Paula 1227. Sábado 3 de junio de 2017. Especial Padres.
Cada bandera mide 90 x 70 cm. Están pintadas en acrílico sobre tela. Y juntas, en el muro, tienen un efecto imponente. Mir, Farc, Sendero Luminoso, 26 de Julio, Tupac Amaru: los emblemas de 12 movimientos revolucionarios de Latinoamérica del siglo XX que vistos así, juntos, tienen muchas similudes: la reiteración de los colores; rojo, negro, blanco. La ametralladora, la estrella.
"Siempre he estado vinculado a la problemática de los símbolos", dice Arturo Duclós en el taller de su departamento que mira al Parque Forestal. "La hoz y el martillo, por ejemplo. Cuando pinté mi primera obra importante, La lección de anatomía, puse esos símbolos, porque se asociaban al campo político de esa época".
Nacido en 1959, Arturo Duclós usa los símbolos para poner temas a través de su obra. Y esta vez el tema es la utopía, pues considera vivimos en un tiempo en que los grandes ideales están decaídos y, además, se los pone en duda. "Los símbolos de la utopía aluden a las representaciones del poder político, religioso o armamentista. Pero también apuntan al mesianismo: a la idea de la liberación, la libertad. 'Vamos a tomar las armas para liberar al país'; ese era el mensaje".
"Las banderas son un emblema de lucha. El FPMR tiene el símbolo de la ametralladora. Tupac Amaru tiene la estrella que es un símbolo como cabalístico. Es lo que guía; tiene que ver con la utopía".
Durante dos años trabajó en conjunto con el curador Paco Barragán para armar este nuevo cuerpo de obra, que expondrá en el Mavi entre junio y agosto. "Estudié sobre los movimientos revolucionarios, investigando del Mir o el FPMR me di cuenta de las incoherencias que tenían. Cuestiones que uno lee hoy y son como para reírse".
¿Qué cosas?
En el caso del MIR, cuando llega el Golpe, Fidel Castro les había prometido que cuando necesitaran, tendrían armas. De hecho, durante años estuvieron preparándose en Cuba para ser una fuerza guerrillera y tener una preparación militar; pero no tenían armas. Tenían dos fusiles, cuatro pistolas, un par de subametralladoras, quizás dos granadas; eso fue todo el armamento que tenía el Mir cuando fue el Golpe. Lo gracioso, mirándolo desde hoy, es que van a la embajada de Cuba a buscar las armas que les había prometido Fidel y el embajador les pregunta, "¿pero qué armas? Aquí no hay nada. Fidel no mandó ninguna".
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Las banderas originales estaban hechas a mano y no tenían un patrón de diseño. "De alguna manera las corporativicé en el sentido de hacerlas iguales y tener un código de color".[/caption]
Cuando surgieron estos grupos revolucionarios en Chile, ¿en qué estabas tú? ¿Tuviste algún contacto o conocido que participara de ellos?
No directamente. Tenía algunos amigos vinculados. Pero no me interesó mucho. La verdad es que en la época en que estaba en la universidad, el MIR estaba disuelto prácticamente. En el año 83 empezó el Frente a organizarse pero era una cuestión súper extrema; por eso era revolucionario. En esa época yo tenía una postura antidictadura que se manifestaba más bien en las problemáticas de derechos humanos y de los desaparecidos, que fue el fuerte de mi trabajo en los años 80. Como línea de trabajo siempre me interesó la ideología. Pero para mirarlo necesitas distancia. Si estás involucrado te transformas en un activista más. Y corres el riesgo de convertirte en un ilustrador de la ideología.
¿Nunca militaste en un partido?
Nunca, no. Tuve una incursión en el Pro; colaboré con Marco Enríquez- Ominami. Me interesó porque había una propuesta. Pero me decepcionó muchísimo cuando vi que el hijo de Miguel Enríquez había tenido una vinculación con Ponce Lerou, una cuestión impresentable. Eso me dolió muchísimo.