A los nueve años, Paula llegó a vivir a Santiago luego de haber pasado su infancia en Estados Unidos. Pese a que sus padres le enseñaron desde pequeña que no era 'gringa' y que sus raíces eran chilenas, siempre tuvo la certeza de que armaría su vida en otro país. "Creo que el haber cambiado de cultura drásticamente, y sobre todo tan temprano, hizo que surgieran mis ganas de salir. Tal vez para definir mi propio hogar o buscar nuevas aventuras, no estoy tan segura. Pero sí sabía que me iría de Chile en algún momento, sin tener claro a dónde ni el por qué", recuerda.
Mientras cursaba su carrera de Licenciatura en Arte en la Universidad Católica se fue dando cuenta que le costaba proyectarse como artista visual. Si bien le gustaba mucho el arte, más que lo material y visual lo que la movía era lo teórico. Sin embargo, pensaba que no le quedaba otra alternativa, ya que no existía mucha variedad de roles en el mundo del arte chileno. Ya con título en mano creó, junto a dos amigos, De Facto, un colectivo de artistas. Además, fue ayudante en el Instituto de Estética de la UC y en 'Taller y Memoria de Grado en Arte'.
Tiempo después, sin encontrar mucho más que hacer, sus ganas de probar suerte afuera aumentaron. "Me bajó una especie de angustia y me planteé la opción de buscar algo en el extranjero. Tampoco sabía bien cómo funcionaba la industria en otros países, pero me imaginaba que eran más desarrolladas que en Chile. Y sin pensarlo mucho, empecé a mandar mi CV -que en ese momento era bastante escueto- a pegas en Nueva York y Europa", recuerda.
Fue el año 2015 cuando recibió la noticia de que había sido seleccionada para hacer una pasantía en Gagosian en Nueva York, una de las galerías más importantes y poderosas a nivel mundial, con sedes también en Londres, París, Los Ángeles, Roma y Hong Kong, entre otras. Su plan era irse solo por cuatro meses, pero hasta el día de hoy sigue instalada allá. "A las semanas de estar viviendo en la ciudad, ya estaba hablando de perder mi pasaje de vuelta y ponerme a buscar pega para cuando terminara mi pasantía. Quería quedarme. Desarrollé rápidamente un 'cuero de chancho' y me di cuenta que estaba capacitada", dice.
Paula recuerda que no fue fácil encontrar trabajo. Mandó mails a todo tipo de avisos que encontró. "Creo que en ese tiempo de búsqueda conseguí una o dos entrevistas de, no estoy exagerando, unos cuarenta trabajos a los que postulé". El panorama no era muy positivo, hasta que en noviembre del 2016 su suerte cambió.
La directora de Recursos Humanos de Gagosian les escribió a los practicantes para saber si había algún interesado en asistir a Taryn Simon, una de sus artistas, para embalar su obra en Queens. Paula se ofreció de inmediato. Quería salir del ambiente corporativo y meterse, aunque fuese por un día, en el mundo de un artista. "Fui hasta allá y me di cuenta que la obra que había que embalar era Paperwork and the Will of Capital, que el 2015 había sido presentada en el pabellón de Estados Unidos en la Bienal de Venecia", recuerda.
Un mes después de esa experiencia, mientras seguía en su búsqueda desesperada, le escribió al gerente de producción de Taryn Simon para saber si necesitaban practicantes. La respuesta fue negativa, sin embargo, le comentó que necesitaban a alguien que hablara castellano para investigar rituales funerarios en Sudamérica. Fue unos días de prueba y ese par de días terminaron por transformarse en nueve meses, en los que investigó y ayudó a producir la primera performance de la artista: 'An Occupation of Loss'.
Desde esa experiencia su profesión empezó a agarrar vuelo y ese 'escueto CV' pasó a convertirse en uno repleto de trabajos. Después de su investigación conoció al curador y crítico de arte independiente Christian Viveros-Fauné, de quien es asistente y colaborara hasta el día de hoy. También trabaja para Cindy Rucker, dueña y directora de la Cindy Rucker Gallery en el Lower East Side. "Hemos forjado una relación profesional, aunque muy cercana. Ella me ha dado mucha libertad creativa, lo que es difícil de obtener en esta ciudad', cuenta. Este año, en otoño, inaugurarán su nuevo programa con la primera exposición curada por Paula. "La muestra es el resultado de más de un año de investigación y colaboración a distancia con el artista Juan Pablo Langlois. Va a reunir una selección de sus esculturas y videos, lo que es muy emocionante, ya que es un chileno que Nueva York desconoce", agrega.
Además, colaboró para la revista 'The Brooklyn Rail', donde tuvo que investigar sobre artistas, curadores y escritores para su primera edición dedicada exclusivamente a Latinoamérica. Empezó a escribir también para Artischock, lo que le permitió convertirse en una voz para el público amante del arte desde Nueva York, y actualmente se encuentra preparando un capítulo para una publicación sobre Estudios Globales de la Universidad Australiana de Goldcastle, sobre la concentración de riqueza y el mercado global del arte.