Núria Pérez-Cullell (45) es de esas mujeres evidentemente francesas. Nació en España, pero ha pasado los últimos 20 años de su vida en Francia, lo que se nota en sus modos y en su look, aunque mantiene un acento español muy marcado. Usa traje de dos piezas, el rostro lavado y el pelo rizado suelto, pero cuidado. Es simpática, preocupada de que su interlocutor esté perfectamente cómodo pese a que lleva todo el día en reuniones -la entrevistamos a fines de marzo, durante una visita flash de 48 horas que implicó encuentros con representantes de puntos de venta, médicos y trabajadores de la marca en Chile-. Nos sentamos a hablar con ella un jueves santo en la tarde, cuando las oficinas estaban prácticamente vacías y los santiaguinos empezaban a disfrutar del fin de semana largo.
Esta rutina no es extraña para ella. Lo normal es que trabaje unas 12 horas al día cuando no está de viaje, dejando el resto del día para acompañar a sus dos hijas adolescentes.
Cuando la entrevistamos Núria era la directora general de Avène, marca de dermocosmética donde trabaja desde que aterrizó en París. En sus propias palabras, "mi cargo es el desarrollo de la marca a nivel mundial. Esto significa generar productos nuevos para todos los consumidores del mundo que tengan piel sensible, como es el caso de los chilenos". Pero el pasado 17 de julio se anunció que remplazará a Eric Ducornou como directora general de dermocosmética de Pierre Fabre, el gigante conglomerado al que pertenecen Avène, Klorane y A-Derma, entre otras marcas.
¿Son muy distintos los problemas en la piel que presentan los chilenos, en comparación con los del resto del mundo?
De manera general el consumidor latinoamericano tiene hábitos distintos al europeo y al asiático o al de América del Norte. Pero cuando hablamos de Latinoamérica hay que distinguir al chileno, porque paradójicamente es más cercano al cliente europeo que al latinoamericano. Y eso se debe al estilo y el nivel de vida que hay acá. Las chilenas, por ejemplo, cada vez deciden tener hijos más tarde. Eso incide, por ejemplo, en un mayor poder adquisitivo; están dispuestas a invertir en productos de mejor calidad. Su manera de cuidarse la piel es más clásica y cercana a la europea.
El tema de la piel sensible en Chile es muy importante. Basta con decir que al centro de agua termal de Avène llegan unas tres mil personas cada año a tratar problemas de piel, de las cuales 11,3% son extranjeros. De ese porcentaje Chile aportó el año pasado con 10 pacientes, convirtiéndose en el cuarto país con más presencia, después de Australia, Inglaterra y Estados Unidos.
No todas las personas atópicas tienen los recursos para ir al centro termal de Avène ¿cómo pueden llevar ese tratamiento a casa?
Lo que hacemos es explicar a los médicos y a los puntos de venta cómo se usa el agua termal en spray, que a la larga es nuestro tratamiento de hidroterapia a domicilio. Esa es nuestra filosofía: si la piel va mejor, la calidad de vida también.
¿Cuáles son los desafíos de la dermocosmética?
Desarrollarse aun más en los distintos países, a través de la educación. Nosotros definimos la dermocosmética como una cosmética donde se desarrollan productos que presentan un equilibrio perfecto entre eficacia, tolerancia y placer. Los primeros dos puntos son muy importantes y deben ser demostrados, pero también tenemos que crear texturas que sean agradables y que le den placer al consumidor, pues eso es lo que está buscando. Nosotros trabajamos constantemente con los puntos de venta y los médicos, para que también jueguen su rol en la educación del consumidor, para que el paciente con piel seca, con piel sensible, encuentre su mejor alternativa.
¿Y el futuro de Avène? ¿Se queda en el agua termal?
Esta es una marca joven, nació en 1990 pese a que muchas personas crean que llevamos más años. Hemos hecho del agua termal nuestro producto estrella, a partir de lo cual hemos desarrollado una línea de skin care adaptada a pieles sensibles, y gracias a esto somos líderes en ventas de agua termal. No podemos olvidar que si bien el agua termal representa el 10% de nuestras ventas y es nuestro best seller, el otro 90% está compuesto por el skin care y el cuidado solar. El día de mañana vamos a seguir en esto, trabajando con el agua termal que todavía no terminamos de estudiar y que queremos conocer mejor.
UNA ALIANZA PARA PACIENTES ONCOLÓGICOS
A comienzos de este año Avène anunció una asociación con MÊME, un emprendimiento francés de cosmética dedicado específicamente a los pacientes con cáncer o que se encuentran en remisión postratamiento oncológico. "Los tratamientos han evolucionado mucho, gracias a eso los pacientes tienen una mejor expectativa de vida", cuenta Núria. Y agrega: "Pero el punto negativo de los tratamientos como la quimioterapia es que tienen efectos secundarios, como dejar la piel muy seca, un sarpullido acneiforme, fisuras a nivel de las extremidades y fotosensibilidad".
Entonces, si bien MÊME cuenta con productos especiales como guantes de hidratación para manos y pies resecos, Avène aporta desde su experticia con productos calmantes y protectores solares desarrollados para pieles hipersensibles. "Para tener legitimidad en el mundo de la oncología, lo primero que hicimos fue un estudio clínico con pacientes en remisión poscáncer de mamas -cuenta Pérez-Cullel-, a 35 mujeres las llevamos al centro de agua termal y a otras 35 no, y vimos que el grupo que se sometió al tratamiento mostraba una mejoría total en las cicatrices, mientras que el otro grupo no".
La jefa de dermocosmética de Pierre Fabre es enfática: "Este tipo de tratamientos no es belleza, esto ayuda a mejorar la calidad de vida. Por eso junto con MÊME nos asociamos a hospitales en Francia, porque nuestro objetivo, más allá de todo lo demás, es ayudar al paciente".