Tampoco “más bonita” o en el “mejor momento de tu vida”, que es uno de los comentarios más frecuentes que suelen escuchar las mujeres cuando bajan de peso, sin importar las razones que existan detrás. Culturalmente solemos asociar el bajar de peso o “estar flaca” con estar sano, en un buen momento emocional o incluso con el éxito. Y por consecuencia, lo contrario: el subir de peso con empeorar la salud, estar ansioso o habernos “descuidado”. Pero ojo con lo que estamos reafirmando como “positivo” y “negativo” en el aspecto del otro o en nuestro propio cuerpo; muchas veces las apariencias pueden dar cuenta de todo lo contrario.

Así lo cuenta la periodista de 40 años María Paz Contreras: “Viví uno de los periodos más difíciles de mi vida, cuando se me desencadenó una fuerte depresión. En esa época, cuando me quedaba sola en la casa, la hora de almuerzo pasaba sin que me diera cuenta, no sentía nada de hambre ni de sed. No comía hasta la tarde noche, cuando llegaba mi hijo con mi marido. Y a pesar de que había gente que sabía que estaba pésimo, me seguían felicitando porque estaba flaca, me decían ‘por lo menos puedes estar contenta por lo flaca que estás’. Y yo solo quería sentirme bien. Feliz hubiera recibido kilos a cambio de estar bien”. Esto no solo ocurre cuando la baja de peso está asociada a una enfermedad física o de salud mental, sino también cuando hay efectivamente una voluntad por verse “mejor”. ¿El problema? Es que las mujeres, al verse validadas por comentarios favorables, se les refuerza la idea de que están en el buen camino, sin importar el precio ni que salirse de esa senda sería “emperorar”. Así lo vivió la profesora Evelyn Ávila, de 36 años. “En algún momento me obsesioné con el peso después de varios comentarios de hombres, que decían que no saldrían con una mujer con mi peso y aún así salían conmigo. Ese rechazo hizo que empezara a ir 5 veces a la semana al gimnasio y que hiciera una dieta muy restrictiva donde no comía más que proteinas y verduras. A medida que iba bajando de peso la gente me decía “qué estás linda, estás en tu mejor momento” y me pedían que les diera el dato. Eso hacía que insistiera más en esa dieta y me esforzara más en el gimnasio para mantener ese peso, al punto de que bajé tanto, que parecía estar enferma. Después en la pandemia, volví a subir de peso y ya nadie más me dijo que me veía bonita”.

¿A qué factores culturales se debe esto? Para Francesca Chiappini y María Belén Gómez, ambas psicólogas de CIDEM Chile, centro interdisciplinario de las mujeres que aborda la psicoterapia desde una perspectiva feminista, una parte importante de cómo se asienta esta mirada cultural tiene que ver con la publicidad, las películas y actualmente con las redes sociales. “El impacto que generan es tremendo. Entonces, cuando basamos un marketing en crearle necesidades a la gente, no hay reglas y termina siendo la mejor técnica de ventas la inseguridad. Por lo que asociar la imagen personal es la técnica de venta estrella, porque si las mujeres no se sintieran inseguras no comprarían tanto”. Para ambas psicólogas, esto tendría como consecuencia el perseguir un ideal de belleza y asociarlo a momentos positivos de nuestra vida, y el salirse de estos estereotipos nos aleja de ese éxito o “buen momento”. “Yo entiendo un poco a la gente que es de otra generación, donde se miraba el físico como puertas que te abrían caminos”, dice María Paz. “Te tratan de subir el ánimo con que estás flaca como algo positivo, pero me choca la falta de empatía real”.

Algunos de estos comentarios, como el “te ves más flaca, estás regia”, se consideran parte de lo que se denomina “Fat Talk”; los comentarios, actitudes y críticas que refuerzan los ideales de delgadez como sinónimo de bienestar y belleza, siendo la imagen corporal y el físico su sentido crucial. Existe evidencia científica de que está directamente relacionado con la insatisfacción que algunos tienen con su propia imagen, dañando la autoestima y la autoimagen. Se trata, de hecho, de un concepto muy utilizado en la prevención de trastornos alimenticios, ya que son comentarios que motivan conductas poco saludables. Así mismo, cuando esa reafirmación de la delgadez como algo positivo la recibe alguien que está pasando un mal momento, solo se traduce en una falta de empatía: no sabemos nunca cómo puede influir el opinar sobre el cuerpo de los otros, aunque sea con una buena intención.

Lo cierto es que para muchas mujeres suele ser al revés: en los momentos que han tenido más peso es cuando mejor se han sentido en sus vidas y las bajas de peso les ocurren -a pesar de todos los elogios que reciben- en momentos difíciles, lo cual puede generar contradicciones internas. “Es una dualidad impuesta socialmente y que finalmente es muy difícil de combatir cuando estamos recibiendo mensajes contradictorios constantemente”, dicen Francesca y María Belén. Así le ocurrió a Cami González cuando se separó de su pareja. Tenía 29 años y volver a vivir sola implicó en ella un cambio de vida importante. Por todo lo que estaba viviendo producto de ese quiebre amoroso, bajó 10 kilos. “Donde iba lo hacían notar de manera positiva, mi familia, amigos y compañeros de trabajo. “Un día incluso en la calle me encontré con una ex compañera de la U y me dijo: no vuelvas a estar en pareja porque soltera te ves mejor. En ese momento definitivamente no estaba en mi mejor momento emocional, había empezado una terapia larga, pero tenia 10 kilos menos y eso para el resto de las personas era lo mejor que me podía pasar, tanto que nadie me preguntaba realmente como estaba post ruptura y ni como me sentía”. Hoy se encuentra en una situación diferente, se ha recuperado emocionalmente y con ellos su peso normal. “Con esos 10 kilos de más siento que estoy en mi mejor momento emocional, sané muchas heridas, he crecido en varios aspectos, profesionalmente me va bien, tengo otra relación de pareja”. Aún así, Cami no logra sacarse de la cabeza que para proyectar eso debería estar “más flaca”, como el resto esperaría. “Siento que mi imagen no proyecta lo bien que me siento por dentro, por que me han dicho que quizás me hace falta una vida más saludable, quizás tengo que hacer ejercicios, quizás debería cuidarme más porque mis niveles de azúcar no deben estar bien…”

Le pasa a muchas mujeres: les cuesta convencerse de que no porque están más delgadas significa que están más saludables o felices y que no porque hayan subido de peso están pasando un “mal momento”. “Hoy en día se habla mucho más desde la nutrición como la imagen corporal y no como sinónimo de salud. Pero está tan arraigada la creencia, que resulta ser muy doloroso en el proceso terapéutico, ya que además de lidiar con el ítem peso/imagen física, sienten que están lidiando con combatir creencias irracionales”, dicen Francesca y María Belén. Y Cami lo confirma: “Los comentarios de mi aspecto delgado me hicieron pensar que esa es la mejor imagen de mí y cada vez que pienso en mí me imagino en ese momento, pero contradictoriamente no es el momento actual donde sí estoy bien emocionalmente y pienso que mi físico no me acompaña para estar 100% bien, entonces vivo en esa contradicción porque lamentablemente las palabras quedan marcadas”.