Por María José Salas / Fotografía: Alejandro Araya.
Paula 1241. Sábado 16 de diciembre de 2017.
El piano llegó a la casa de Begoña Ortúzar cuando tenía 8 años. Fue un regalo de su abuela paterna, concertista clásica. Era común que se dieran escenas como esta: el padre –que tocaba batería y tenía una banda– improvisaba junto a un amigo una canción al piano y ella, la niña de pelo negro y piel muy blanca, le pedía que tocara algún tema musical de Disney. Hoy dice que ese piano fue un refugio. En la academia de Gustavo Ruiz tomó clases de Piano Clásico hasta los 17, cuando dio un vuelco y decidió acercarse a un sonido más popular, siempre en el piano. Decisión que la llevó a tocar en matrimonios, titulaciones de universidades y hasta en obras de teatro, mientras estudiaba Licenciatura en Arte en la Universidad Católica.
A los 22, formó junto a Diego Adrián (Adrianigual) el dúo pop Los Terrys, banda con la que deambuló un par de años por la escena indie capitalina. Y en una de esas noches, en 2014, el productor musical Cristián Heyne puso los ojos en ella. Se juntaron. Él le dio la base de una canción y le encargó la tarea de que escribiera la letra. "Solo pude terminarla después de un accidente de auto, donde casi muero. Choqué contra un poste; el auto fue pérdida total", dice Begoña. Salió ilesa, pero el incidente la marcó. De ahí surgió una canción donde habla de la fragilidad y el amor: se llama La Tempestad y la cantó en 2015 en la Sala Master, ante cientos de personas luego de un show de Shogún (banda de Heyne). Esa canción es parte del primer disco de Tormenta, que viene trabajando hace dos años con Heyne y en el que se funden voces, beats electrónicos y arreglos orquestales. El disco salió en agosto en formato online. En abril de 2018 espera lanzar más canciones y videoclips de Tormenta, tareas en las que está concentrada ahora.
Señas: Begoña Ortúzar, 27 años, músico.
Proyecto emblemático: Tormenta.
ENTREVISTA EXTENDIDA
¿Cómo ha sido trabajar con Cristián Heyne?
¿Cómo es tu trabajo creativo?
¿Dónde se presentaron por primera vez juntos?
Fue en Cuba. Nos invitaron a FAC (Fábrica de Arte Cubano). Fuimos en mayo de este año. La feria estaba enfocada este año en la producción musical y como Cristián está metido en eso lo invitaron y además le dijeron que tocara con este nuevo proyecto. El recibimiento en Cuba fue muy bueno, a pesar de que no están acostumbrados a este tipo de música, más electrónica. Los cubanos son personas con mucho talento, muy virtuosos. Veías que todos estaban muy interesados en el arte: cine, música, producción, joyas, fiestas. Nos miraban con mucho respeto, concentrados, algunos emocionados. Al final del show se nos acercó un cubano y nos contó que su mamá le había dicho que la música que a él le gustaba, iba a estar en esta feria. Él no encontraba un lugar en Cuba para desarrollar su música y se sintió identificado con lo nuestro.
¿Te afectan las opiniones negativas?
Cuando hago algo no soy de tener expectativas, me trato de enfocar en el trabajo y no escuchar mucho las opiniones. Lo único que me hace sentir segura de lo que estoy haciendo, es que a mí me guste, que yo me sienta satisfecha y que haya una coherencia con todo lo que he hecho antes. Pero en general las opiniones sobre el disco han sido muy positivas. Además, a mí me interesa lo que cada espectador siente y se lleva para su casa, sea bueno o malo.
¿En qué estás hoy?
¿Qué influencias hay en los discos que se vienen?
¿Y algún otro proyecto?
Estoy terminando un proyecto que hice hace un año, y que lanzo la próxima semana. Fue más bien un experimento, donde grabé por una semana canciones antiguas con piano y se las pasé a distintas mujeres por una semana y les pedí que se grabaran escuchándolas, sufriéndolas. Creo que este proyecto se va a llamar Begoña Mercedes 2014-2015. Seguiré haciendo cosas así.