Leer o escuchar las historias de los ciudadanos ucranianos que durante la última semana han tenido que abandonar su país debido a la guerra, revive dolorosos recuerdos en Fawzia Ehsani (38). Ella vivió una situación similar en agosto del año pasado cuando los talibanes retomaron el poder en Afganistán.

Ese mes Fawzia estaba de viaje en Irán junto a su madre a quien acompañó para que se sometiera a unos chequeos médicos. Antes de que alcanzaran a retornar a Kabul, los talibanes ya habían logrado el control de la capital. Fawzia, mujer de 38 años, soltera, quien en 2017 se convirtió en viceministra de Transportes (hasta 2019), fue evacuada desde Teherán a Inglaterra por las fuerzas armadas británicas. Su pasado político, su colaboración con organismos internacionales y su estado civil -es soltera e independiente económicamente- la convertían en un blanco para los talibanes quienes continúan persiguiendo a activistas y mujeres en cargos de poder.

Desde la ciudad de York, donde actualmente estudia un máster en Administración Pública y Políticas Públicas, Fawzia alza la voz por las mujeres que aún siguen en Afganistán y que padecen las restricciones a sus derechos y libertades impuestas por los talibanes. “La palabra valentía describe muy bien a las mujeres afganas. Todas las mujeres afganas tienen una historia trágica que contar”, dice, mientras reconoce que uno de sus dolores más grandes fue despedirse de su madre en Irán. No sabe cuándo podrán abrazarse de nuevo.

¿Qué temores ha despertado en ti la guerra en Ucrania?

Estoy muy preocupada por la posibilidad de que sea una guerra larga. En estos momentos necesitamos paz en la mayoría de los lugares del mundo. Estoy preocupada por el desarrollo de esta guerra y por la posibilidad de que se expanda a otros países de Europa.

Mientras la atención está puesta en Ucrania ¿qué situación viven las mujeres en Afganistán?

La situación es muy mala. Podrá sonar poco ético de mi parte, pero me preocupa que la mayor parte de la comunidad internacional y los medios de comunicación se centren en Ucrania y que Afganistán desaparezca de los medios. Tal como han reportado algunos medios, los talibanes han seguido acechando las casas de algunas mujeres afganas en las últimas semanas. De hecho, el pasado domingo ellos fueron a mi casa por segunda vez en los últimos seis meses.

¿Te fueron a buscar a ti?

No específicamente a mí. La primera vez que ellos vinieron a mi casa, luego de que Afganistán colapsó, se llevaron mi computador. Pero esta segunda vez, se llevaron unas cartas oficiales (del gobierno) que estaban en mi casa.

¿Por qué los talibanes persiguen a las mujeres que han ocupado puestos de poder?

Los talibanes tienen mucho miedo del poder de las mujeres. Como hemos visto en los últimos seis meses, después de que los talibanes tomaran el poder en Afganistán, las mujeres han sido las únicas que han salido a la calle a protestar por sus derechos básicos. Ellos temen que estas mujeres puedan animar y apoyar a otras mujeres a salir a la calle.

¿Cómo es un día normal para las mujeres bajo el régimen talibán?

En los últimos días, los talibanes han permitido que las mujeres vuelvan a la universidad, pero han impuesto restricciones a su forma de vestir y han separado las clases para mujeres y hombres. Cuando estudias en una situación de miedo y tensión, no puedes concentrarte en tu educación porque siempre estás pensando que los grupos talibanes vendrán a la clase y te pueden secuestrar o matar. Sin embargo, podríamos decir que es un progreso, ya que al menos dejan que las mujeres vayan a la universidad. Sin embargo, el entorno, la situación y las circunstancias no son adecuadas para la educación de las mujeres porque el comportamiento de los talibanes es impredecible.

Las mujeres tampoco han podido volver a trabajar, ni pueden andar solas por la calle, por lo que uno de sus familiares debe acompañarlas cuando salen. Recientemente, los talibanes han impuesto dos nuevas restricciones a las mujeres: una de ellas es que no pueden viajar al extranjero sin un acompañante masculino y otra es la prohibición de visitar las oficinas del gobierno sin un hombre. Así, los días normales en Afganistán están llenos de tensión, pobreza, miedo y violencia.

¿Cuáles son los argumentos de los talibanes para prohibir que las mujeres vuelvan a trabajar?

Los talibanes son gente irracional. Cuando estuve en Afganistán, oí que los talibanes creen que las mujeres no son el sostén de la familia y que los hombres deben mantener el hogar. Pero muchas mujeres han perdido a sus maridos en los últimos 20 años y todas ellas han sido el sostén de la familia durante este tiempo. Además, como los talibanes son un grupo religioso extremista, creen que el trabajo de mujeres y hombres en el mismo cargo va en contra del Islam. Debo enfatizar que esta es su opinión, pero el Islam no tiene ningún problema con el trabajo de las mujeres fuera de casa.

¿Crees que en los últimos años, antes del retorno de los talibanes, la sociedad afgana se había abierto a la idea de que hombres y mujeres gocen de los mismos derechos?

