Su carrera partió hace más de 20 años haciendo notas en un canal regional de Concepción, luego estuvo en S.Q.P. y desde hace cuatro años se dedica solo al humor. A punto de cumplir 44 años está en otra etapa, tratando de dejar atrás sus años "irreverentes", en los que tenía personajes como Bryan Tulio, su tía Marta Méndez, el modelo Luis Pinto o se sacaba el traje de baño en el tradicional chapuzón de Viña del Mar como rey del certamen.
"Soy un hombre serio, tengo responsabilidades y no un bohemio como se imaginan", dice. Todos los días se despierta a las 5:30 de la mañana, a las 6:20 está leyendo los diarios para a las 7 estar al aire en la radio 40 Principales conduciendo La ducha. Vuelve a las 18 horas a conducir Pongámonos serios. Y de jueves a domingo viaja por Chile con su stand-up comedy.
Los últimos seis meses han sido clave en su carrera: en enero se presentó en el Festival del Huaso de Olmué marcando el peak de sintonía de la noche inaugural. Su frase: "Están matando a un hueón", pasó a formar parte de la jerga popular. En noviembre recibió el Premio Nacional de Humor, que entrega el Instituto de Estudios Humorísticos de la UDP y hace un mes, junto a otros cuatro comediantes, llenó el Movistar con 12 mil personas. Él fue el encargado de cerrar el show.
¿Estás en el peak de tu carrera?
Sí, pero desde hace muchos años. Siempre he creído que lo que hago está bien, soy bien seguro. Cuando trabajaba en la TV y me despedían, yo pensaba: "Qué injusticia. Soy tan bueno, pero no me entienden". Es cierto, hoy el Mori se llena, hace un año iba la mitad del público, el anterior un cuarto y antes estaba en un bar donde había menos personas. Y la sensación para mí es la misma, es igual de divertido. Este es un trabajo como el de cualquiera.
¿Te va mejor que cuando trabajas en la TV?
Sí, gano más. Pero no me importa. La camioneta que me compré me la robaron. Ahí me di cuenta de que lo material no me importa.
Estás en la radio más de 4 horas al aire y trabajas todos los fines de semana, ¿en qué momento descansas?
Acabo de dejar los shows de lunes a miércoles, era mucho. Ahora solo trabajo de jueves a domingo, pero es solo un rato y hago algo divertido, hay gente que trabaja en un supermercado o retail muchas más horas sin recibir aplausos. En el escenario estoy solo, pero tengo un equipo que me ayuda.
¿Felipe Avello tiene "staff"?
Sí, tuve que hacerlo. Un mánager ve mi agenda, un productor técnico me ayuda con los shows y a organizar mi vida, y alguien se encarga de los efectos especiales arriba del escenario. También tengo un contador y mi ex señora me ayuda con el vestuario y el maquillaje.
¿Es posible hablar en serio con Felipe Avello?
Siempre hablo en serio. Me agotan las personas que hablan en broma. Tengo buen sentido del humor, pero no soy chacotero ni me tomo la vida con liviandad. La ironía es cansadora y la encuentro falta de respeto con el interlocutor. Muchos piensan que yo soy así. Pero yo trabajo como comediante y lo hago en serio.
Pero qué hay de cierto en lo que cuentas: dices que vienes de una familia pobre de Lota o que estudiaste en la Universidad de Chile y ambas son falsas.
Son bromas y juego con los estereotipos en los que caen los periodistas. Creer que alguien de regiones es de esfuerzo, son clichés. Y yo a la hora de hacer rutinas de humor echo mano a eso. No toda la gente de regiones es pobre y aspira llegar a Santiago con una "maleta llena de sueños". Yo viví en Lota hasta los 8 años, jamás pasé hambre y estudié en la Universidad del Desarrollo de Concepción y también bromeo con eso. Me di cuenta de que hay una discriminación entre universidad tradicionales y las privadas. Insisto: jugar con los clichés.
Subes fotos semidesnudo o fumando marihuana, ¿tienes pudor?
Yo sí soy desinhibido, pero tengo pudor por los demás. Me da pudor hablar de mi vida amorosa y de mi familia, a ellos no los expongo.
¿Hay penas en la vida de Felipe Avello?
Sí, la muerte de mi hermano menor José Antonio, quien murió a los 30 en un accidente de autos en 2010. Yo estaba en S.Q.P. y tenía que hacer el personaje divertido, tuve el temor que la gente me considera frío, que a las dos semanas de la muerte de mi hermano estuviera haciendo una payasada, pero era una vía de escape. Reír para que pasara la pena. ¿Votas?
Sí, desde los 18 y siempre por la izquierda. Soy militante de Revolución Democrática, no tengo una participación activa, pero sí me identifica. Voté por Guillier y antes por Marco Enríquez-Ominami.
Si pudieras darle un consejo a Sebastián Piñera, ¿cuál sería?
Más equilibrio. No entiendo cómo habló en contra del nepotismo y designó a su hermano. También me gustaría que tuviera más conciencia social.
¿Tú tienes conciencia social, qué buscas transmitir?
Estoy en contra de la desigualdad que hay en Chile, pero en la rutina no voy a decir: Chile debería ser más igualitario. No lo haría, no es divertido. Ese mismo mensaje lo transmito de una manera más ingeniosa.
Recorres Chile, estás en la radio, ¿lo próximo es Viña del Mar?
No creo. Me da lata que los programas el día antes y después estén hablando de mí y de la rutina. Lleno igual los locales, no necesito ni la plataforma, ni las lucas. La gaviota de oro no me quita el sueño, me gustaría más ir de jurado folclórico o internacionalizar mi carrera. No como los cantantes, sino para probar si mi humor funciona en otros países.
Desde que debutaste en Concepción, han pasado 20 años…
Es impactante. Cuando digo: me salió bien el show, me digo a mí mismo, pero obvio si llevas 20 años en esto. He evolucionado, no ha sido monótono, ahora estoy con una propuesta de humor blanco.
¿Cómo?, ¿ya no eres sarcástico?
Ahora estoy apuntando al humor blanco. Antes era más irónico, más oscuro. Hoy no recurro al doble sentido, no hablo de temáticas que hieran a nadie. Me di cuenta que los comediantes cada día hablan más de ellos mismos y eso ya no era novedoso. Pero la actualidad quedó en manos de gente que no era ingeniosa. Y yo me la volví a "apropiar", pero de forma blanca.
¿Maduró Avello que quiere ser blanco?
La vida es tan oscura, que para qué tanto humor negro.