor de La psicología social de prejuicio, Mark Schaller, explica que el temor hacia lo que no es familiar es una respuesta instintiva e inconsciente, con lo que nuestro cerebro busca preservar nuestra salud. Lo llama “el sistema inmune de la psicología”. Y es por esto que buscaríamos al chivo expiatorio en aquel que es distinto a nosotros, pudiendo ser, en este caso actual, distinto por sus rasgos físicos, por su cultura, por su nivel socioeconómico o por su rango etario. Y esto, por su parte, está estrechamente relacionado con los prejuicios que ya se tenían de esos grupos, que son distintos a nosotros.

Tampoco se trata de culparnos por todo, pero sí de ponernos en los zapatos de las otras personas, que quizás no actúan como nosotros quisiéramos que lo hicieran, pero que también existen en contextos distintos. “El juego de la culpa y la guerra de narrativas distrae a la hora de tomar acciones apropiadas, que son necesarias para resolver la crisis por Covid-19 y prepararnos para los próximos desafíos mundiales”, concluyen en a investigación croata, y añaden que el objetivo de su investigación no es más que dar con coherencia, conocimiento, empatía, solidaridad y cooperación humanitaria, que termine con los juegos de culpa, convirtiéndolos en un juego donde todos ganen, siendo el triunfo superar esta crisis.