Con pocos utensilios y algo de paciencia, éstos pueden convertirse en farolillos de latón para poner velas

Materiales

• Tarros de conserva o envases de lata de leche o de café, de cualquier forma o tamaño.

• Un trozo de alambre delgado de 20 cm (para fabricar el mango).

• Clavos medianos.

• Martillo.

• Velas.

Instrucciones

El procedimiento es simple: se toma un tarro de conserva y se le hacen hoyitos, con un clavo afilado, por los que luego se colará armoniosamente la luz de la vela que pondremos en su interior. El secreto es que, previamente, para que el tarro no se abolle al martillarlo, éste debe ser llenado con agua, y congelado.

La forma de proceder, paso a paso, es la siguiente:

1. Elija los tarros de conserva que tenga más a mano. Retire la tapa superior prolijamente con un abrelatas afilado, vacíe el contenido y desprenda la etiqueta sin que queden rastros de ésta.

2. Mida la altura del tarro y su perímetro, y corte una huincha de papel cuadriculado con las mismas dimensiones, que será su molde para hacer los orificios.

3. Llene el tarro de agua y métalo al freezer. Al cabo de un par de horas, saque el tarro, rellénelo nuevamente de agua hasta el borde y póngalo otra vez a congelar.

4. Dibuje sobre el papel cuadriculado el diseño que quiera darle a su farol, marcando con puntos los lugares donde desee hacer los agujeros en el tarro.

5. Saque el tarro del freezer y péguele este papel con cinta adhesiva. A partir de ahora, la operación debe hacerse con rapidez (antes de que se descongele el hielo): con un martillo, entierre los clavos en los puntos marcados. Si desea un agujero más grande, entierre hasta el fondo. Si no, clave sólo la punta. Para agujeros más redondos y perfectos, pásele una lija a la punta del clavo.

6. Al final, haga dos hoyos en la parte superior del tarro, para enganchar en ellos el trozo de alambre que servirá de mango.

También puede ponerlo, sin mango, sobre una mesa o en medio de un arreglo navideño. Instrucciones: cortar tantos pedazos de alambre como velas tenga el candelabro (pedazos largos, como de 80 centímetros). Partir enrollando el alambre en torno a la parte inferior de la vela; luego torcerlo, siempre con las manos, haciendo un dibujo imaginario que le dé forma: primero al brazo del candelabro, luego al tramo liso que forma el tronco y, después, hacer una gran curva que remate en los pies. Posteriormente, enrollar todos los alambres, uno por uno, en la parte del tronco. No asustarse, porque mientras más chuecos e irregulares queden los alambres, mejor.

Variaciones sobre el tema: Se puede incorporar un número ilimitado de velas e, incluso, se puede hacer de pie, con decenas de ramificaciones. Una versión glamorosa puede ser fabricada con lágrimas colgando de los brazos; o una versión más plateada, con alambre galvanizado; una versión victoriana, pintándolo de blanco; y una campestre si se pinta en algún tono de verde o calypso.