Ernesto Guevara March: Diarios de motocicleta

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El hijo menor del máximo mito de la revolución cubana es motoquero, liviano de sangre, reservado, y dedica sus días a hacer recorridos por la isla sobre Harley Davidson en las que pasea a turistas que vienen de todo el mundo. ¿Un descendiente del Che, cabeza de tuerca? Aquí, cuenta parte de su historia sobre ruedas.




Paula 1201. Sábado 4 de junio de 2016.

–¡Ahí está la motocicleta! Ahí está el gordo. Pero chica, este no sacó nada del Che. Ni la cara ni el cuerpito.

La asistente del chofer, Virgen de la Caridad, una sensual morena a quien sus amigos llaman "Cari" –solo su madre, cuenta, le dice Virgen– se ríe y dirige al conductor que se da una vuelta en u por la calle 16, en el barrio Miramar de La Habana. A ambos lados de la calle, casas señoriales hablan de glorias pasadas y de algunas presentes, tras una buena mano de pintura.

El chofer agrega:

–Te tomas del cinto y te vas para Bolivia con el "goldo". O te lo llevas pa' allá pa' Chile.

Fuera de la Casa del Habano, Ernesto Guevara March, el cuarto y último hijo del Che Guevara y la cubana Aleida March está de pie junto a una moto. Tiene puesta una polera negra que dice "La poderosa", el nombre de su empresa de tours bautizada así por el apodo que el argentino Alberto Granado, el amigo del Che Guevara, le puso a su Norton 500 del año '39, con que ambos hicieron su recorrido por Sudamérica en 1952, inmortalizado en la película Diarios de motocicleta, de Walter Salles. "La poderosa" era una ironía para una moto vieja que quedó botada en Chile. "¿Qué no se queda botado en Chile?", pregunta Ernesto hijo, Ernestico. Aunque él solo ha llegado hasta Mendoza.

La "poderosa" de este Ernesto Guevara sí se ve poderosa. Es una Harley Davidson Touring Electra Glide negra, ancha. Una de los modelos que tiene para recorrer la isla con motoqueros de todo el mundo que vienen a Cuba, y que le pagan hasta 5.800 dólares por ir a Pinar del Río, Trinidad, Cienfuegos, Varadero, Playa Girón, Bahía Cochinos o Santa Clara, donde en un mausoleo descansan los restos del Che desde 1997, después de que fueran desenterrados de una fosa común en Bolivia e identificados por un equipo forense argentino 30 años después de su fusilamiento en la escuela "La Higuera", el 9 de octubre de 1967.

Pero más allá de las obvias menciones históricas, de la visita a la comandancia del Che en la fortaleza de La Cabaña que abre el recorrido, o que los tours se llamen Fuser I y II –así le decían al Che sus amigos rugbistas argentinos de la adolescencia–, los harlistas que contratan a Ernesto junior esperando alguna confidencia sobre el padre revolucionario escuchan poco, porque el hijo, dicen, no habla mucho del tema. No alardea de su padre y con honestidad, como dirá también hoy, reconoce que prácticamente no lo conoció. Nació en 1965, tenía dos años para su muerte y la última vez que lo vio fue en noviembre de 1966, cuando el Che pasó a despedirse de sus hijos antes de partir a Bolivia.

¿Te gustó Diarios de motocicleta?

Me gustó, lo que pasa es que llegaron hasta Chile nada más. En Harley hubieran llegado un poquito más.

¿Tu interés por las motos fue una forma de enganchar con la memoria de tu papá?

Claro que sí. Supongo que tiene que ver con ese espíritu suyo. Ernesto creció, como el resto de su generación, viéndolo en documentales, impreso en afiches, poleras, y en el billete de tres pesos cubanos que tiene la cara del Che con la boina, copiada de la foto tomada por Alberto Korda y que a los cubanos les gusta repetir que es la segunda imagen más reproducida del mundo después de la de Jesucristo.

"La vieja mía siempre tuvo la inteligencia de no imponerte nada. Te explicaba cómo debía ser el ser humano, cómo fue tu papá. Nosotros nos alimentamos de una bonita historia".

Pero, más que alimentar el mito, Guevara March es bueno para la broma, liviano de sangre, "chévere" como dicen en Cuba, o "fácil" un derivado del "easy" que le escuchaban a los gringos.

Antes de aclarar que solo le interesa hablar de su trabajo dice: "¿Quién habrá sido el hijo de buena madre que le dijo a una muchacha que vinieran a verme? ¡Al Brad Pitico de Cuba!".

Aunque tiene su buena "panza" y la cara redonda, heredó de su padre los ojos achinados y la nariz corta y respingada. Es de estatura media, incipientes canas y aire juvenil para sus 51 años.

