Más que amigas, Ximena Calderón (86) y Alicia Pérez (87) aseguran ser “comadres” y “hermanas”, y no recuerdan un momento importante donde no estuvieran presentes en la vida de la otra. “Este año se cumplen 70 años desde que salimos del colegio”, dice Ximena, orgullosa. Desde entonces, su grupo de amigas ha tenido una cita mensual ineludible, la de tomar té juntas. Un rito retratado en el documental La Once (2015), de la chilena Maite Alberdi, quien fue testigo de estos encuentros donde afloraban los recuerdos felices, pero también los duros, y las historias de sus respectivos matrimonios y la crianza de los hijos.
La película brilló en Chile y también en el extranjero. Y trajo un tema a la mesa que muchas veces es olvidado: la importancia de la amistad para las personas mayores.
“Los vínculos generan experiencias comunes, sentido de pertenencia, otorgando un propósito, ensanchando nuestros horizontes culturales, fomentando la participación y combatiendo la soledad y el aislamiento”, explica Eduardo Toro Nahmías, director ejecutivo de la Fundación Conecta Mayor, que trabaja en la integración de las personas de la tercera edad.
“Salimos del colegio y comenzamos a juntarnos en diferentes casas. Y cuando ya estuvieron los hijos grandes, nos empezamos a juntar una vez al mes, ya más tranquilas. Y seguimos la amistad, pero no es solo a la hora del té. Es en todos los momentos”, dice Ximena. “Creo que todo eso ha hecho que yo pueda tener una buena calidad de vida”, agrega.
Para Alicia, la relación con sus amigas también ha sido clave en todo momento, pero especialmente en la vejez. “Yo tengo cuatro hijos de los cuales solo uno vive en Santiago. Los cuatro son muy atentos, pero, para mí, mis amigas han sido vitales. La Ximena es como mi hermana, mi amiga que tengo de más años”, cuenta. “Hay que tratar de cultivar la amistad porque es un gran apoyo. Uno se va enriqueciendo”, dice.
La Quinta Encuesta de Calidad de Vida en la Vejez reveló que un 43,5% de las personas mayores declaran sentir algún grado de soledad. “Está comprobado, eso es un factor de riesgo para la salud mental, gatillando estados anímicos negativos e incluso restando años de vida saludable”, explica Toro.
Si bien el aislamiento o la exclusión se dan desde distintos ámbitos, dice el experto, el aspecto social se puede combatir a través del fortalecimiento de los vínculos. Y esto tiene un impacto directo en las personas mayores.
“Ha aumentado la esperanza de vida, pero no nos hemos hecho cargo de integrar a las personas mayores a la vida en sociedad. La participación en grupos de amigos, juntas de vecinos o clubes, generan vínculos y sentido de comunidad, permiten que las personas mayores se sientan integradas y entiendan que sus inquietudes, miedos y anhelos son compartidos y, al compartirlos, pueden buscar soluciones en común”, explica.
A Ximena le gustaría que existieran más espacios donde las personas mayores pudieran pasarlo bien, divertirse. “Sería ideal que hubiera clubes, música. Yo me juntaría a conversar y bailar con gente, me encanta la música. Hay que insertar mejor al adulto mayor”, comenta.
“Mi familia trata de que yo no ande para arriba y para abajo. Yo sola me las arreglo, pero a veces quisieran pararme un poco, que yo tenga una vida más tranquila. No me dicen nada pero yo lo noto”, dice Alicia riendo.
La tecnología es un puente
Para Alicia la tecnología ha sido muy importante. Cursa talleres online, de inglés y gimnasia, y además se comunica por WhatsApp con sus amigas y familiares. “Me ha ayudado mucho, en todo sentido. A veces paso horas contestando mensajes porque tengo distintos grupos”, cuenta. “No me siento sola porque estoy comunicada con los hijos y con los nietos”.
La tecnología puede ser un puente para que las personas mayores se sientan menos aisladas. Según Toro, el mundo virtual abre “horizontes de oportunidades poco exploradas”, como la posibilidad de que las personas puedan recuperar lazos a distancia. Por eso es importante avanzar hacia una disminución de la brecha que genera la falta de habilidades tecnológicas.
Para él, “la inclusión digital es una herramienta muy beneficiosa para contrarrestar los niveles de soledad”, porque facilita la comunicación, supera las distancias geográficas y las dificultades de movilidad.
El estudio “Calidad de vida de las personas mayores durante la pandemia”, realizado por la Universidad Católica en 2021, reveló que el principal uso que le dan las personas mayores a su celular inteligente es el de mantener contacto con conocidos a través de los chats, seguido por las videollamadas.
Pero puede ser también una forma de conectarse con los más jóvenes. Fue una de las razones por las que Ximena decidió aprender computación hace algunos años. “Quería saber y no quedarme atrás. Yo fui practicando, no soy muy diestra, pero me entretiene mucho estar al tanto de lo actual. Porque yo me junto con mis nietos, que ya son grandes, y poder conversar con ellos igual es muy lindo. Ellos me ponen al día”, cuenta.
Cambio cultural
Existe una brecha alarmante entre la realidad y la percepción que tienen los chilenos de las personas mayores. Según Toro, el 63% cree que en su mayoría no pueden valerse por sí mismas, cuando solo el 14,2% presenta distintos niveles de dependencia, y solo el 4,3% dependencia severa. En muchos casos, lo más urgente para mejorar su calidad de vida es la compañía.
“Habitar un hogar con otros no es sinónimo de estar menos sólo o aislado. Las generaciones más jóvenes se van de la casa durante el día, vuelven cansados y con pendientes a sus hogares y prestan poca atención a los mayores”, dice.
Las relaciones intergeneracionales son fundamentales para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, pero también para los jóvenes. “Es muy importante estar preparados en la vida diaria para interactuar con la gente joven. Yo invito mucho a mis nietos, los tomo en cuenta y ellos me lo devuelven con compañía y cariño, que es lo que más necesitamos”, dice Ximena.
El cambio cultural que se intenta empujar desde la fundación es demostrar que las personas mayores están activas, son autónomas y quieren participar y ser consideradas. “Hay que escapar del paternalismo y la condescendencia, propiciando espacios para que las personas mayores se desarrollen con dignidad y con la posibilidad del pleno ejercicio de sus derechos”, explica Toro.
Las fuerzas ya no son las mismas, dicen Ximena y Alicia, pero eso no las va a hacer faltar a su cita. “Ocupas mucho más tiempo en arreglarte, en elegir la ropa. También adquieres hábitos, mañitas, a lo largo de la vida. Y hay un impedimento físico que hace que trates de ponerte menos activa, pero hay que superar eso porque uno lo pasa tan bien con las amigas”, dice Alicia.