Por supuesto que sí. Viví en Afganistán durante once años y fui testigo de cómo se abrieron las mentes durante este tiempo. Aunque no puedo decir que la mayoría de los afganos creyeran en los derechos humanos de las mujeres, había algunas normas gubernamentales que se implementaron para apoyar los derechos de las mujeres y fui testigo de los cambios que generaron. En mi caso, pude comprar una casa, también mi auto. Me hice cargo de mí misma y no necesité a ningún hombre para que comprara la casa o el auto por mí. La sociedad me aceptó como mujer independiente. Los hombres fueron aceptando los derechos de las mujeres.

¿Qué significó para ti ser viceministra de Transportes en Afganistán?

Me sentí muy feliz. Pero como estaba sola, también tenía un poco de miedo por el futuro, porque me involucré en política y necesitaba apoyo. Para las mujeres no era tan fácil, y no tenía ningún pariente hombre (en el gobierno) que me apoyara. Diré que el 30% estaba feliz y el otro 70% tenía miedo. No fue fácil.

¿Por qué no fue fácil?

Aunque fui designada por el Presidente de la República para ese cargo, tuve que luchar con algunas cosas. A algunos hombres no les gustaba estar bajo el mando de una mujer joven. No fue fácil para mí porque algunos hombres quisieron destruir mi carrera.

¿Qué cambios en la sociedad afgana contribuiste a conseguir como viceministra?

Al menos contribuí a que las familias y la sociedad respetaran los derechos básicos de las mujeres.

¿Cuáles son los derechos básicos a los que te refieres?

En aquella época teníamos problemas con el trabajo de las mujeres. Algunas familias impedían a las mujeres y a sus hijas salir de casa (...) Sin embargo aún vivíamos en democracia. Ahora puedes imaginarte cómo viven las mujeres bajo el régimen talibán.

¿Cuál es tu principal preocupación respecto a la situación de las mujeres en Afganistán?

Como lo mencioné antes, muchas mujeres afganas han perdido a sus maridos en los últimos 20 años. Ellas eran el sostén de la familia, pero como desgraciadamente no pueden ir a trabajar, no tienen salario. Hoy luchan contra la pobreza extrema. Cuando se habla de pobreza, algunas personas tienen una perspectiva diferente de lo que implica. Cuando digo pobreza, significa que las familias pobres no tienen ni siquiera un trozo de pan para comer. Ese es el significado de la pobreza en las circunstancias actuales. Las familias, incluso, tienen que vender a sus hijas (matrimonios infantiles) y sus riñones porque tienen que alimentar a otros miembros de la familia. Ese es el significado de la pobreza.

Los talibanes son los mismos que hace 20 años. Es muy difícil cuando vives en un país donde tu vida privada depende de las reglas que ellos imponen. Eso es lo que ocurre hoy en Afganistán.

¿Cómo definiría a las mujeres afganas?

Las mujeres que aún viven en Afganistán son muy valientes. En el pasado, cuando los talibanes estaban en el poder y prohibieron por primera vez que las niñas fueran a la escuela, las mujeres crearon escuelas clandestinas para educarlas. Pero en aquella época, no salían a la calle para exigir sus derechos. Sin embargo, hoy las mujeres sí salen a protestar, lo cual es muy difícil y peligroso para ellas. Nadie se imagina protestando bajo el régimen talibán porque pueden detenerte, torturarte, hacerte desaparecer o matarte y cuando la comunidad internacional exige saber qué pasó con las mujeres detenidas, los talibanes lo niegan. Los talibanes no asumen la responsabilidad porque, si lo hicieran, la comunidad internacional les exigiría que liberaran a las mujeres. Por eso es que me preocupa que la comunidad internacional reconozca al régimen Talibán.

¿Qué futuro le espera a una niña que nace hoy día en Afganistán?

Me preocupa mucho que se fuerce a las niñas a casarse. Antes de los talibanes ya veíamos algunos casos de matrimonios infantiles, pero las familias se asustaban por las normas y trataban de ocultarlo. Desgraciadamente, hoy, debido a la pobreza, tengo mucho miedo de que el número de casos aumente. Algunas familias venden a sus hijas debido a la extrema pobreza. También me preocupa que las niñas dejen de recibir educación. La educación es lo más importante si una sociedad quiere estar al día, ser moderna y libre. Incluso si los talibanes abren las escuelas secundarias para las niñas, las familias tendrán mucho miedo de enviarlas a la escuela porque temen que les pase algo. Como he dicho antes, los talibanes tienen un comportamiento muy imprevisible.

¿Qué mensaje le enviarías a la Alta Comisionada de los Derechos Humanos para la ONU, Michelle Bachelet?

Mi principal preocupación es que las mujeres afganas sean olvidadas. Me gustaría pedirle que no olviden a las mujeres afganas porque han vivido momentos difíciles en toda su vida. Todas las mujeres tienen diferentes historias trágicas. Tengo mucho miedo de que llegue un momento en que la comunidad internacional se olvide de las mujeres afganas.