Daniela (24) abrió Bumble por última vez justo después de un cumpleaños. Recuerda ese día porque vio a una pareja que le llamó la atención. Eran dos jóvenes de unos veintitantos que se veían resueltos, felices. “Eran esas personas que tú dices se nota que merecen estar juntos porque calzan, de algún modo se corresponden”, puntualiza. Al ver esa escena -y con ganas de conectar-, llegó a su casa, se tiró en su cama y abrió la aplicación. Lo que vio era casi lo mismo de siempre: fotos de personas subiendo cerros, sosteniendo a sus mascotas o posando en eventos sociales. Qué lata, pensó. Hizo un par de swipes, se fue a dormir y desde entonces, no ha vuelto a aparecer por esa red social. “Es frustrante estar en esto de las citas a veces porque uno se hace demasiadas ilusiones de quién puede ser la persona detrás de ese perfil, y cuando no se cumple, es lo peor. Además, mostrar una versión más real de ti es difícil, porque hay muchas zonas que quedan en gris y que no dan paso a eso. En un chat, no hay cómo percibir la comunicación no verbal, entonces uno queda encasillado”, sostiene.

Según un estudio realizado en 2019 por el sociólogo de la Universidad de Stanford, Michael Rosenfeld; actualmente las citas en línea se han transformado en un método mucho más probable de conocer a una pareja que mediante un encuentro casual. Es por eso que Daniela decidió abrir Bumble por primera vez en octubre 2020, justo cuando comenzaban a flexibilizarse algunas medidas de confinamiento de la pandemia. Hasta el momento, ha tenido solo dos citas exitosas, aunque cuenta que la app ha sido una buena instancia para abrirse a conocer a otras personas. Sin embargo, siente que por ahora llegó a un punto donde nada (ni nadie) la sorprende. “Y es que con el tiempo, empiezas a encontrar patrones en las fotos, y me da hasta plancha que las biografías sean como descripciones de trabajo, tipo me encanta la vida outdoor, los perros o mi familia. Lógicamente, hay algunas green flags que van haciendo a cada persona especial, pero creo que ahora soy más selectiva”, indica.

Al igual que Daniela, la terapeuta del habla, Rosemary Guiser (32), también tiene una cuenta en Bumble, aunque también en Hinge, otra aplicación para buscar pareja. En BBC Mundo relata que, en cuanto abrió ambas redes, comenzó a sentirse cansada principalmente por la sensación de pérdida de tiempo. “A veces me siento agotada cuando deslizo literalmente a 100 personas para encontrar a alguien que creo que es moderadamente interesante, o con quien tal vez me gustaría hablar”, dice y agrega: “Simplemente se siente como si hubiera mucho por recorrer”.

Abrumados por el hecho de pasar horas en las aplicaciones, cada vez es más común en el mundo de las citas online, manifestar un estado de agotamiento o fatiga amorosa. Un fenómeno que, según los expertos, puede aparecer luego de experimentar citas poco exitosas y que se caracteriza por sensaciones como la frustración, la ansiedad o el desgano. “Es posible que te sientas desesperado y te preocupes porque no hay nadie que sea adecuado para ti. O es posible que desees dejar las citas por completo”, afirma -en Cosmopolitan- el director de Ciencias de las Relaciones en la aplicación Hinge, Logan Ury.

La psicóloga y académica de la Universidad Mayor, Dominique Karahanian (@psicologianarrativa), explica que este tipo de sensaciones se manifiestan especialmente cuando las personas comienzan a generar grandes expectativas ante estos encuentros. “Ahí aparece la frustración, porque tú te juntas con alguien con un propósito, que es conocer y generar eventualmente una relación de pareja, y puede que eso no se dé así. Que entre medio haya malas citas o que te encuentres con biografías de personas que no sabes si realmente son como dicen ser”, dice y agrega que -en su experiencia profesional-, ha visto que ese desgano se da con mayor fuerza en personas sobre los 30 años. “Cuando eres más chico, tienes más redes y tienes más diversificados los vínculos. En la medida que envejecemos, nuestros círculos se van achicando y, desde ese lugar, las apps son un hit. Sin embargo, las expectativas empiezan a ser mayores, porque hay que cumplir con varios flancos. He escuchado mucho en la consulta personas que llegan diciendo que les gustaría encontrar a alguien con quien envejecer, y es poco probable que en la primera o segunda cita aparezca el amor de tu vida”, sostiene.

Según un estudio realizado por Hinge, un 61% de los ingleses que usan esta red se han sentido abrumados y fatigados en el proceso de las citas online. Algo similar demuestra una encuesta realizada por la app Badoo que reveló que más del 75% de las personas solteras se sintieron agotadas por interacciones poco exitosas en este proceso. Así, cuando el uso de las apps deja de ser gratificante y se pierde ese interés genuino por conocer a un otro, hay que poner atención. “Puede pasar que se empieza a volver como un trabajo, mirado desde lo pragmático, con la idea de tengo que mantener ciertas conversaciones. Con eso, terminas dejando fuera a la posibilidad de armar un vínculo más desde la curiosidad, la exploración o la sorpresa. Termina siendo paradójico entrar a una relación desde una mirada del cansancio o de tener que mantener una tarea. Por eso, hay que estar conectado con lo que uno necesita y poder disfrutar de la posible conexión”, afirma Claudia Rodríguez Pezoa, terapeuta familiar y de pareja; y académica de la Facultad de Psicología de la UDP.

Rodríguez recomienda darse un tiempo y desinstalar la aplicación hasta que esa sensación de frustración vaya pasando. “Hay que salir un poco, descansar y ver qué está sucediendo. Lo que tienen estas redes es que proponen un eventual encuentro de pareja, pero nadie asegura nada, entonces hay que sentirse con la libertad de poder entrar y salir”, manifiesta. A eso, hay que agregar el hecho de ajustar las expectativas para que, en caso de tener una mala cita, el golpe con la realidad no sea tan fuerte. “Hay que ir probando, para ver qué cosas te acomodan y en qué espacios te vas sintiendo más a gusto. Lo importante es bajar la idealización y pensar en esto como un proceso”, dice Dominique Karahanian.

Finalmente, otra forma de poder transitar por el mundo de las citas online sin morir en el intento, es compartir esta experiencia con personas que están en la misma sintonía. “Puede ser una buena forma de lidiar con esto, porque cada uno, en su cabeza, empieza a armar fantasmas súper grandes y cuando tienes esos pensamientos recurrentes, te vuelves más rígido. No hay que encapsularse, sino que se debe mantener la conexión con otros espacios de la vida para poder avanzar hacia vínculos más saludables”, finaliza Claudia Rodríguez.