Paula 1140. Sábado 1 de febrero de 2014.
Nadie en la escena nacional hace lo que este compositor de 26 años: canciones altamente confesionales, de claro perfil gay con instrumentación de comedia musical y puesta en escena teatral. Un secreto que no debería seguir guardado.
Sebastián Sotomayor era el que cantaba en los actos del colegio San Ignacio de Alonso Ovalle. Su papá lo escuchó interpretando La soledad, de Laura Pausini, a escondidas en su pieza cuando tenía cinco años y le vio condiciones. Tanto así que lo llevó a matinales y programas de televisión y luego lo inscribió en una academia de canto. Al salir, a los 16 años, Sebastián armó y desarmó bandas, hasta que decidió seguir un camino solista. El resultado son tres discos independientes: Salvador (2010), Adiós, vesícula mía (2011) y El hambre (2013). En este último –que redobla su apuesta por las letras íntimas y los arreglos de cuerdas y vientos, además de su vocalización teatral– le ha valido la aceptación de la crítica. "Siempre me gustaron los musicales, los de Stephen Sondheim, por ejemplo, el de Sweeney Todd. Y después conocí el género cabaret, que es muy fuerte en Argentina y México, y tiene que ver con la temática de disidencia; hablar de temas como la sexualidad o travestis, cosas urbanas que no se abordan en la música popular de forma directa".
¿No temes encasillarte en un público gay?
Hay ene artistas que son gays y es todo un tema para ellos salir del clóset, y hacen canciones que son entre gay y no gay. Eso para mí no es tema, yo hablo de lo que a mí me pasa, desde un lugar súper gay.
En tus presentaciones usas vestuario, ornamentaciones y dialogas mucho entre canciones, ¿creas un personaje para actuar?
(me llamo) Sebastián no es ningún personaje, soy yo. A mí me encantaría ir vestido así por la vida real, pero sería demasiada producción. Creo que el humor está subvalorado en la música, pero es una forma bonita de llegar a algo sincero. Junto con la ironía, la ternura y la fragilidad son los pilares de lo que hago. La vestimenta va con eso también, que la gente vea que, a pesar de que tengo un algodón de dulce en la cabeza, puedo cantar algo muy privado y compartirlo con ellos.
LETRAS ESCOGIDAS
"Como a los tres yo me arrancaba / con la muñeca de la Natalia / y me encerraba con ella en el baño / y la peinaba sin ropa y con tacos. / Mi mamá me pillaba en un rato / me la quitaba y me daba un auto. / Era entretenido igual / pero yo quería mi Barbie". Niños rosados (o niñas azules).
"Ay papá / ya me ves / no me resultó ser tu estrella / ni siquiera me alcanza para cola de cometa. / Ya no puedo dejarte ser / el planeta que sostiene / el trayecto de mi órbita incorrecta". Órbita.