EPOC: La enfermedad que padecía Cecilia, La Incomparable

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Ayer, los y las fanáticas de la cantante Cecilia Pantoja, conocida popularmente como Cecilia, “La Incomparable” se enteraron de su muerte a los 79 años. Una noticia que mantuvo y sigue manteniendo en alerta al mundo del espectáculo. La artista -ícono de la música nacional en los años 60- fue hospitalizada el 14 de julio por una descompensación asociada a una enfermedad pulmonar obstructiva crónica y ayer, mediante redes sociales, su equipo informó que había muerto: “Cecilia falleció esta noche rodeada de sus seres queridos. Gracias por todo el amor enviado durante estos días. Nuestra tristeza es máxima.”, escribieron.

Pero, ¿en qué consiste esta patología? Básicamente, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, o denominada como EPOC, es una patología progresiva que afecta a los pulmones y que genera dificultades al respirar a raíz de un estrechamiento de las vías respiratorias que hace que ingrese y egrese un menor flujo de aire. A causa de esta obstrucción, las personas pueden desarrollar bronquitis crónica (inflamación y obstrucción de las vías respiratorias) o enfisema (daño y destrucción de las paredes alveolares). Si bien puede haber predominio de una por sobre otra, hay pacientes en quienes ambas condiciones se presentan de manera conjunta. Ahí es cuando la EPOC se vuelve aún más compleja.

De acuerdo a los datos de la Organización Mundial de la Salud, la EPOC es la tercera causa de muerte en el mundo, ocasionando más de 3 millones de defunciones durante 2019; mientras que en Chile su prevalencia es de un 16% en mayores de 40 años. Quienes padecen esta enfermedad presentan tos crónica -en varios casos con flema- y una sensación de falta de aire que se acentúa al hacer esfuerzos físicos, hasta el punto de dificultar actividades en el día a día.

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Una de las razones más relevantes al momento de explicar el desarrollo de esta enfermedad tiene que ver con el consumo de tabaco. De hecho, un 90% de los casos se pueden atribuir a esta causa, de acuerdo a estadísticas de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile: el haber fumado aumenta 6.7 veces el riesgo de contraer esta condición en hombres, y un 7.1 en mujeres. “Anatómicamente las mujeres tienen vías aéreas más pequeñas que los hombres y, por ende, una mayor posibilidad de estar obstruidas”, dice el broncopulmonar e intensivista de Clínica Las Condes, Jorge Dreyse.

Las investigaciones apuntan, en general, a que la EPOC se ha sub-diagnosticado y manejado de manera poco óptima. El dr. Dreyse explica que ha sido así porque en más del 80% de los casos, se detecta de manera tardía cuando las personas ya sienten falta de aire y han dejado de realizar actividades cotidianas como subir escaleras o caminatas largas. “Los fumadores tienen reticencia a controlarse porque probablemente saben que les podrían decir que están enfermos. Como tienen una adicción a la nicotina, les cuesta dar el paso porque intuyen que, en caso de tener algún problema, tendrían que dejar de fumar”, dice y agrega: “Por otro lado, como el tabaco es una droga socialmente aceptada, a veces los equipos de salud fallan en solicitar los exámenes para buscar esta enfermedad si el paciente no es sintomático”.

Sin embargo, la dra. Andrea Bustamante, profesor(a) clínico asistente del Departamento de Enfermedades Respiratorias del Adulto de la Pontificia Universidad Católica de Chile; sostiene que los especialistas siempre deberían sospechar de EPOC en personas fumadoras que llegan a consultar por falta de aire progresiva. “Como la espirometría, que es el examen que permite confirmar la EPOC, no es un examen de rutina; muchas veces no se hace el diagnóstico a tiempo”.

Aunque dejar el cigarro es la medida más efectiva, tanto en términos de prevención de EPOC como de su abordaje médico, el porcentaje de pacientes que tiene esta patología y que continúa fumando, es elevado: entre un 29 y 48%. Es por eso que esta enfermedad debe ser abordada de manera integral, con terapias cognitivo-conductuales para atacar el hábito tabáquico y farmacológicas para los síntomas respiratorios. “Eso va a depender de las características de cada paciente. Por ejemplo, de la cantidad de veces que se ha descompensado en el último año, de la falta de aire que presenta en su diario vivir o del nivel de obstrucción bronquial que se visualiza en la espirometría”, dice el dr. Dreyse y puntualiza que, junto con ello, es clave hacer una evaluación de las consecuencias del tabaquismo crónico, por ejemplo, a nivel cardiovascular.

Por su parte, la dra. Bustamante puntualiza que el uso de inhaladores broncodilatadores pueden ser una buena medida para mejorar la calidad de vida de los pacientes y disminuir sus exacerbaciones, que son los períodos de agudización de los síntomas de la enfermedad. “Para quienes a pesar del broncodilatador se sienten con falta de aire, se sugiere hacer rehabilitación pulmonar, la cual es una herramienta que produce múltiples beneficios. Por otro lado, las y los que tienen insuficiencia respiratoria se les indica oxígeno suplementario para una mejor sobrevida”, concluye.

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