El origen

Desde el inicio de la humanidad, las gemas son usadas como talismanes para curar y restablecer el equilibrio de las personas. La razón, según la terapeuta especialista en gemoterapia y activación de recursos bioenergéticos Francia Becerra, es que despiertan la conciencia. "Las piedras y cristales contienen vibraciones y energías que funcionan como un medio para comprender lo que está pasando en nuestro interior. Cuando uno las usa terapéuticamente se genera una conexión que refleja el estado de cada persona. Se transforman en un oráculo capaz de ver los temas internos de los que uno no es completamente consciente", explica.

Para codificar esos mensajes y entender el origen de ciertos problemas, la experta afirma que es necesaria una terapia; sin embargo, el uso individual de estos minerales también es beneficioso. "Existen diferentes niveles de conexión, dependiendo de cómo las utilizamos. Para un análisis más profundo es necesario contar con la ayuda de alguien que haya estudiado sobre el tema, pero si se usan en el cuerpo o vía oral -a través de gotitas de esencias minerales- aportan armonía, la que ayuda a conectarse con ciertas vibraciones y atraer energías".

Cómo elegir la correcta

Las piedras y cristales sanan en la medida en que uno es consciente de lo que necesita reparar. Por esta razón es necesario hacer un trabajo de introspección y estar alineado con los sentimientos. "El ser humano está en constante evolución, y de acuerdo a cómo cambia, su vibración también lo hace. Por eso no existe una piedra eterna para cada persona, sino que depende de cómo se sienta durante el periodo que necesite usarla", cuenta Becerra. La terapeuta explica que cuando una persona está en determinada vibración, va a atraer aquello que tiene correspondencia con esa vibración. "Esto es muy parecido a las relaciones humanas. Hay veces en las que uno siente que necesita de una persona y se acerca a ella; sin embargo, después de un tiempo la química entre ambas disminuye. Eso puede ser porque uno cambia de energía y ya no hace correspondencia con la de la otra persona. Con las piedras es lo mismo. Uno logra compenetrar con la que tiene la vibración que necesita".

La maestra de Rainbow Reiki® y terapia energético-corporal Francisca Wahl entrega una guía con el poder de algunas gemas:

Para el mal de amores: el cuarzo cosa es el mejor bálsamo para cicatrizar las heridas del corazón. Ayuda a sacar los bloqueos afectivos para liberarlos definitivamente. Refuerza la compenetración, el romanticismo y la capacidad de amar. La crisocola, abundante en Chile y Perú, aporta paz, calma las emociones, cura la pena y aumenta la capacidad de amar. Por su diversidad de colores se puede usar casi sobre todos los chacras, ayudando a eliminar las energías negativas y aportando tranquilidad.

Para la autoestima: la rodocrosita es una de las piedras representativas de Argentina. Ayuda a asimilar mejor las penas y a sentirse querido. Además saca a la superficie emociones reprimidas para conocerlas y sanarlas.

Para la calma y meditación: la amatista es la piedra del alma, la transición y el despertar. Calma la mente y equilibra los hemisferios cerebrales. Es recomendable tener una drusa o geoda de amatista en la casa y en el trabajo, ya que ayuda a trasmutar las energías del lugar. La fluorita es ideal para la meditación, ya que limpia y estabiliza el aura; purifica y reorganiza en el cuerpo todo lo que no está en orden y ayuda a superar el caos.

Para el dolor y la protección: la shungit es una gema considerada de la nueva era, que aporta estabilidad mental, emocional y espiritual. Protege contra las ondas electromagnéticas de los aparatos que nos rodean (celulares, computadores, wifi) y absorbe y elimina lo que resulta nocivo para la salud, siendo muy efectiva en el tratamiento del dolor.

Para la abundancia: la pirita dorada tiene muchas cualidades, pero es conocida por atraer abundancia. Lo que se recomienda es ubicarla en el 'rincón del dinero' de la oficina -que según el feng shui es la esquina izquierda más alejada de la puerta de entrada-, o sobre el escritorio en el mismo lugar.

