Empoderarse para reciclar (y consumir menos)
Aunque hoy es políticamente incorrecto reconocerlo, todavía muchos se entrampan para decidirse a reciclar. La agricultora biodinámica María Prieto, una de las fundadoras de Mercado Orgánico y del blog Veo Verde, trabaja por romper esos miedos. Aquí, comparte cinco reflexiones para tomarle el peso a nuestra capacidad de gatillar cambios reciclando.
Paula.cl
Paso 1: ser propositivo
Empecé a reciclar cuando aún estaba en el colegio. Era el año 93 y me preocupaba mucho el medio ambiente y el futuro del mar: sabía que nuestra basura iba a vertederos en Chile y era consciente del impacto ambiental. Entonces formé un "Grupo Ecológico". Llamamos a Coaniquem y a Codeff y logramos que trajeran contenedores para acopiar el vidrio hasta nuestra escuela. La respuesta de las familias fue un éxito inesperado. De esa experiencia aprendí que no sirve de nada reclamar sin poner de nuestra parte, como equipo humano donde sea que estemos: oficinas, colegios, restoranes, en las familias y en las decisiones de cada uno. Hay que actuar propositivamente.
Paso 2: saber qué consumes
He trabajado en temas de medio ambiente por más de 20 años y no fue hasta formar mi propia familia que reciclar se volvió un tema complejo y merecedor de estudio. Comenzamos a hacer listas de lo que consumíamos y a pesar la basura todas las semanas. Logramos separar todo lo que se podía reciclar cerca nuestro, y por el hecho de compostar y usar pañales de género, en una familia de 4 personas no producíamos más de un kilo a la semana de cosas que no se reciclan aún.
Paso 3: organizarse para reciclar
Lo más fácil en este camino es desanimarse. Porque no siempre es fácil, porque nos tentamos con cosas que después no sabemos dónde poner cuando se transforman en basura. Porque tenemos poco espacio para separar desechos donde vivimos o trabajamos, o por falta de tiempo. Si nos observamos, si elegimos consumir menos y disponemos de nuestra basura de manera responsable, podemos hacer un plan de acción que no intervenga con nuestra vida, sino que pase a ser parte de nuestros hábitos y, por ende, parte de nuestra vida.
Paso 4: ser consecuentes (y predicar menos)
Si pensamos en el impacto ambiental de nuestras vidas nos podemos terminar angustiando, por eso es tan importante predicar una forma práctica y positiva de relacionarnos con el mundo como consumidores. Vale la pena darse el tiempo de observar nuestras acciones y gustos e incluir en la vida cotidiana las soluciones que podemos lograr. Pero ya sea donde vivimos, de paseo o en el extranjero, hay que buscar ser lo más consecuentes sin andar predicando ni amargarnos. Ese puede ser nuestro mejor aporte.
Paso 5: influir en las autoridades
Hoy más que nunca el mundo está siendo afectado positivamente por el poder de los individuos, por la capacidad de generar redes de apoyo y acción entre las personas: las redes sociales nos ayudan a eso. Por eso es nuestra responsabilidad usar ese poder para influir en las autoridades: en los jefes de oficinas, en las municipalidades y gobiernos. La acción de cada uno influye, pero ayuda cuando las leyes están a favor del medio ambiente, cuando hay planes de manejo de basura a nivel país. Cuando los puntos de reciclaje se masifican y se hacen accesibles. Cada uno de nosotros, y todos juntos, podemos hacer que esto ocurra.
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