Las medidas de distanciamiento social han afectado muchas –sino todas– nuestras rutinas, desde lo laboral, hasta lo cotidiano. Pero a la vez nos ha entregado una oportunidad para mirar con perspectiva nuestras vidas y replantearnos aquello que es realmente importante para nosotros. "Este es un momento de introspección y podemos encontrar equilibrio emocional", explica la psicóloga y coach Emilou Marguirott. "Podemos aprovechar este tiempo para cultivar nuestro propio balance y para eso es muy importante preguntarnos si nuestra intención en la vida está realmente alineada con nuestros valores".
Precisamente esa es la propuesta del Ikigai. Este concepto de la filosofía japonesa tuvo origen en la región de Okinawa –una de las regiones azules del mundo que concentra la mayor cantidad de personas centenarias en su población– y literalmente significa razón de ser. Es decir, Ikigai implica encontrar el propósito en nuestras vidas, o aquello que nos hace levantarnos cada mañana. "Es el sentido o el valor de mi existencia", explica Fumie Sato, profesora del Instituto Cultural Chileno Japonés. La especialista explica que este concepto se compone de dos palabras en el idioma nipón: ikiru que significa vivir y gai que se traduce como sentido.
En el libro Ikigai, El secreto japonés para una vida larga y feliz, sus autores Héctor García and Francesc Miralles explican que esta idea engloba cuatro dimensiones –pasión, vocación, profesión y misión– y, a su vez, plantea cuatro preguntas que debemos responder para descubrir cuál es nuestro propósito vital: ¿qué es lo que amas hacer? ¿Qué es lo que el mundo necesita de ti? ¿Para qué eres realmente bueno? ¿Con qué actividad ganas tu sustento? La idea es ir contestando una a una estas interrogantes de la forma más honesta posible. Sin dejar que los prejuicios interfieran en nuestra visión de las cosas. A partir de la convergencia de esos cuatro ámbitos es que podremos generar una idea de cuál es nuestro Ikigai o propósito vital.
Pero esta noción de un objetivo en la vida no es exclusiva para los habitantes de la región de Okinawa, ni para los centenarios. Todos podemos beneficiarnos de indagar en nuestro mundo interno y descifrar cuál es nuestro Ikigai. "Conocer nuestro propósito nos hace ser más resilientes, nos ayuda a sobreponernos a los dolores o a las dificultades que puedan ser inevitables en la vida", explica Emilou Marguirott. "La psicología positiva también recoge esta idea de que la felicidad la encontramos cuando hay un compromiso detrás de nuestras acciones. Si creemos que la felicidad está solo en realizar una actividad lucrativa por ejemplo, es como perseguir una zanahoria que nunca se alcanza".
La psicóloga agrega que la intención profunda que tenemos al hacer las cosas tiene una gran influencia en el resultado y que por eso es muy importante darnos el tiempo, sobre todo en un momento como el que vivimos, para alinear nuestros valores con todo aquello que hacemos tal como lo sugiere el Ikigai. "Esta pandemia puede ser un catalizador poderoso. No para tomar decisiones a tontas y a locas como una reacción, pero sí para procesarlo y reencontrarse con uno mismo. Para poder ver cuál es tu camino", explica. "Eso también es escoger no cerrar los ojos a lo que está pasando y a despertar para ser mejores y más felices".