Para conectar con lo femenino: la piedra luna de color blanco lechoso o azulado es una piedra eminentemente femenina. Favorece la intuición y la empatía, y estabiliza las emociones. Es excelente para el síndrome premenstrual y todos los procesos bilógicos de la mujer. Se recomienda no utilizarla durante los tres días de luna llena.

Para el crecimiento espiritual: el citrino emite una luz amarilla dorada intensa que actúa sobre el plexo solar. Ayuda en el desarrollo y progreso espiritual. También enseña a poner límites y a aprender a decir que no.

Para disipar las dudas: El ojo de tigre es una piedra que, aparte de ser considerada protectora, ayuda a conseguir los objetivos aportando claridad y coherencia. Es muy útil meditar con ella antes de tomar una decisión.

Para recuperar la fuerza y la alegría: la piedra ágata coralina es ideal para esto. Por su color rojo anaranjado ayuda a estimular el primer y segundo chacra, la creatividad y la energía sexual, aportando vitalidad, fuerza y confianza en uno mismo.

¿Cómo usarlas?

"Para que las piedras y cristales nos entreguen un efecto terapéutico, deben estar en contacto con la piel. Por esto una buena opción es usarlas como joyas. Sin embargo, para los que prefieren no llevarlas puestas todo el día, pueden sostenerla durante 20 minutos con la mano izquierda", cuenta Francisca.

Tratamiento

Antes de usarlas hay que limpiarlas, cargarlas y programarlas. Aquí una propuesta simple y sencilla para hacerlo en la casa.

Limpieza: La mayoría se puede limpiar bajo un chorro de agua corriente durante un par de minutos (excluyendo las piedras de sal, selenitas y otras solubles en líquido) o exponiéndolas al humo de un incienso.

Carga: Lo ideal es hacerlo con la luz de la luna desde el atardecer y hasta el amanecer. Hay que ser muy precisos con los horarios, ya que no deben ser expuestas a la luz solar del mediodía. Otra manera es poniéndolas dentro de una geoda de cuarzo o, si se es practicante de reiki u otra técnica energética, cargarla con las propias manos.

Programación: Cada gema debe ser programada individualmente para algo concreto. Para hacerlo hay que agarrarla con la mano izquierda y ponerla a la altura del corazón, mirarla y decir: "Querida (nombre de la piedra por 3 veces), te activo para (por ejemplo: la sanación) de (nombre de la persona que la usará). Esto debe repetirse a los 7 días y luego a los 14.

Detectar si son verdaderas

Una de las cosas más difíciles a la hora de comprar piedras es detectar su procedencia, ya que existen imitaciones que son casi idénticas. Para no equivocarse, Francia entrega algunos tips:

Temperatura: a diferencia de otros materiales, como el plástico, cuando uno toca una gema suelen estar frías.

Peso: generalmente por su densidad tienen un peso importante. Si uno las toma, independiente del tamaño, se deben sentir en la mano.

Tamaño: siempre hay que averiguar cuáles son sus verdaderas dimensiones. El cuarzo, por ejemplo, se vende en tamaños grandes porque existen bloques gigantes de este; sin embargo, hay piedras que solo se dan en medidas pequeñas, como el peridoto.

Aspecto: cuando son de joyería suelen estar pulidas y esto dificulta detectar su origen. En este caso, un buen indicador es su precio elevado, ya que en las joyas siempre se busca resaltar la pureza de una piedra y estas concentran mayor vibración. Si se encuentran en estado natural, deben verse imperfectas, con colores y texturas disparejas.

Precio: antes de comprar hay que investigar sobre su rango de precio. La turmalina, el coral y la turquesa, por ejemplo, son gemas caras, ya que su presencia en el planeta es limitada. De la piedra luna y la malaquita, en cambio, suele haber en abundancia y son las más imitadas.