Por años, el rol de las mujeres en agrupaciones sociales se ha invisibilizado, siendo los hombres quienes adquieren puestos importantes de las mismas: presidentes, secretarios, tesoreros, entre otros. Las mujeres han sido históricamente relegadas a espacios que se adapten a los roles de género impuestos socialmente. Sin embargo, la lucha feminista a permitido evidenciar que las mujeres están dispuestas a luchar por su espacio dentro del contexto social y político de Chile.

Según el Observatorio de Género, Mujeres y Territorios, la participación de mujeres en sindicatos en los territorios rural-urbanos de Chile es 60% menor que los hombres, observándose una brecha mayor en territorios rural-urbanos grandes, donde la sindicalización de los hombres es un 63% mayor que la de las mujeres. En tanto en agrupaciones vecinales, las mujeres poseen un rol más activo participando un 15,7% más que los hombres.

A pesar de su menor participación, las mujeres que lideran espacios sociales son el reflejo de que, a pesar de las mencionadas desigualdades, ellas también pueden ser un agente de cambio social.

Iris Morales (49), historiadora, señala que “en una oportunidad nos tocó estudiar el origen de la población donde yo vivo y nos dimos cuenta, junto a un equipo de historiadores, de que la toma de este terreno fue impulsada mayoritariamente por mujeres, mujeres que no tenían casa y que estaban formando familia. Pero, con el con el paso del tiempo, fueron los hombres los que empezaron a ocupar los cargos de líderes y las mujeres fueron relegadas a ser las delegadas de la manzana”, explica.

Morales, además de la docencia ha desempeñado roles en organizaciones sociales. Su padre fue dirigente sindical, vecinal y político, por lo que se crió en un mundo donde la organización popular era importante “Yo crecí en esto. Siempre fui dirigente estudiantil, en la Universidad fui parte de los centros de estudiantes y, bueno, también una militancia política a temprana edad por herencia de mi papá, que fue exonerado político”. Esta realidad despertó su interés personal en continuar realizar cambios en la comunidad e impactando en la vida de las personas. Desde estas bases y con el conocimiento adquirido mediante sus estudios formales construyó su plataforma. “Uno tampoco tiene la fuerza para cambiar todo el país. Sacamos adelante la candidatura de un concejal, pero nos percatamos que tampoco bastaba con eso. Comenzamos a formar un movimiento social sin nombre, hasta que se comenzó a sumar más gente, todos con apego por la comuna en que vivimos. Así nació Cerro Navia Somos Todos”. Tras 12 años desde su conformación, lograron alcanzar la alcaldía del poder comunal.

La experiencia de Morales no solo se queda en las organizaciones sociales, también es dirigente sindical. Ahí, ha debido enfrentar a una cultura machista y con comentarios que sobrepasan los límites. “Me han dicho que soy más que una cara bonita o que soy lo suficientemente bonita para hacerme notar como para que además hable”. Morales considera que constantemente las mujeres dirigentes deben justificar porqué están ahí y validarse. Estas críticas incluso han provenido de su núcleo más cercano. “Tenía muchas discusiones con mi marido por eso, porque era mala esposa, mala madre, porque le quitaba tiempo a la familia. Las personas te hacen sentir constantemente que eres un poco dejada con la familia. Las mujeres dirigentas, recibimos violencia desde la familia por dejar el rol tradicional”.

Para muchas mujeres del mundo sindical y político es una batalla crear su propio espacio y para otras, como en el caso de Iris, la batalla no es pertenecer sino permanecer, constantemente haciéndose respetar. “Hay mujeres que luchan por ocupar espacios, otras que luchan por mantenerlos y hay mujeres que luchamos por mantenerlo y que además nuestra opinión y nuestra experiencia sea validada como tan efectiva como la de los hombres. Hay distintos espacios de lucha de género”.

Kleria Fuentes (43) se considera una líder innata. Desde pequeña se vinculó a lo social a través de su colegio Francisco de Borja, donde encontró un espacio en el que podía ayudar a otras personas. En 2004, con tan solo 25 años, decidió iniciar un comité de vivienda con el fin de conseguir el sueño de la casa propia. En ese momento estaba compuesto por 280 familias, todas personas allegadas y con la necesidad de tener sus propios hogares. Sin embargo, no fue hasta 2008 que obtuvieron personalidad jurídica ante el Municipio de Estación Central, pudiendo optar a proyectos.

El camino de Kleria no ha sido fácil. Muchas de las familias que integraban el comité decidieron abandonarlo y actualmente solo quedan 28. Además, el estar constantemente trabajando con diversas personas y la responsabilidad de liderar un espacio tan fundamental es extenuante. “Es súper agotador trabajar con tantas personas, de realidades y pensamientos distintos, pero he tratado de sobrellevar bien las cosas. Ha sido una larga espera, existe harta burocracia. Han sido tantos años de espera”.

Gracias a su liderazgo lograron obtener en 2013 el terreno para la construcción de las viviendas, pero esta labor a afectado en varios aspectos de su vida. “A veces nos toma cinco horas cada reunión o debemos ocupar sábados y domingos para ordenar papeles”. Por otro lado, existió un tiempo en donde las cosas se dificultaron para Kleria en su ámbito más personal. “Hubo un tiempo en que se me complicó por mi hijo menor, de ocho años, que ha tenido que vivir todo lo del papeleo y acompañarme al municipio desde bebé.” Sin embargo, cree que su liderazgo en el comité no ha influido de forma negativa, al contrario, considera que ahí encontró otra familia.

En un comienzo, cuando la idea de comité recién surgía, Kleria debió enfrentarse a una sociedad paternalista, la cual dudó de su capacidad de sacar adelante este proyecto. “Mucha gente pensó que esto no resultaría debido a mi edad, decían que me faltaba experiencia. Hoy, si lo analizo, creo que fue lo mejor. Entre mis socias del comité me dicen que fue lo correcto que yo liderará este espacio, al ser más joven y al tener tantas ganas”.

Luego de más de 14 años de espera, Kleria junto a las 28 familias que sacó adelante, podrían tener durante 2022 su tan anhelado departamento. “El año pasado, cuando pusieron la primera piedra fue uno de los momentos más gratificantes. Significaba que todos los años de lucha habían valido la pena. Hace unos días visitamos el departamento piloto, ese momento marcó todo este ciclo. Todos nuestros sueños y esperanzas se volvían realidad”.