‘Enero Seco’: ¿Sirve dejar el alcohol por un mes?

Enero seco



Estamos a mitad de enero, en ese momento en el que las resoluciones de año nuevo comienzan a tomar forma, ya sea consolidándose o desvaneciéndose en la rutina. Ahora no se trata simplemente de querer ahorrar, cocinar más en casa o ser constante con el ejercicio; sino que implica hacerlo con acciones concretas.

Entre esas metas, hay una que ha ganado protagonismo en el último tiempo: la reducción del consumo de alcohol. Eso, quizás, podría explicar algunas cifras relativas a la ingesta de estas bebidas en Chile, como aquella revelada en el 15° Estudio Nacional de Drogas en Población General (ENPG) -el más importante en materia de drogas-, aplicado de forma ininterrumpida desde 1994. De acuerdo al sondeo 2023, un 39,2% de las personas declararon haber consumido alcohol durante el último mes, representando el nivel más bajo desde que se tiene este registro.

Aún así, el alcohol sigue siendo la droga más consumida por los chilenos y, según la Organización Mundial de la Salud, “las cantidades son considerablemente mayores en comparación con otros países de la región”. Es por eso que muchos y muchas se han unido, durante los últimos años, a un desafío que comenzó en Reino Unido y que busca transformar los hábitos alrededor de su consumo: el Dry January o ‘Enero Seco’.

Esta iniciativa ha sido impulsada desde 2013 por la organización Alcohol Change UK y lo que promueve es que las personas se abstengan de beber durante todo enero. Una premisa simple, pero poderosa en una sociedad acostumbrada a incluir estas bebidas en todo tipo de celebraciones: cumpleaños, bautizos, matrimonios, eventos sociales. El Dry January invita, entonces, a reflexionar sobre las dinámicas en torno al alcohol, promocionando estilos de vida más saludables y una relación más consciente con él.

El año pasado, al menos 175.000 personas se inscribieron para participar en Dry January en el sitio web de Alcohol Change UK. “Estar sin alcohol durante 31 días nos demuestra que no necesitamos el alcohol para divertirnos, relajarnos o socializar. Nos ayuda a aprender las habilidades que necesitamos para controlar nuestro consumo de alcohol”, dicen en la web de la organización.

Pero ¿tiene efectos inmediatos seguir este desafío durante solo un mes del año? La respuesta es sí. En una encuesta realizada por la Universidad de Sussex, un 71% de las personas participantes del Dry January dijeron que durmieron mejor, un 67% que tuvieron más energía, un 57% que presentaron una mejor concentración y un 54% que manifestaron un mejoramiento de la calidad de la piel. “Siempre va a ser significativo dejar de beber o abstenerse por un tiempo”, dice el gastroenterólogo de la Red de Salud UC Christus, Luis Antonio Díaz. “Hay que considerar que el alcohol tiene múltiples efectos en el ánimo, a nivel muscular, y también cardiovascular”, agrega.

Así, otro estudio publicado en la revista de medicina BMJ Open reveló que, tras un mes de abstinencia, las personas presentaron múltiples mejoras en indicadores como resistencia a la insulina, presión arterial y peso corporal, así como una disminución en las concentraciones circulantes de sustancias relacionadas con el cáncer. “Desde el punto de vista hepático, también es significativo. Nosotros tenemos muchos pacientes a los que, por inflamación hepática, les solicitamos suspender el consumo de alcohol por algunas semanas y cuando les volvemos a hacer los exámenes, éstos indicadores se tienden a normalizar. En ese sentido, existe evidencia epidemiológica que muestra que dejar períodos de descanso con el alcohol podría disminuir el riesgo de desarrollar cirrosis a largo plazo”, indica el dr. Díaz.

Enero seco

Sin embargo, este especialista sostiene que el impacto de este tipo de desafíos dependerá del patrón de consumo previo que tengan las personas que se sometan a él. “Si bien uno siempre va a buscar reducir al mínimo la ingesta, las personas que beben poco no verán los mismos cambios que quienes sí lo hacen en grandes cantidades. Aquí se puede ver que empiezan a bajar de peso y que tienen más energía y ánimo. Es una mejora a la salud en general. Es por eso que se debe tratar de generar un cambio a futuro, reduciendo el consumo perjudicial”, sostiene.

Para eso, partir por 30 días puede ser una excelente idea, porque -tal como dicen en Alcohol Change UK- este ejercicio entrega patrones de comportamiento replicables para el resto del año, evitando así los excesos.

Más allá de los beneficios a la salud física, las personas también se pueden ver motivadas a hacer el desafío del Dry January por la mejoría en el bienestar mental. Esto, considerando que el alcohol actúa como depresor del sistema nervioso central y afecta la regulación de neurotransmisores como la dopamina. De ahí la explicación a fenómenos como la hangxiety.

Dejar de tomar por 30 días podría ayudar a visualizar esas mejoras de manera concreta, pero también permitiría observar cómo operan, en sobriedad, nuestras relaciones sociales con los demás. “A diferencia de la creencia común que sugiere que el alcohol mejora la capacidad de socializar, se ha demostrado que su consumo prolongado lleva a que la persona experimente una pérdida de control sobre sus impulsos, generando peleas y conflictos en muchos casos. Y esos comportamientos pueden traducirse en un aumento de la tendencia a aislarse”, dice la psiquiatra de la Clínica Las Condes, Verónica Zumarán.

Si es que cuesta seguir este desafío y se manifiestan síntomas de abstinencia -como temblores, cambios de ánimo o aumento del apetito-, Zumarán recomienda que las personas acudan a un especialista. Sin embargo, para aquellos que estén comprometidos con hacerlo o que busquen reducir su consumo, la especialista ofrece algunos consejos prácticos. En ese sentido, indica optar por bebidas o jugos en eventos sociales, utilizar vasos más pequeños, dar preferencia a líquidos de bajo contenido alcohólico, y darse el tiempo para disfrutar de la bebida en lugar de hacerlo rápido.

“Por ejemplo, tomar un vaso de agua helada antes de abrir una cerveza podría ser una buena alternativa para aplacar la sed”, dice el dr. Díaz y concluye: “Pero si las personas tienen síntomas de ansiedad o inquietud al dejar de beber, es importante que pidan ayuda en Psicología o Psiquiatría. Porque si estos síntomas no son tratados, la verdad es que es difícil disminuir esta ingesta”.

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