Tiempo después de estudiar matemáticas, Magdalena Claro llegó a hacer una pasantía en San Francisco para una empresa donde se encontró rodeada de programadores. “Fue ahí donde me di cuenta de los superpoderes que te da la programación”, dice. Por eso, una vez terminada su estadía en Estados Unidos buscó un lugar en Chile donde seguir especializándose en esta área. Así llegó a la academia Desafío Latam, donde forman talentos digitales. Allí encontró lo que hoy define como su familia y comunidad tecnológica. “Me di cuenta de la importancia del sentido de pertenencia que te provee una comunidad en este rubro, sobre todo cuando eres mujer. Allí armamos Hackgirls, organización que desde el 2016 al 2021 ofreció a mujeres decenas de talleres gratuitos de programación y tecnología para promover su participación en tecnología y así disminuir la gran brecha de género que existe en esta industria”, agrega.
Y es que, como cree Magdalena, la falta de modelos a seguir, los estereotipos y la discriminación, son factores que todavía siguen desanimando a las niñas, desde edades muy tempranas, a seguir carreras STEM (conjunto de disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). “La tecnología, el internet, la inteligencia artificial y todos los avances de las últimas décadas, tienen una brecha de género importante y, si no fuera por la construcción social en la que vivimos, que a su vez se ha replicado en el mundo digital y tecnológico, podríamos estar creando mundos interactivos y digitales mucho más humanos, amables y, por sobre todo, medios a través de los cuales las expresiones estén libres de ideas preconcebidas en perjuicio de las mujeres”.
Por eso –agrega– la importancia de que más mujeres se sumen a este rubro. “Yo soy lesbiana y feminista. Y aunque mi mundo lo pienso como mujer y para las mujeres, mis creaciones son para cualquier persona que se deje sorprender. Sin embargo, así como cuando fundamos Hackgirls, mi sueño es poder volver a contribuir a que más mujeres y niñas se involucren en la tecnología y sean capaces de desarrollar y crear lo que quieran. A mí me encantaría, algún día, poder abrir las puertas de mi casa a mujeres y decirles ‘aquí vamos a crear nuestro propio museo digital e interactivo’”, dice.
Creatividad tecnológica
Pese a que Magdalena estudió matemáticas, su lado artístico siempre estuvo y ha estado muy vivo. Dos mundos que pueden verse ajenos, pero que ella, bajo su nombre artístico Mai Clear (@maiclearwork) ha sabido ensamblar a la perfección. “Me emociono con facilidad y así como me sorprendo muy fácilmente, me gusta mucho sorprender”, dice.
Su último trabajo –del cual se declara muy orgullosa– es la aún no inaugurada instalación llamada SEI, donde colaboró para la artista de origen Japonés pero que reside en NYC, CHIKA, en el New York Hall of Science, en Queens. “Allí creamos una instalación con luces led y sensores que permite que cualquier persona pueda controlar siete triángulos gigantes de LEDs. Esto metafóricamente hablando, trata de emular la refracción de la luz blanca cuando pasa por un prisma, por lo que cuando interactúas con ella, puedes crear diferentes patrones con los colores que aparecen al ser refractada. Toda la instalación tiene forma de estrella y prisma”.
En el último tiempo ha tenido la oportunidad de acompañar a algunos amigos y artistas chilenos que viven en Nueva York, como Iván Navarro, con sus propias expresiones artísticas. O, por ejemplo, lo que hizo con el músico Raimundo Atal y María Feuereisen, quien se dedica a construir instalaciones con materiales reciclados. “En Prospect Park una vez instalamos una de sus creaciones bajo un túnel y yo me encargué de darle luz y movimiento a esta instalación. Las personas y familias enteras se sorprendieron tratando de entender qué estaban mirando”, cuenta.
¿Lo tuyo entonces es el arte digital?
Estoy muy interesada en el arte digital, de ahí que todas mis creaciones buscan que las personas puedan descubrir por sí mismas el alcance de mis artefactos y lo que pueden lograr manipulandolos. Por ejemplo, me gusta construir instalaciones y experiencias inmersivas con sensores, cosa que cualquier persona al poner una o dos manos sobre esos sensores, pueda obtener una reacción inesperada; ya sea de música, movimiento, proyecciones, visuales, etc. Dando el espacio que el o la espectadora se convierta en la artista o performista.
¿En qué consiste específicamente este tipo de arte?
Mi trabajo consiste en mezclar múltiples medios, en dispositivos autónomos y experiencias inmersivas que, usando distintas herramientas tecnológicas, permiten una interacción sensorial. Esto me exige estar permanentemente aprendiendo, sean nuevos softwares o lenguajes de programación para lograr mi objetivo, y también estudiar un poco de música, porque si bien soy melómana, no tengo una formación oficial con la teoría musical.
¿Qué es lo que más te gusta de este trabajo?
Lo que más me gusta es permitir que cada persona pueda crear, a través de mis artefactos, las visuales y música que más les guste. Por eso es que mis dispositivos, por así decirlo, desarman y arman imágenes, y componen música según quién los manipula. La tecnología en este caso, la uso para aumentar, expandir el mundo físico real, de manera audiovisual e interactiva.
Además de esos artefactos, disfruto mucho siendo VJ, es decir, creando y proyectando visuales en espacios públicos, fiestas, exhibiciones, e incluso en mi departamento o en encuentros con amigas y amigos. Hace unas semanas tuve la suerte de poner visuales en una fiesta india por segundo año consecutivo en un escenario de SummerStage en NYC y espero poder continuar haciéndolo los próximos años.
¿Crees que las nuevas tecnologías van a cambiar la manera de hacer arte, que estamos en un punto de inflexión?
No creo que lo virtual o las nuevas tecnologías reemplacen el arte como lo conocemos, pero sin duda hemos entrado a una nueva era en la cual, así como la sociedad se ha transformado automatizando procesos, desafía la creación humana. Yo misma he tenido discusiones sobre el uso de inteligencia artificial, por ejemplo, reconozco los beneficios que ello trae, utilizarlo como una herramienta aliada, por ejemplo como para que te sirva de referencia, o utilizarla transformada.
Yo creo que una puede usar la inteligencia artificial como medio, o como un elemento de los muchos elementos que componen un artefacto. Por ejemplo, como cuando usé un vagón del metro de Nueva York en miniatura para desplazar temporalmente imágenes de personas al interior del vagón a través del tiempo. Allí usé la inteligencia artificial para crear esta línea de tiempo visual de personas pasajeras en el vagón del año 1904 al actual, pero eso es solo una parte, porque el objetivo fue darle movimiento y viajar en el tiempo a través del uso de la tecnología que, en este caso, me permitía ir al pasado y luego al presente al mover el vagón de izquierda a derecha.
Además creo que la tecnología puede favorecer la educación. Ya conocemos los museos interactivos y cómo el aprendizaje funciona más efectivamente a través de la interactividad o gamificándola. Por eso mismo creo que, mezclar tecnología con la posibilidad de manipular objetos, es algo bueno y que podemos aprovechar de mejor manera.