Simón Espinosa (30) probó su primer pito a los 16 años. Lo único que sabía en ese momento de la marihuana es lo que le enseñaban en su colegio católico. "La profesora de religión me decía que la gente la usaba para quedar tonta y no hacerse cargo de sus problemas", cuenta. Pero después de su primera volada, eso cambió. Empezó a fumar esporádicamente porque lo pasaba bien. Luego, descubrió que disparaba su inspiración para escribir y más adelante la empezó a usar para calmar su ansiedad en periodos de estrés, mientras estudiaba periodismo en la universidad.
En 2008, cuando tenía 20 años, se fue a trabajar en un centro de esquí en California, donde la discusión sobre la legalización estaba mucho más avanzada, la cultura cannábica era fuerte y había muchas personas con recetas médicas que les permitían adquirir marihuana legalmente. "Fue una experiencia enriquecedora conocer un lugar donde el consumo estaba naturalizado. No tenía que esconderme. En mi mundo de antes, ser volao y ser inteligente eran antónimos, pero ahí conocí gente que era ambas cosas, entonces dejó de ser una contradicción", explica Espinosa.
Volvió a Chile como un marihuanero declarado y, junto a su hermano Pascual Espinosa, en 2013 armó En Volá, un blog donde publicaban los chistes que inventaban cuando estaban volados. El público empezó a crecer de manera insospechada, hasta que un día los contactó un gringo de la marca de pipas Piece Maker y sostuvieron una conversación que fue el puntapié inicial para convertir este blog amateur en un holding de la marihuana. La marca les dijo que encontraban muy buenos los chistes y que, como se notaba que eran un referente en la comunidad canábica de Chile, querían que publicaran una reseña de uno de sus productos.
Les mandaron por correo cinco pipas de silicona que estaban a años luz de las pipas de madera con duendes de arcilla que vendían en las ferias artesanales chilenas. Simón Espinosa invitó a unos amigos a probarlas, entre ellos los comediantes Benito Espinoza y Lucas Espinoza, y grabaron un video chistoso hablando de las virtudes del producto. "No lo podía creer. Dije esto quiero hacer en mi vida: recibir pipas gratis". El video fue un éxito, y esas pipas se convirtieron en el producto estrella de Civic Global Spa., la empresa que Simón fundaría más adelante junto a sus hermanos Pascual y Joaquín.
¿Cómo pasaste de recibir cinco pipas gratis a vivir de la industria de la marihuana?
Nos empezaron a contactar más marcas, y seguimos haciendo reseñas en las que mostrábamos los productos. El problema es que no había un lugar dónde comprarlos y como yo no no tenía cabeza de negociante fui a cerca de 30 growshops a ofrecer que vendieran los productos. Todos dijeron que no, porque los encontraban muy caros. Así que lo hice yo. Y le fue la raja.
Simón decisió investigar. Se metió a www.tuempresaenundia.cl, vio tutoriales en Youtube y le pidió consejos sobre importaciones a un amigo abogado. Así, en 2015, nació Quema, la segunda patita del negocio, que cada año importa tres containers llenos de pipas y otros accesorios de las 50 marcas que distribuyen en Chile. También distribuyen en México, Perú, Colombia, Bolivia y Uruguay, y están prontos a abrir en Ecuador. Además, tienen Fauna, su propia línea de productos diseñados por ellos, hechos en Pomaire y vendidos en Estados Unidos.
Con el tiempo, Espinosa se ha vuelto un experto: se conoce de memoria la ley 20.000, ha consultado cerca de 80 libros relacionados a la marihuana y papers de economía, ha realizado muchas entrevistas a gente relacionada al rubro, se certificó en un curso para reconocer variedades de marihuana a través del olor y escribió un libro con sus experiencias personales con la marihuana.
El ahora gerente general viste polera, shorts y zapatillas, y está sentado en la mesa de reuniones. Él, y los otros 11 trabajadores de Civic Global, se ubican en un departamento sin paredes frente al Costanera Center, en Providencia, que hace de oficina y set de grabación. Desde ahí manejan las transacciones y la página web en la que se encuentran reseñas de productos, videos de cata de marihuana con invitados como la actriz Fernanda Ramírez y el Guatón Salinas, tutoriales, información sobre riesgos y consumo responsable y Very Happy, su primer documental. Todos sus videos superan las 350 mil visitas. También participan año a año de la Expoweed y fueron media partner de la película Dry Martina.
En Volá se ha transformado en una marca. ¿Por qué crees que a la gente le gusta tanto?
El principal factor es que nadie había conectado a la industria del cannabis con los consumidores. Fuimos pioneros en eso. Además, hemos sido súper honestos: es un comercial, estamos tratando de vender algo, pero nunca reseñamos productos que consideramos malos. Hay una curatoría y la gente nos cree. Y les gusta la marca. Las pipas que dicen En Volá son las que más se venden. Todo lo que tenga el logo se vende harto; las poleras, el libro. Si fuéramos una distribuidora más, cualquier persona con más plata se podría llevar el negocio.
¿Qué los distingue de otras empresas del rubro?