Se sienta en un apartado de la Casa del Habano, que maneja su amigo Carlos Rovaina, mientras algunos turistas compran "lanceros", "robustos" o algún otro habano hecho con el mejor tabaco de la zona occidente de la isla. Junto al bar, un grupo de extranjeros fuma y toma ron.

Ernesto habla un cubano cerrado y se saca las preguntas políticas echándolas a la risa o contestando rápido. Dicen que es profundamente fidelista, pero que no pudo aguantar la presión de que lo quisieran ver como una reencarnación del Che. Otros, en cambio, aseguran que nunca le interesó nada de eso y que es solo "peace and love" y motos. El par de veces que ha hablado públicamente ha sido para promover sus viajes.

¿Nunca pensaste en dedicarte al partido?

No, no.

¿Ni con esa marca registrada?

No, no me interesó nunca.

¿Nunca te lo propusieron?

No, ¿quién me lo va a proponer? Estaría más loco que yo.

Nacido en La Habana y criado en el barrio de Nuevo Vedado, lo bautizaron como su padre pese a ser el segundo de los hijos hombres del Che. "Mi hermano, que nació antes, se llama Camilo, por Camilo Cienfuegos. Y cuando nací yo, seguro alguien dijo ¿y esta porquería? Bueno le ponemos Ernesto. ¡Ya no quedaba nada que hacer!".

Camilo es el hermano mediático y el que ha hablado más en los medios. Hoy dirige el Centro de Estudios Che Guevara. También está Aleida, que es médico, y Celia, veterinaria, quien estuvo casada con el chileno Ángel Domper. El Che Guevara tuvo también otra hija, Hilda, de su relación anterior con la peruana Hilda Gadea. Con Aleida March se casó en 1959, el año en que triunfó la revolución. Ella tiene 82 años, y es una mujer fuerte –dicen– protectora de sus hijos y también muy fidelista.

¿Tu madre te alivió el peso de la historia de tu padre?

La vieja fue súper, ¡súper! Primero, fue las dos cosas, papá y mamá. Y ella, y de verdad te lo digo, siempre nos educó muy modestamente. Fuimos a la escuela como todo el mundo, no teníamos nada que ver con nadie. Quizá ustedes fueron a una escuela privada donde había un sector más cerrado. Todas las escuelas de nosotros eran abiertas, e iban niños de todos los lugares.

¿Te decían algo porque eras el hijo del Che?

Si yo tiraba una piedra no decían "Ernesto tiró una piedra". Decían "la tiró el hijo de fulano". Es como todo, idiotas siempre han existido en todos los momentos. Hay profesores que te decían "tú tienes que ser un ejemplo" y resulta que después el profesor resultaba un descarado.

¿Tu mamá sí te pedía ser un ejemplo?

Siempre. Pero la vieja mía siempre tuvo la inteligencia de no imponerte nada. Te explicaba cómo debía ser el ser humano, cómo fue tu papá. Nosotros nos alimentamos de una bonita historia. Mi mamá se levantaba a las 5 de la mañana e iba para la zafra a cortar caña cuando éramos niños. Nos criaba también otra gente. Cuando el viejo mío se va de Cuba se quedaron tres personas a las que él les dijo si nos podían cuidar. Uno era Felo, que trabajó siempre con el viejo mío como un escolta. Y le decíamos papá. También estaba Misael, que era como el abuelo, que fue el que nos enseñó a tirar tiros, a ordeñar vacas, a montar caballos, y Néstor, quien era el conductor. Nosotros queríamos casar a mi mamá con cualquiera de ellos tres –se ríe–. Mi madre se casó mucho después (con un profesor de la Universidad de La Habana).

¿No has tratado de reconstruir la historia de tu papá leyendo, investigando, viendo enfoques más críticos?

Entiéndeme. En la historia de Cuba se estudia la vida del Che. Y te alimentas de lo mismo que el resto de las personas. A los dos años veía un cartel y no sabía de lo que están hablando. No es que yo a los cuatro años dijera "qué hace mi papá ahí". Tú no lo veías así. Ahora lo ves y tampoco piensas "es mi papá". Es el comandante Che Guevara, que tiene más valor como comandante que como padre.

Ernesto tiene cuatro hijos y está casado con una griega que lo acompaña en su empresa. Con ella tiene a Elena y Alexandra, que tiene dos años. Antes tuvo a Rocío, hoy de 26 años, que vive en Estados Unidos. "Estuvo conmigo algunos años para estudiar Cine, después quiso Economía, ahora Medicina…", cuenta y suspira. "Después viene Ernesto, que está en la universidad de Deportes y le gusta el fútbol. Pero ya tiene 21 y no salió de ninguna cancha. Ahí la guita no entra, ahí estoy perdido. Quizá va a terminar en la misma moto que yo, le estoy enseñando. Es medio loco también, así que le pega a esto".

