La ergonomía es la disciplina encargada de estudiar y adecuar la relación de la persona con su entorno. En el caso del sueño y el descanso, se hace necesario tomar algunas medidas destinadas a crear un ambiente que otorgue el máximo confort y que incluyen factores como temperatura, humedad, ventilación e incluso el color de las paredes.

En ello, la postura que adoptamos también es clave. Andrés Lastra, kinesiólogo de Clínica Santa María, explica que no existe una postura perfecta para dormir, así como tampoco existe una postura perfecta para trabajar. “Lo que se creía antiguamente, que uno tenía que estar sentado ciento por ciento derecho para trabajar, se ha estudiado que no es tan real, porque el cuerpo se adapta. Lo que sí ocurre es que hay ciertas posiciones –tanto a la hora de trabajar como a la hora de dormir– que no son tan adecuadas a los distintos tipos de pacientes. Por ejemplo, los pacientes que tienen reflujos o problemas respiratorios, no se les aconseja dormir boca arriba porque eso les podría generar obstrucción. Lo mismo ocurre con los pacientes con obesidad”.

Dice además que existe una posición que teóricamente se refiere como la más correcta, que es de cúbito lateral o dormir sobre un lado, ojalá con una almohada entre las piernas para evitar la caída de la rodilla y así que la cadera y la columna roten. Y esta posición está recomendada para pacientes que tienen problemas de columna o cadera y también del hombro. “La idea es apoyarse sobre el lado contrario al problema y también se recomienda abrazar una almohada para que el brazo descanse”, agrega Andrés.

Respecto de los ejercicios, no existe evidencia que diga que hay alguno que se pueda realizar antes de dormir y que mejore el desempeño del sueño, pero según Lastra, en personas que sufren ansiedad o que les cuesta mucho relajarse, los ejercicios de respiración o relajación como el yoga, pueden ser un aporte en el caso de esas personas que tienen una condición que empeora la calidad del sueño.

El especialista explica que si una persona prefiere una postura específica, como boca a bajo, aunque no sea la posición teóricamente correcta, es mejor no cambiar su estructura del sueño si es que esa posición les favorece el dormir. Pero lo que sí hay que tener ojo es con las posiciones viciosas. “Dormir con los brazos bajo la almohada y tener la cabeza sobre ellos, genera una presión que a su vez podría provocar una isquemia, es decir, una disminución en el flujo sanguíneo de la musculatura y principalmente de los nervios. Entonces si alguien despierta con una sensación de hormigueo o poca sensibilidad en los brazos, significa que durante el sueño sus nervios están sufriendo la falta de irrigación”, aclara.

Y concluye: “Las personas tenemos que buscar la mejor manera de dormir, probando sobre todo la posición de lado con una almohada entre las piernas o abrazando una almohada. Pero si logramos otra postura que nos acomode, también está bien. Y al contrario, si un día duermo, por ejemplo boca a bajo y amanezco con dolor de espalda, no necesariamente significa que tenga un problema de espalda; tal vez esa noche estuve más estresado, dormí más apretado o tuve en descanso menos profundo y por eso amanecí con una molestia”.