Somos la mejor agencia de marketing digital para la industria de la marihuana en Chile, y me atrevería a decir que en toda Latinoamérica. Aunque he buscado mucho, no conozco a nadie más que esté haciendo algo ni similar a lo que hacemos. Somos un medio de comunicación que hace contenidos digitales para marcas con viralización y las conecta inmediatamente con una comunidad de consumidores. Además, ofrecemos un servicio de logística y operaciones que es capaz de agarrar el producto desde cualquier parte del planeta y llevarlo al punto de venta, manteniendo estable la marca y el precio. Ese modelo resulta muy bien y se ha ido solidificando. Estamos preparando una ronda de inversiones para la distribución de productos en Latinoamérica y Estados Unidos, y convertir a En Vola, que está en pañales, en un medio de comunicación en serio. Ese es el plan para 2020.
¿Cuál va a ser el objetivo de ese medio de comunicación?
Que sea el recurso de la industria del cannabis, con el foco en que la gente que consume pueda conocer las marcas y tener la información que necesita para tomar decisiones inteligentes. Que una mujer de tercera edad que quiere tratarse la Fibromialgia se informe de que lo que necesita no es fumar, sino una solución tópica oleosa y que averigue dónde conseguirla.
Este modelo de negocios es el que llamó la atención del MIT, que hace seis meses contactó a Simón Espinosa para invitarlo a participar de un seminario titulado Cannabis Technology, High Possibilities, en el que este miércoles 5 de diciembre el chileno compartió escenario con figuras reconocidas en el rubro. "Les llamó la atención la forma en que armamos esto. Que lo hayamos hecho al revés. No somos una distribuidora que le paga a una agencia de marketing para que le venda productos, sino que es la misma agencia de contenidos la que abre el espacio para que la distribuidora entre al mercado", explica.
¿Es rentable el negocio de la marihuana?
Muchísimo. El próximo año deberíamos ser una empresa con una facturación anual de un millón de dólares. La marihuana es el próximo gran cambio económico en términos de rentabilidad. Dos gramos de marihuana valen cerca de 1 gramo de oro. Yo nunca toco la planta porque es ilegal en Chile, entonces por ahora vivo de todo lo que hay alrededor de ella. Pero no hay que ser un genio para pensar que lo que buscamos es vender marihuana de una manera bacán, entretenida y responsable, y lucrar con eso. Además es un negocio muy entretenido. La gente que generalmente se mete a esta industria tiene menos prejuicios, es muy buena onda. Y yo he podido desarrollarme en un ambiente de negocios siendo genuino. En otras pegas uno se disfraza de corbata, pero aquí hay un ambiente de aceptación. Eso no significa que fumemos pito todo el día, como mucha gente cree.
¿Y hay algún trasfondo político en tu negocio?
Desestigmatizar a los consumidores de cannabis me parece súper importante, ya que es una oportunidad para hacer un cambio económico y sociopolítico. Que no te lleven preso por tener plantas, que no le cierren las puertas a tu negocio porque fumas pito. Que los consumidores sepamos qué nos estamos metiendo para adentro también es una de nuestras preocupaciones. Además, económicamente, estamos siendo parte de un cambio que nos va a abrir las posibilidades para seguir desarrollando este proyecto y llevarlo al siguiente nivel, que es el Centro de terapias contra el estrés. Ese es nuestro objetivo filantrópico; sanar el estrés del mundo. Esto puede sonar súper hippie, pero veo paz en los consumidores de marihuana que no fuman en exceso. Creo que fumar pito puede ayudar al entendimiento y contribuir su granito de arena en la paz mundial.
Como empresario, ¿cómo lidias con el estigma del pitero?
Ha sido una experiencia horrible la discriminación corporativa. A veces tenemos que recurrir a vehículos financieros como factoring o hipotecas, porque en el banco nos hacen la cruz. Piensan que soy tonto porque estoy volao, y que si me pasan plata me la voy a gastar en una moto de agua. No nos echan por ser piteros porque no pueden decirlo, pero nos congelan las cuentas cada cierto tiempo para revisar que no estemos narcotraficando. Hacen todo el hostigamiento para que decidamos irnos del banco. El Servicio de Impuestos Internos y la Inspección del trabajo nos fiscalizan constantemente, pero tenemos todo en orden, no tenemos yayitas. Ese es el truco. La gente no espera que un volao sea tan profesional.
¿Cómo ves las proyecciones de este rubro en Chile?
Creo que de aquí a tres años más, como mínimo, todo esto va a estar regulado. Vamos a saber qué es el consumo personal: si es un gramo, son tres, son diez. De a poco se ha ido acercando la institucionalidad. Cada vez miran con menos malos ojos lo que hacemos, entendiendo que hay una oportunidad gigante para una economía que está naciendo y sería un aporte desde la generación de empleo e impuestos, hasta una posibilidad de repensar cómo se hacen los negocios. No veo imposible que pase lo que a mí me gustaría: que haya legalización total del cannabis y se estipule formalmente cuáles son los negocios que se pueden hacer. Si se permite solamente el autocultivo, si se va a vender sólo en farmacias o dispensarios, si habrán coffee shops.
¿Y qué pasa contigo si eso ocurre?
Me forro.