Paula 1245. Sábado 10 de febrero de 2018. Especial Amor.

Dividir los gastos por igual

Pros: Los gastos mensuales se dividen en dos.  Hay equidad y está la posibilidad de ahorrar de forma independiente. Frente a una separación, cada uno estaría protegido.

Contras: No siempre los sueldos son iguales, y se puede generar una tensión en el que menos gana. No necesariamente se develan su patrimonio, lo que disminuye la transparencia. Dejan de aprovechar los beneficios comerciales de consolidar todo.

La experiencia: "Arriendo, cuentas, salidas e, incluso, el parto. Todo es 50%. Cada 15 días revisamos los movimientos y nos transferimos. En tiempos de vacas flacas, nos hemos prestado entre nosotros, pero siempre nos pagamos. Las cuentas claras conservan el matrimonio". Catalina Arcaya, 27, ingeniera comercial, 2 años de matrimonio.

Arancel diferenciado

Pros: Se aportan los ingresos a una cuenta en común, pero son proporcionales al sueldo. Ambos sienten que contribuyen monetariamente a la familia. Los ahorros pueden ser conjuntos o individuales.

Contras: Uno de los dos puede tomar una mala decisión de inversión que perjudique a la familia.

La experiencia: "Depositamos un fondo común a una cuenta bipersonal y, desde ahí, pagamos todo lo de la casa. Para viajes u otros extras, le ponemos más. Así tenemos proyectos conjuntos, pero cada uno maneja sus ahorros y puede darse los gustos que quiera". Bárbara Kunz, 33, periodista, 7 años de matrimonio.

100% compartido

Pros: Ambos sueldos se aportan íntegramente a una cuenta bipersonal desde donde se paga todo. Hay transparencia en los gastos y un monitoreo por ambas partes. La inversión es conjunta y se aprovechan los beneficios bancarios.

Contras: No hay un ahorro individual y, en caso de una separación, una de las partes podría estar en desventaja.

La experiencia: "Tenemos una 'mesada' para los gastos personales y el resto del sueldo lo depositamos en una cuenta. Usamos la tarjeta de crédito bipersonal para todo: supermercado, restoranes, contribuciones, etc, que pagamos una vez al mes. Así evitamos intereses y acumulamos puntos. Nunca tenemos que hablar de cuánto puso cada uno y el ahorro es siempre para un fin común". Rodrigo Hirigoyen, 32, piloto, 6 años de matrimonio.

¿Cómo lo hace un matrimonio de economistas?

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Pablo Correa (41), economista y magíster en Economía Aplicada de la UC, ex economista jefe del Banco Santander y fundador de la consultora Denk y Constanza Forascepi (38),  economista senior de la Asociación Isapres de Chile.[/caption]

"Hace 10 años, cuando nos casamos, acordamos la fórmula, que hasta ahora nos ha funcionado. De forma proporcional al sueldo, cada uno se hace cargo de ciertos gastos. Así, por ejemplo, mientras yo pago dividendo y colegios, mi señora se hace cargo del supermercado y todos los gastos de nuestras hijas de 7 y 8 años. Así, cada cual tiene sus responsabilidades y no hay espacios para las comparaciones. Tenemos nuestras propias cuentas corrientes y, si bien sabemos que podríamos consolidar todo en una sola tarjeta de crédito y acumular kilómetros, creemos que el beneficio de la independencia económica de ambos es mayor. Ahorramos en la medida de lo que puede y, cuando tenemos proyectos familiares importantes, cada uno pone lo que estima de sus ahorros al servicio de la casa. Pero hay una propiedad personal que, como economistas, ambos valoramos mucho".

Cuatro consejos para ordenar las cuentas familiares

Natalia Navas, Gerente de la Consultora Instituto Ciencias de la Familia de la Universidad de los Andes y creadora del programa Ahorrando por un sueño, de la misma universidad, entrega estos consejos para evitar pelear por plata:

1. Que alguien se haga cargo de la administración familiar, tal como si fuera una empresa.

2. Que el responsable de las "arcas" sea quien tenga más habilidades y tiempo para hacerlo.

3. Calcular el ingreso líquido familiar. Esto es el sueldo líquido de ambos, menos el gasto en vivienda. El diferencial es el monto con que se cuenta, así ambos tienen claridad sobre la cuenta corriente familiar.

4. La pelease no se originan por el pago de las obligaciones como vivienda o educación, sino por los extras. Antes de comprar algo, hacerse estas cuatro preguntas considerando el presupuesto familiar: a) ¿Lo necesitamos? b) ¿Es prioritario? c) ¿Si lo podemos pagar? (que es diferente a comprar con crédito) d) ¿Hay otras alternativas?

*Para este artículo se entrevistó a Erwin Hansen, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, y a Natalia Navas, del Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad de Los Andes y creadora del programa Ahorrando por un Sueño, de la misma universidad.