Los estimulantes sexuales son sin duda un tema que comúnmente asociamos a los hombres. Y productos como el viagra son hoy casi sinónimos de performance sexual masculina. Sin embargo, el mercado se ha ampliado para cubrir una creciente demanda por productos para mejorar la experiencia sexual de las mujeres. Existe una oferta de miles de suplementos y estimulantes dirigidos especialmente al público femenino pero que, en la mayoría de los casos, no cuentan con respaldo científico, mucho menos médico. Y si bien no están orientados exactamente a producir un mejor desempeño —como ocurre con sus contrapartes masculinos— el principal objetivo de los estimulantes sexuales femeninos es también uno bastante homogéneo y claro: aumentar el deseo sexual. Así lo confirma la sexóloga, educadora sexual y especialista en terapia de parejas, Katherine Atenas.
Aunque actualmente la oferta es más amplia y el acceso a través de internet es más cómodo y discreto que nunca, es importante ser cautelosos. Porque no se trata de medicamentos ni suplementos con acciones comprobadas. Katherine Atenas explica que, de hecho, la mayoría de los productos en el mercado están en fases de investigación y muchos no tienen mecanismos de funcionamiento conocidos. “La mayoría todavía está en la fase de investigación y hay otros que han sido descartados”, explica. “Por ejemplo, se estuvo probando por mucho tiempo el Viagra Rosa que parecía prometedor”. La sexóloga explica que, en su momento, se buscaba replicar en mujeres el éxito que el fármaco tuvo en hombres pero los experimentos no dieron buenos resultados. “Después de varios ensayos se concluyó que ese medicamento sólo aumentaba el flujo sanguíneo en la zona pélvica de las mujeres, pero no contribuía a aumentar la autopercepción de placer”. Katherine cuenta que otro de los estimulantes que se han intentado utilizar en mujeres, pero solo con niveles de éxito relativo, han sido los parches de testosterona. “Se realizaron estudios con parches de testosterona que lograron aumentar el deseo sexual”, comenta la especialista. Sin embargo, agrega que durante las mismas pruebas no se logró constatar una mejoría en los niveles de satisfacción de las mujeres durante la relación sexual, por lo que no se pudo calificar la acción de la hormona como un estimulante realmente exitoso. Y es que, en la sexualidad femenina inciden muchos factores y no solo basta con el aumento del deseo para poder catalogar un encuentro sexual como placentero y el uso de un estimulante como efectivo. “Creo que aún falta realizar más estudios científicos para asegurar la acción de los medicamentos”. Y esta es la realidad de la mayoría de los productos disponibles para mujeres en el campo de los estimuladores sexuales. A pesar de tratarse de un mercado que cada vez tiene una oferta más amplia, cuando se trata de sexualidad femenina se limita a suplementos, remedios naturales y el desarrollo de medicamentos ha sido hasta ahora muy limitado.
Después de casi una década de la salida al mercado de lo que, en ese entonces se conoció como el viagra femenino, la FDA en Estados Unidos acaba de aprobar este año el segundo fármaco que se comprobó científicamente funciona como estimulante sexual para mujeres. Después de casi 10 años sin avances en esta área. Los dos medicamentos disponibles en el mercado hoy —Addyi y Vyleesi— que cuentan con respaldo médico no fueron originalmente desarrollados como estimulantes sexuales femeninos, sino como antidepresivos. Puede parecer una coincidencia, pero múltiples estudios han mostrado la clara relación entre la salud sexual y mental de las mujeres. Entre ellos, una investigación conducida por científicos indios en 2020 y publicada en en National Library of Medicine mostró que un 46% de las pacientes con depresión clínica experimentaron algún tipo de disfunción sexual versus solo un 8% de sus pares en el grupo de control. El deseo sexual es uno de los primeros aspectos que se ven afectados en una mujer que sufre de depresión.
A pesar de ser temas sobre los cuales hablamos de forma más abierta hoy, aún falta. “No creo que sea un tema tabú en sí mismo porque hace bastante tiempo que se habla de la falta de deseo sexual femenino como un problema y se buscan soluciones para remediarlo”, comenta Katherine Atenas. “Pero como terapeuta considero que hay un error de enfoque”. La sexóloga hace énfasis en que no basta con aumentar el deseo de una persona para asegurar su placer. Porque la sexualidad va mucho más allá de solamente el deseo y en ella confluyen una serie de elementos. “Para eso tienen que cambiar muchas cosas, empezando por la sobrecarga mental con la que viven muchas mujeres, o los problemas de autoestima, por dar algunos ejemplos”, comenta. “Una píldora podría aumentar el deseo aunque no basta con eso para mejorar la frecuencia en las relaciones o sentirse plena en la sexualidad”.
La experta explica que recurrir a este tipo de productos con el objetivo específico de mejorar el deseo sexual en la mujer, puede ser un arma de doble filo para ellas mismas. “Se busca sobre todo aumentar el deseo sexual en las mujeres y ahí está la trampa”, comenta. “Porque aumentar el deseo sexual no les asegura tener una relación sexual satisfactoria. Los intentos con soluciones rápidas como los medicamentos pueden parecer tentadores, pero evitan enfrentarse a las verdaderas causas que producen la inhibición del deseo. Pueden ayudar y servir de acompañamiento, pero en ningún caso asegurará la satisfacción”.
Y es que tal como explicó Katherine Atenas, los fármacos que prometen aumentar el deseo sexual en mujeres pueden ser una ayuda en muchos casos. Pero también podríamos estar tapando el sol con un dedo. Tal como los propios estudios que han producido los medicamentos disponibles hoy en el mercado lo muestran, el deseo sexual femenino y la salud mental de las mujeres están fuertemente interconectadas y no se puede tratar de sanar una sin atender la otra.