Gaspar Romo, etólogo de gatos
Hace casi 7 años me dedico a la etología y, más específicamente, a trabajar con gatos. Como en Chile no existen las especialidades veterinarias de manera formal, lo que he hecho ha sido formarme a través de cursos y diplomados. A pesar de que los gatos son la mascota más popular en nuestro país porque se adaptan bien al ritmo de vida rápida que la mayoría de las familias chilenas tiene, la demanda por servicios de etología clínica felina sigue siendo menor que en perros.
A mí me gusta trabajar con gatos por una preferencia personal. Creo que la gente se identifica mucho con los perros o los gatos como si fueran dos polos incompatibles, pero no necesariamente es así. Yo siento una cercanía y un vínculo más fuerte con los gatos, y la forma en la que se trabaja con ellos es distinta.
En los gatos el principal motivo de consulta es cuando hay problemas de comportamiento. A diferencia de lo que ocurre con los perros, en estos casos el objetivo no es el adiestramiento propiamente tal sino que corregir alguna alteración de la conducta y para eso es muy importante la forma en la que se relaciona el tutor con su mascota. Si bien las técnicas de obediencia ayudan y son útiles para algunas cosas, cuando se trata de gatos, no son la solución al problema. Si un gato es agresivo o si no usa su caja de arena, no sacas nada con enseñarle a sentarse o a dar la pata.
Generalmente cuando los gatos presentan alteraciones de conducta o simplemente no se portan bien, la causa es el estrés. El gato es un animal muy sensible a los cambios y con mucho apego por su espacio físico y social. Muchas veces los cuidadores no saben que cosas simples como cambiar los muebles de lugar o que llegue alguien nuevo a la casa es una situación que le genera mucha tensión a la mascota y que puede gatillar alteraciones o problemas de comportamiento.
Uno de los problemas que presentan comúnmente los gatos y lo que más me toca trabajar a mí con mis pacientes, es la cohabitación. Muchas personas tienen la noción de que adoptar un gato nuevo es una buena idea para que le haga compañía a la mascota que ya tienen. Pero el gato no es un animal tan sociable como el perro porque evolutivamente viene de una especia más solitaria. Además, como el gato es muy sensible a los cambios no es recomendable que se incorpore a otro gato en un mismo espacio de golpe. Eso genera mucho estrés en ambos animales y puede dar paso a agresión u otros problemas como eliminación inadecuada, marcaje excesivo o que los gatos se vuelvan muy tímidos o asustadizos.
Existen varias estrategias que se pueden utilizar para que los gatos se acostumbren a la presencia del otro de manera paulatina y aprendan a convivir sin ansiedad y sin tensión. Para eso hay que presentarlos de a poco y dejar que se acostumbren el uno al otro. La interacción entre ambos se refuerza con premios o juego para que entiendan que se trata de una experiencia positiva.
Creo que mi fascinación por los gatos partió de niño porque tuvimos varios gatos de mascota. Hasta hace algunos años no existía la conciencia que tenemos ahora sobre tenencia responsable y era común que si una mascota se desaparecía por un tiempo o dejaba de volver a la casa se daba por perdida. Tampoco estaba instaurada la idea de que se debe esterilizar a las mascotas entonces muchas veces los gatos peleaban entre ellos por una hembra en celo, se enfermaban o simplemente se iban. En esa época me acuerdo que el gato que más nos duró en mi casa vivió tres años y eso se consideraba harto. Ahora el gato que vive conmigo nació con nosotros y este año cumple 13. Hoy la gente sabe que los animales requieren de cuidados y que, tal como los perros necesitan paseos, los gatos también necesitan de otro tipo de atenciones como juegos diarios y desafíos.
Una idea que recomiendo mucho a mis pacientes es que aprovechen la comida como una forma de estimular a sus gatos y entretenerlos. El gato es una especie cazadora y por eso la comida en el plato les parece poco atractiva. Para ellos es mucho más interesante y desafiante tener que buscar su alimento si se esconde entre los muebles de la casa o si se guarda dentro de envases o cajas. No es necesario comprar juguetes especiales para esto sino que pueden utilizarse materiales de desecho como botellas o tubos de cartón. Siempre considerando que el nivel de dificultad debe ir aumentando de forma gradual porque la idea no es frustrar al animal sino que crear un ambiente más estimulante y entretenido.
Gaspar Romo (32) es médico veterinario y se ha especializado en etología clínica felina. Contacto: gaspar.romo@gmail.com
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.