Con amigos
El frío invita a tejer. Así le pasó a Mauricio Viñals (44), fotógrafo instalado en Coyhaique que teje para él y para regalar; bufandas, gorros, calcetas, zapatitos para guagua y chalecos, entre otras piezas de lana natural que ha encontrado en proveedores como @friendly_wool y @aikenpatagonia.
Teje solo y con compañeros de un taller de tejido para hombres, grupo diverso en edades y ocupaciones: hay un profesor, un médico y un trabajador de estancia, entre otros; todos encuentran ahí un espacio para el relajo, la conversación y compartir mate; cada uno desarrolla sus propios proyectos, va a su ritmo. Mauricio comenzó con palillos, pero hoy está encantado con el mundo que le abrió el croché. Ha desarrollado su propios patrones y logra resultados más rápido, algo bueno porque los hombres son más ansiosos, opina.
Por puro placer
"Me gusta ver cómo se van formando los puntos, su armonía, sentir que entrelazando hilos formas cosas fantásticas", dice Marcelo Cortés (23), profesor de lenguaje, para quien el hecho de que los hombres tejan es exactamente lo mismo que si lo hacen mujeres. Comenzó por impulso, aprendiendo solo. Lo que más le gusta es el amigurumi, pero también está en la labor de una manta en punto jazmín y un chaleco a dos agujas. Su consejo es atreverse: "Tomen un croché, palillos o telar, cualquier proyecto. Que no les dé vergüenza tejer".
Sin géneros
"Tejo porque me permite entrar en conexión profunda conmigo, es un gran espacio terapéutico para mí. Y cuando estoy con otras personas nos conectamos en un tejido colectivo, eso es muy poderoso", cuenta el periodista Ricardo Higuera (39), uno de los fundadores de @hombrestejedores y creador de un proyecto para tejer en escuelas, iniciativa ganadora del certamen Beyond Creative, de la Universidad de Lisboa, ciudad donde vive.
Hace tres años, en Chile, Ricardo tomó un taller de tejido para hombres y desde entonces no paró; por estos días teje su primer chaleco y cuadrados en croché. Pero más que la técnica, en ese curso se gestó su principal intención: hacer visible el tejido masculino. Le resultó interesante encontrarse con otros hombres y conversar, por ejemplo, cómo responden a los cánones de la masculinidad tradicional: "Por qué las personas se esfuerzan en clasificar las actividades para hombres o para mujeres, cómo eso coarta la posibilidad de crear y experimentar".