En estos días con más de 30 grados, no sudar es casi imposible. Y el sudor, que emerge por todo el cuerpo, también lo hace en zonas íntimas, como la vulva. Un lugar que cuando se humedece, genera las condiciones ideales para “despertar” a las bacterias que allí viven y, entonces, pueden aparecer las indeseadas e incómodas infecciones vaginales.
La ginecóloga de la Clínica Alemana, Magdalena Honorato, explica que distintos elementos propios del verano, como la exposición al sudor o al cloro de la piscina, generan un ambiente ideal para producir una vaginitis. Se trata de una inflamación de la vagina que puede dar como resultado secreción, picazón y dolor. La causa de ésta – dice– tiene que ver principalmente con un desequilibrio de las bacterias vaginales o una irritación, que puede ser causada por uso de las toallitas higiénicas de plástico y con aroma, por el cloro de la piscina, por la humedad del traje de baño, por el sudor, o a veces, las relaciones sexuales, también pueden producir una reacción alérgica.
También, las distintas etapas de la vida reproductiva y sexual de la mujer, como lo son el embarazo y la menopausia, podrían desregular el pH de la vagina; o enfermedades como la diabetes.
Dentro del espectro de las vaginitis, explica la ginecóloga, existen las infecciosas, que devienen de microorganismos como la candidiasis o la tricomoniasis; las inflamatorias, que son producidas por la irritación de alguno de los elementos anteriormente mencionados. El problema ocurre a la hora de identificar los síntomas, pues las dos, pese a que no requieren el mismo tratamiento, presentan signos clínicos muy parecidos, algo que de no ser visto por un profesional puede ser peligroso. “El síntoma del olor fuerte que, según está descrito, es como a pescado, puede aparecer en las dos, pero es más frecuente en las pacientes que tengan alguna vaginitis por infección, que en general es bacteriana. En este caso, el flujo también se hace un poco más verde o amarillento. Si es por hongos, el flujo es blanco, parecido a la leche cortada. En general, las vaginitis inflamatorias no tienen flujo y es algo más transparente. Y es una picazón sin flujo”, asegura.
¿Cómo prevenirlas?
Mantenerse seca durante el día es un lujo que no todas se pueden dar. Pero para evitar cualquier infección, Magdalena recomienda evitar las toallitas higiénicas, sobre todo si son de plástico y con olor, pues esas son las que más irritan. En el caso de que no usen copa menstrual u otros mecanismos internos, hay que cambiarlas frecuentemente y ocupar aquellas que son de algodón y que no tienen olor ni perfume. De la misma forma, sugiere usar siempre calzones de algodón, que permiten que la zona pueda respirar mejor. Si se humedecen durante el día por el sudor o el flujo vaginal, se recomienda cambiarlos. La misma recomendación ocurre cuando salimos de la piscina. “Prohibido quedarse con el traje de baño mojado, hay que cambiarlo sí o sí para evitar cualquier riesgo de alguna infección vaginal o urinaria”, dice.
¿Cómo actúa la infección?
“La vagina tiene una flora propia, donde hay bacterias y hongos. Algunas son protectoras y otras producen enfermedades. Estas se mantienen en un equilibrio y previenen posibles infecciones. Sin embargo, distintas situaciones de la vida –como las mencionadas anteriormente– pueden producir que cambie el pH de la vagina, creando las condiciones ideales para que proliferen estos hongos y bacterias que comienzan a producir síntomas. La cándida, que es un hongo, es el principal agente que produce vaginitis candidiásica. Los signos son la picazón, el prurito y un flujo más blanco, como leche cortada. Acá lo que prima es la incomodidad de la picazón, más que el dolor. En cambio, la tricomona es bacteriana y en general, no produce ningún síntoma más que el flujo de mal olor, que suele ser verde o amarillento”, explica la especialista.
¿Y si dejamos que se pase solo?
Como clínicamente es difícil determinar si la vaginitis es inflamatoria o infecciosa, la especialista recomienda que, ante cualquier señal, ir a visitar a un médico. “Si es algo con microorganismos, bacterias u hongos debería ser tratado y es importante, porque si no lo hacemos, estas infecciones se pueden volver recurrentes. Hay algunas que pasan solas, es verdad, pero lo mejor cuando una tiene síntomas es ir a revisar con un médico, pues no vamos a saber identificar en la casa si es bacteriana, porque los síntomas son muy parecidos”, explica Honorato.
Y es que el riesgo de no tomar el antimicótico apropiado o incluso de no hacer nada frente a esta inflamación es que se vuelva cada vez más recurrente, porque según explica la especialista, la bacteria se hace más difícil de erradicar pues muchas veces se vuelve resistente al tratamiento. “En estos casos, es importante cultivar la bacteria, estudiarla y determinar cuál es el antimicótico que le hace mejor. Por eso es importante ir y tratarse”, dice.
¿Cuánto duran estas inflamaciones?
La buena noticia es que si la tratamos, los síntomas de una vaginitis infecciosa deberían desaparecer entre 48 y 72 horas, aunque no hay que confiarse, dice la doctora, pues el tratamiento completo no debería durar menos de una semana porque sino no se logra matar a la bacteria. En el caso de no ser infecciosa, las irritaciones alérgicas son un poco más largas porque hay que tratarlas con cremas, antialérgicos o con procedimientos más elaborados, como un láser que descama la primera capa de la piel de la vagina para matar las primeras células y regenerar el área.
Sobre los cuidados que debemos tener mientras cursamos el tratamiento, Honorato hace hincapié en que jamás hay que utilizar ningún jabón en la vagina. “Cuando tenemos una infección o irritación, hay que lavarse el cuerpo con el jabón habitual y en la vagina, hay que lavarse sólo con agua. Y es que los jabones también alteran el pH y son un factor de riesgo para la inflamación”, concluye.