“Los hombres querrán enseñarte cosas. No por eso son más listos. Déjalos hablar y luego tú haz lo que te dé la gana”. Con esa frase que le dice una madre a su hija de ocho años, parte Gambito de Dama, la nueva serie éxito de Netflix. Beth Harmon es esa niña que en el primer capítulo queda huérfana tras del suicidio de su madre y se va a un orfanato donde conoce el ajedrez. La serie recorre su vida hasta los 22 años, tiempo en el que se transforma en una mujer prodigio de este deporte y lucha por convertirse en la mejor ajedrecista del mundo.

Estrenada el 23 de octubre, ya ha recibido decenas de elogios por parte de los críticos de ficción. Uno de ellos, el español Leontxo García, quien además es un periodista especializado en ajedrez y la destacó en una columna de el diario El País, indicando que se trata de una serie que habla de ajedrez, sin machismo. “Sus autores merecen un aplauso porque la serie es buena y, sobre todo, por eludir una conexión facilona y falsa: nadie discrimina a la protagonista por ser mujer en un mundo de hombres”, escribió. Cuenta que para confirmar su percepción contactó a Judit Polgar, la menor de tres hermanas que revolucionaron el ajedrez entre 1988 y 2014 y la única mujer que ha estado entre los diez mejores del mundo en 15 siglos de historia de ese deporte.

“En la serie no veo machismo. A Beth no la atacan ni critican por su sexo. Eso es muy interesante y gratificante, porque lo fácil hubiera sido recurrir a ese tópico para llamar la atención”, le respondió Judit Polgar a García, quien además cuenta que le preguntó si cree que el ajedrez sigue siendo muy machista. “Conmigo, no, todo el mundo me respeta. Y creo que lo mismo ocurre con Yifán Hou –china, única mujer entre los cien mejores del mundo actualmente– aunque sus resultados no hayan sido tan brillantes como los míos. También es cierto que la situación ha mejorado mucho desde los años ochenta y noventa”.

Y es en el dato de la jugadora china donde está el punto. Cuando leemos que existe solo una mujer entre cien hombres, el machismo se evidencia. Y no se trata de que los jugadores ataquen o menosprecien a sus compañeras mujeres –eso sería un machismo indiscutible–, sino que tiene que ver con que el ajedrez es un deporte que, por alguna razón, se le ha negado a las mujeres. El mismo García lo comenta en su columna más abajo: “Beth es una rara mujer en un mundo de hombres; en los años sesenta, la proporción era de una jugadora femenina por cada 15 o 20 masculinos porque —todavía mucho más que ahora— un juego de ajedrez era un regalo para niños, no para niñas, en casi todos los países del mundo”.

Así lo vivió Rosario Izquierdo (28). Cuenta que no es ajedrecista ni profesional, pero desde pequeña le llamó la atención el ajedrez. “En los deportes generalmente se hace una diferencia entre hombres y mujeres por un tema biológico, pero lo que pasa con el ajedrez es especial porque no es un deporte físico y por lo tanto llama la atención que existan divisiones”, dice. Cuenta además que en su colegio –que era de hombres y mujeres separado– existía la extraprogramática de ajedrez, pero era solo para los hombres. “Pese a que era un juego que me apasionaba, lo olvidé por muchos años por no ser una opción para mí y no conocer a nadie más que le gustara y con quien poder jugar”, agrega. Incluso cuenta una anécdota que le ocurrió cuando abrieron el Mall Sport. “Había un ajedrez grande, yo debo haber tenido unos 12 años y me acerqué a la persona que estaba a cargo y le dije que quería jugar. Me dijo que ningún problema, pero que me consiguiera a otra niñita para jugar”.

Así estuvo lejos de su pasión por un largo tiempo, hasta que hace dos años le llegó el dato de que necesitaban a una persona que hiciera un reemplazo en un taller de ajedrez en un colegio. Era para niñas y niños hasta sexto básico. Postuló y quedó. Cuenta que casi todos los alumnos eran hombres."También me di cuenta de que la mayoría de los niños que estaban en el taller era porque tenían algún familiar, ya sea sus padres o sus abuelos que jugaban y que los habían incentivado. Sin embargo las niñas no, las que estaban en el taller no tenían una razón clara para haberlo elegido, ni menos conocían a otra mujer que practicara este deporte", dice y reflexiona sobre los referentes. “Nunca ha habido una campeona mundial de ajedrez, pero sí han habido mujeres de muy buen nivel. Cuando niña me preguntaba si esto era porque las mujeres no tenemos la misma capacidad mental que los hombres. Hay distintos estudios y teorías, pero no pareciera haber evidencia de que las mujeres no son tan buenas como los hombres por una “inferioridad mental”, sino que tiene que ver más con causas culturales y sociales”, dice.

Causas que a Rocío no le permitieron ver el ajedrez como una opción en su vida, aunque la apasionara. Por eso ahora, cuando supo de la serie Gambito de Dama, corrió a verla. “Me gustó porque incluso siendo un personaje de ficción, me parece excelente que haya referentes femeninos en este deporte. Así, y a diferencia de lo que me pasó a mí, una niña puede entender que una mujer sí se puede dedicar a este deporte”, dice.