LOS REPUESTOS DE HARRY

Cuando estaba en 12° grado, como le dicen en Cuba al cuarto medio, Ernesto quiso dejar de estudiar. "El estudio no era para mí, y mi vieja me mandó a trabajar con un amigo suyo que era comandante de la revolución y que trabajaba en un taller de mecánica. Estuve 45 días. Al taller era el primero en entrar, a las 7 de la mañana, y el último en irme. Además no cobraba, no tenía dinero… Cuando terminé le dije a mi mamá: '¡mamá, mamá, consígueme una libreta y unos lápices para terminar el 12° grado! –se ríe–. Después terminé la universidad, me gradué (de abogado en la ex URSS). Entonces a una amiga mía argentina le dije que tenía una idea, ¡tantas ideas que le he dicho!, que me gustaría hacer algo con motos. Tengo una Harley Davidson antigua y siempre me gustó el tema de la mecánica y la restauración, desde niño. Lo aprendí solo, era como una vocación. Bueno, mi amiga argentina me dijo, "dale, yo te ayudo". Ahí vino la ayuda económica, buscar las motos, traerlas.

¿Cómo se llama tu socia?

Mimí… Mími es su nombre de guerra. (Se llama Mimi Kohen, según señalan artículos de prensa).

¿Y cómo entraste en el mundo de las Harley Davidson?

No porque me gustaran esas motos, sino por unos amigos italianos que vinieron, me dijeron 'Ernesto, vamos a comprar una Harley'. '¿Y para qué quieren esa cosa vieja compadre? Fuera una Bugatti, una moderna', les dije. Pero cuando la vi y mis amigos que insistían, 'vamos Ernesto, móntala', empezó toda la historia de la Harley, y me encantó. Es una moto fácil de reparar. Después me dediqué mucho más a estudiar su mecánica y a tratar de restaurarlas con originales, pero era imposible, porque las piezas son norteamericanas.

¿Y cómo te consigues los repuestos que te faltan?

Yo, este, trabajo con este… con Harry Potter. Soy amigo suyo. Una varita mágica y ¡paff!, aparecen –se ríe a carcajadas–. Siempre hay mecanismos y hay millones de gente que te preguntan ¿Qué te hace falta, hermano? Y te lo mandan por una vía, por otra. Pero lo que pasa es que no lo tienes de inmediato. Tampoco puedes comprar 20 neumáticos esperando si alguno falla, porque el dinero no alcanza.

¿En Cuba hay nuevas oportunidades para el turismo?

Yo creo que no. Tú puedes tener mucho tipo de apertura, pero si seriamente no haces una estructura para el turismo, olvídate, va a ser una cosa fatal.

¿El problema es la invasión de turistas?

No, la invasión se produce si tú tienes un producto que entregar y calidad. Pero si dices "vamos a Cuba", pero ¿y dónde dormimos? Siento que el turismo no está preparado ni para lo que viene ni para el que tenemos. Tiene que haber seriedad y responsabilidad, de parte del gobierno, de todo lo relacionado con el turismo. Tenemos que hacer otro tipo de apertura. Hay muchas trabas. Y a mí no me sabe muy bien el turismo medio idiota, que te rompe cuatro copas, que viene y te dice "este es mi país, no es tuyo". Eso seguramente vendrá. Y mientras no haya leyes que protejan eso… tienen que haberlas, si no ¿de qué va esto? Esto tiene que ser con disciplina, si no, imagínate la droga, la prostitución. Tenemos hijos que están creciendo y ¿qué valores van a adquirir? En una sociedad donde los ideales que tenemos nosotros son los que queremos darles. Es complicado.

¿Crees que parte del problema es porque son empresas que tienen que estar combinadas entre Estado y privados?

Te hablo de hoteles que son mixtos, y está el mismo problema. Tú no puedes, por ejemplo, ir a Trinidad a un hotel donde los elevadores no funcionen. No sé que está pasando con la parte de la inteligencia del cubano, que no están apostando a esos pequeños detalles. No puede ser que no tengas toallas limpias. Si tienes ese problema, ¡para un momentico! Si la industria del turismo genera divisas, tienes que tener respuestas. Cuba no tiene más nada que tabaco, ron y la arena. Y las soluciones que hemos encontrado son estas. Hagamos esto de a poquito.

Ernesto Guevara sale a la calle para sacarse fotos. Posa con un habano y sobre la moto, que tiene pegada una etiqueta que dice: "Importación temporal".

¿Y cómo trajiste la moto?

Ya te dije, trabajo con Harry Potter.

* VIAJAR CON LA PODEROSA

La Poderosa ofrece diferentes tours por Cuba. Sin embargo, Ernesto recomienda la parte centro occidente de la isla, porque las carreteras están en mejor estado. Los distintos recorridos, que se detallan en la web, se pueden modificar a gusto de los viajeros. Hay que agendar con dos o tres meses de anticipación y abonar el 30 por ciento. Se puede pagar con tarjeta de crédito. El sitio es www.lapoderosatours.com

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