Paula 1233. Sábado 26 de agosto de 2016.

"Shy Di", la princesa tímida

Se vestía como cualquier sloane rangers, término acuñado en 1975 por el periodista inglés Peter York en la revista Harpers & Queen para definir a las chicas de clase alta que disfrutaban de la equitación y vestían blusas Laura Ashley, delicados suéteres, polleras por debajo de la rodilla, trajes de tweed, pañuelos Hermès, zapatos bajos y collares de perlas.

Cuando comenzó a salir con Carlos, tenía poca ropa y sus amigas le prestaban. La prensa la bautizó como "Shy Di" debido a su timidez y look conservador.

Vestido negro fuera de protocolo

Después de asistir al diseñador de la familia real Hardy Amies en Saville Row, en 1979 el joven David Emanuel abrió junto a su esposa su propio taller de alta costura. "The Emanuels", como se les conoce, diseñaron el vestido de la primera aparición oficial de Diana, en marzo de 1981. Analfabeta en protocolo real, usó uno negro, solo permitido para lutos. Al fallido color se sumó el escote, total escándalo y punto de partida de Diana, de 19 años, en su recorrido como referente de moda. El monumental vestido de novia fue obra de la misma dupla.

Princesa de cuento

Anna Harvey trabajaba como editora de moda de Vogue UK cuando conoció a Diana, antes de casarse. En una reciente entrevista a The Telegraph, recordó que su primer gran trabajo con ella fue armarle el ajuar de la luna de miel. Convocó a David Sassoon, diseñador inglés de la realeza, quien hizo vestidos románticos que representaban el ideal de una princesa de cuento de hadas. Gasas, volantes y colores suaves marcaron los primeros años de Diana como parte de la familia real.

Anna Harvey trabajó con Diana durante 16 años y fue gracias a su ayuda que la princesa tuvo una rápida evolución en su estilo, que pasó de jovencita tímida a mujer fuerte.

Embajadora de la moda UK

Determinante en el reforzamiento de su personalidad y giro en su look fue la maternidad. Así lo asegura la curadora del Museo de la Moda (que cuenta con la mayor colección a nivel mundial de trajes de Diana), Jessica Meza: "le permitió encontrarse con su cuerpo y con ella misma. Tuvo a su primer hijo en un hospital, cosa que no se hacía en la realeza, lo que fue su primer gran acto de rebeldía".

Un reflejo de esa evolución tras el nacimiento de William se vio durante una visita oficial a Australia, en 1983, cuando lució un vestido blanco (foto) de Hachi, diseñador japonés basado en Londres.

Los experimentales 80

En esta década experimentó, ya consciente del impacto que provocaba. En 1985, invitada por Reagan a una gala en la Casa Blanca, bailó con John Travolta con un vestido de terciopelo azul oscuro del diseñador Victor Edelstein. El hito la consolidó como embajadora de la moda británica.

La aprobación de los medios especializados la empujó a introducir sus propios códigos de moda en la monarquía, de la mano de diseñadores ingleses como Bruce Oldfield, Roland Klein y Zandra Rhodes.

Look "profesional"

A principios de los 90 su objetivo fue que la prensa se concentrara en su trabajo humanitario. Recurrió a la diseñadora inglesa Catherine Walker, quien renovó su imagen con trajes de 2 piezas, vestidos de colores sólidos y blazers que mezclaba con jeans y zapatillas. Atrás quedaba la extravagancia de los 80.

Su matrimonio con Carlos se desmoronaba y ella trabajaba para ser una mujer moderna e independiente.

Las Superga

Era fanática de las zapatillas italianas Superga. Las usaba en el día a día como en viajes oficiales, donde las combinaba con trajes de inspiración navy y tenidas de jeans relajados y camisa. Su modelo favorito fue el 2760 Cotu Classic en color negro, uno de los más vendidos de la marca hasta hoy.

El vestido de la venganza

En 1994, el mismo día que Carlos confesó en TV su relación con Camilla Parker Bowles, Diana asistió a un evento de Vanity Fair con un revelador vestido de la diseñadora griega Christina Stambolian. La prensa lo bautizó “el Revenge Dress” y Diana demostró una vez más su magistral capacidad de comunicar a través de su ropa.