En menos de dos meses nos hemos enfrentado a la trágica muerte de dos niños que se encontraban en guarderías irregulares mientras sus padres trabajaban: una niña de 3 años en el mes de junio y un lactante de 8 meses de edad a principios de agosto. La familia de este último declaró haber solicitado un cupo para llevarlo a la sala cuna de su comuna sin obtener respuesta favorable, por lo que no tuvieron más opción que buscar quién cuidara de su hijo fuera de la oferta regular.
Hacia fines del año pasado, 116 mil niños/as que habían solicitado cupo en sala cuna no habían tenido una respuesta oportuna a su solicitud (Observatorio Niñez, 2023), igual que el niño que murió a principios de mes. Si a esto se suma el alto costo que tienen las salas cuna y jardines particulares, muchas veces las guarderías irregulares aparecen como la única alternativa para cientos de familias en que los padres tienen que salir a trabajar y no pueden pagar un jardín o sala cuna privada.
El artículo 203 del Código del Trabajo, que otorga el derecho a sala cuna para aquellas mujeres que desempeñen sus labores en empresas con más de 20 trabajadoras, no ha logrado estar a la altura de las necesidades actuales de las familias, y los 15 años que lleva desarrollándose la discusión respecto a la necesidad de su modificación son prueba de ello. Son muchas las familias que no pueden acceder a este beneficio por distintas razones: miles de mujeres trabajan en empresas donde hay menos de 20 trabajadoras, hay un alto porcentaje de madres que trabajan de manera informal- muchas veces por la brecha y dificultades que genera la propia maternidad en el mercado laboral- y la posibilidad de que los padres puedan acceder a este beneficio se restringe a situaciones tan extremas como la muerte de la madre. Así, en una familia donde la madre es independiente, trabaja de manera informal o en una empresa pequeña y el padre se desempeña en una donde existe sala cuna para las mujeres, los hijos no obtendrán este beneficio.
El cuidado de los niños y niñas de nuestro país no puede estar sujeto a este tipo de coyunturas: es fundamental que se comprenda este problema en términos del derecho a la educación que tienen niños y niñas y la necesidad que tienen las familias de contar con apoyo para el cuidado de sus hijos. El acceso y cobertura en Educación parvularia es un desafío pendiente en nuestro país, y la realidad de las listas de espera del sistema público es una arista fundamental a analizar a la hora de preguntarnos cómo podemos evitar que este tipo de tragedias se repitan.