Líneas telefónicas de autoayuda y carteles con mensajes positivos que casi recuerdan a una tarjeta Hallmark ocupan ahora los pasillos de varios de los accesos del Costanera Center; nuevas altísimas barreras de vidrio se añadieron a las barandas originales de del enorme mall en Providencia hace pocos meses. No fue parte de la decoración navideña, ni de la de verano, ni mucho menos de la vuelta a clases. Todos estos elementos son parte de las medidas de seguridad que el mall ha decidido implementar luego de que, durante 2022, sus balcones y pasillos interiores fueran el escenario elegido por varios suicidas para saltar.
Según cifras de la ONU durante lo que llevamos de 2023 el número de suicidios a nivel mundial ha disminuido. Salvo por una región del planeta en la que no se replica esta tendencia: América.
En Chile, la realidad no es mucho más alentadora ni se aleja de las tendencias regionales. Según datos entregados por el Minsal, se estima que en nuestro país anualmente casi dos mil personas terminan con su vida y, por cada una de ellas, 20 más realizan algún intento de suicidio. Estas cifras nos posicionan como uno de los miembros de la OCDE con la tasa más alta de muertes auto inflingidas entre todos los países participantes.
Además de lo destructiva que puede llegar a ser la decisión del suicida para su núcleo cercano y quienes lo sobreviven, el efecto es aún más devastador cuando se trata de un suceso público. Como muchos de los suicidios que ocurrieron en espacios abiertos y altamente transitados como estaciones de Metro e incluso centros comerciales durante 2022. Y quizás son esos casos —que han sido recurrentes en los últimos meses en Santiago— sumados a las alarmantes cifras, las que han movido a las autoridades tanto públicas como privadas a la acción. Teresa Abusleme, socióloga y Directora de Estudios Fundación ProCultura está a cargo de la coordinación de un programa impulsado por el GORE de la Región Metropolitana, que reúne a distintas fundaciones para abordar el tema de suicidio desde la base: la prevención.
Teresa explica que, si bien el suicidio ha estado presente desde siempre en la sociedad, en el último año se ha registrado un aumento importante tanto de los suicidios consumados como de los intentos de suicidio. “Este aumento no responde únicamente a una situación de salud mental o a una enfermedad”, comenta. “Principalmente responde a un problema social. Las personas, independiente de su edad o condición, pueden sentirse solas, sentir que no tienen a quien acudir, no encuentran una salida o contención de otros ante un dolor profundo y permanente”, aclara.
Y es precisamente, dada la diversidad de causas y motivaciones que la misma Teresa identifica detrás de una ideación suicida, que el proyecto Quédate se estructura sobre la base del trabajo conjunto con otras seis organizaciones además de ProCultura: Fundación Círculo Polar, Fundación Katty Summer, Fundación Míranos, Fundación para la confianza, Fundación Todo Mejora y Fundación José Ignacio. Cada una de ellas aborda desde una perspectiva particular —infantil, trastornos de personalidad, adolescentes, adultos mayores— una problemática que es transversal a todos los grupos de la población, el suicidio.
El objetivo del programa Quédate, según explica Teresa Abusleme es funcionar como una especie de punto de partida para entregar orientación y sensibilizar a las personas en relación al suicidio. “Hablar de suicidio es la mejor forma de prevenirlo, pero hay que hacerlo con responsabilidad”, comenta. Quédate, es un programa que generará estrategias comunales de prevención del suicidio y sensibilizará a la sociedad en torno al tema haciendo parte a los medios de comunicación, para que la conversación se haga de manera responsable y contribuyan a la prevención. Pero, además, establecerá una red multisectorial que facilitará la articulación entre todos los actores sociales: brindará información y contención on line a través de un chat ligado a la línea de prevención de suicidio del ministerio de salud.
Nicolás Fernandez, psicólogo clinico y fundador @Unpsicocentro explica que, precisamente, como se propone en el programa Quédate, uno de los pilares del apoyo para quién se encuentra pasando por un momento de ideación suicida es que exista una instancia de comunicación honesta y abierta. “En mi experiencia, cuando la comunidad y el entorno más cercano pueden abrir el espacio a que la persona que está teniendo estas ideas y conductas pueda hablarlo, pueda sentirse acompañada, entendida, contenida y escuchada, se reduce mucho la posibilidad de un intento suicida”, comenta. Agrega que, un segundo punto relevante son las formas en las que una persona puede recibir ayuda y explica que esos formatos pueden ir variando. “Hoy hay varias plataformas que pueden tener distintas necesidades para el acceso”, comenta. Explica que, dependiendo de las limitaciones y preferencias de cada persona, diferentes medios serán más idóneos que otros. “Por ejemplo, una llamada en el caso de una línea telefónica para alguien que no se maneja con el computador o celular. Pero también herramientas de videollamada para quienes si lo hacen”, explica. “Lo importante es pensar en cómo una persona que necesita ayuda urgente pueda tener lo más rápido posible esa ayuda que necesita. Ahí la tecnología creo que siempre puede adaptarse a las necesidades etarias de cada persona”.
Bajo este mismo paradigma Nicolás explica que las líneas o chats de ayuda que ofrecen distintas instituciones en nuestro país y en el extranjero —y que también son parte del nuevo programa Quédate— son una poderosa herramienta para combatir el suicidio. “Son importantísimas. En la ideación y conducta suicida pueden ocurrir muchas crisis y puede que esta crisis no se de en una sesión de terapia o en un lugar seguro por ejemplo”, comenta el psicólogo. Es por esto que si una persona enfrenta una crisis en medio de la noche, (cuando suelen ganar fuerza los pensamientos más rumiantes) una línea de ayuda telefónica, de videollamada o de chat puede generar una intervención que salve una vida. “La contención y escucha en esos momentos son fundamentales”, explica Nicolás.
Y si bien la experiencia con el suicidio es individual y personal la invitación a recurrir a los canales de ayuda que se han abierto es para todos. Nicolás explica que la propuesta para cualquiera con ideación suicida es pedir ayuda, a redes cercanas, a instituciones como el colegio o centros de salud, a amigos y amigas, a familiares. “Que de alguna manera su entorno sepa que esto está pasando”, comenta. Teresa confirma que uno de los objetivos detrás de Quédate es ser uno de esos espacios a los que la gente pueda llegar. “Este programa es una invitación a que las personas se queden con nosotros, porque creemos que juntos, como comunidad, podemos encontrar una buena solución”.