El no veraneante

Aunque su trabajo consiste en buscar el destino ideal para los que se van de vacaciones de verano, Eugenio Cox, socio y gerente general del Tour Operador Expan Tours, hace justamente lo contrario: se arranca cuando todo el mundo ya está de vuelta.




Paula 1085. Sábado 17 de diciembre de 2011.

Aunque su trabajo consiste en buscar el destino ideal para los que se van de vacaciones de verano, Eugenio Cox, socio y gerente general del Tour Operador Expan Tours, hace justamente lo contrario: se arranca cuando todo el mundo ya está de vuelta.

"Me gustan las vacaciones en el verano pero odio las masas de gente que en enero y febrero se apoderan de lugares de que el resto del año permanecen vacíos. Y aunque le saco el jugo a la vida citadina, para acabar con la neurosis acumulada del año -esa que ya por diciembre te hace pensar qué tan cerca puede llegar a estar uno de un ataque de nervios- busco un destino que me provea naturaleza en abundancia, tranquilidad y silencio. Desconexión total de internet. Inexistencia de redes sociales. Poca gente. En lo posible, ¡nada de gente! Para lograr eso, la única forma es escaparse a veranear antes que la masa, o cuando ya está de regreso. Por eso hace ya varios años me muevo en forma exactamente opuesta al común de la gente: me adelanto al caos de enero, y me arranco de la locura de Navidad el 15 de diciembre para volver un par de días después de Año Nuevo. Una quincena donde los lagos del sur parecen ser solo para uno. Y qué mejor: las calles de los pueblitos vacías, restoranes que reciben sin necesidad de previa reserva, paseos a termas, ríos y volcanes sin toparse con nadie, excepto con unos pocos turistas extranjeros que están en la misma que uno.

De regreso, casi siempre el 3 de enero, vuelo a un Santiago que ya tiene otro ritmo, más amigable, con días largos, tardes y noches tibias, que es exquisito aprovechar en una terraza, conversando con amigos, o regodeándose con una agenda repleta de cosas: teatro, conciertos al aire libre, liquidaciones de verano. Cómo perderse Santiago en el que es, lejos, su mejor mes. Y qué decir de febrero donde, por fin, uno aprovecha sus calles anchas y vacías. Obviando los uniformes escolares que se apoderan cada vez con mayor antelación de cuanta vitrina existe, febrero es un agrado. Tan relajado que, incluso, ver el festival de Viña por la tele se vuelve agradable. Y entonces, cuando ya termina el mes y comienza a llenarse nuevamente la capital, me arranco de nuevo. Es que marzo es por lejos el mejor mes para viajar por el cono sur de América; el mejor momento para escaparse a Rio de Janeiro o a Punta del Este, porque las líneas aéreas lanzan ofertones espectaculares, las playas siguen con buen tiempo y encuentras hoteles vacíos a mitad de precio. Un veranito que se puede aprovechar hasta Semana Santa. Y así me paso el año, buscando la oportunidad de escaparme a cualquier lugar, pero justo en la dirección contraria".

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